Casa de América. Madrid, 24 octubre de 2010
Ir a ver un concierto de Jonathan Richman es sinónimo de pasar un rato en compañía de alguien que te va a hacer pasar un rato agradable, alguien que durante poco más de una hora (al parecer venía muy cansado por el viaje), te hará cantar y te levantará del suelo-parquet del auditorio de la Casa de América.
Aunque ya sepas de qué va, y que puede ofrecer, aunque sepas que no tacará esa canción tantas veces escuchada y tarareada, aunque en los últimos años de un poco más de importancia a su lado “cómico” y nos deleite con sus bailecitos, en un afán de sacar los vítores fáciles de un público, que al igual que un servidor, ya le da igual lo que haga o deje de hacer el bueno de Richman.
En este caso, el repertorio se centró en su disco más reciente “¿A qué venimos sino a caer?”, el cual se mete de lleno con temas cantados en español, italiano o francés.
Canciones como “Vampiresa mujer”, tocada de las primeras, dejaba claro que sería otra noche de ahondar en esos recientes “éxitos” que tanta simpatía han suscitado a una parte del público que asiste ahora a sus conciertos. En detrimento nos quedamos sin la mayoría de clásicos de sus inicios, por decirlo de alguna manera. No obstante calló alguna joya como “Egyptian Reggae”, por poner un ejemplo.
Su inseparable percusionista Tommy Lark, acompañaba con su siempre elegancia y sobriedad las evoluciones de Jonathan, separando pocas veces la vista de la batería, para observar de cuando en cuando e incluso sonreír algunos de los comentarios que se hacían entre ellos. “Es como el pan”, “Celestial”, “Cosi Veloce”, de su último largo y para acabar, dejó que la gente eligiera canción, que ante tan basto repertorio volvió a elegir otra cantada en nuestra lengua “Yo tengo una novia”.
Acto y seguido, saludó, cogió la guitarra, la guardó en el estuche y se fue por donde vino, recorriendo la sala hasta llegar al camerino en el lado opuesto al escenario, bajo la atenta mirada de todos sus fans, ya conocedores de sus métodos, sabiendo que una vez que enfunda su instrumento la fiesta se puede dar por acabada y toca viajar a la siguiente ciudad, no sabemos si tan cansado como la pasada noche en Madrid, lo que si se puede contar con seguridad es que allí por donde pase este trovador, lo dará todo y hará que te olvides de problemas durante un tiempo.
Antes, haciendo de telonero, pudimos ver al cantautor argentino Siro Bercetche. Presentaba las canciones de su último disco "Doido" y anteriores como “Música Simple Para Gente Complicada”.
Al igual que Richman, salió a escena solamente acompañado por un percusionista, el cual comentó que fue ex batería de OBK y ¿Azúcar Moreno?, o eso creí entender.
Con unas letras delirantes y la combinación de sonido entre lo acústico y eléctrico, y con variedad de arreglos de guitarra hechos sobre la marcha, su propuesta no lleva a medias tintas, o te gusta o es completamente olvidable. Canciones, que de tan introspectivas e irónicas pueden llevar a pensar en tomadura de pelo más que en genialidad.
Texto y fotos: Alberto Vicente
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