45.000 personas se dieron cita en el recinto donostiarra de Anoeta para recibir a los irlandeses U2. Las localidades se encontraban agotadas desde el pasado mes de diciembre en el mismo momento en que salieron a la venta. Es un hecho, hace tiempo que se han convertido en una de esas bandas infalibles, innovando en cada nuevo espectáculo. En esta ocasión era el turno de ver cómo se las gastaban en directo con la gira 360º, que ya pasó el año pasado por nuestro país, concretamente por Barcelona.
Nada más acceder al estadio impresionaba la gigantesca garra circular que permitía ver al grupo desde cada punto del estadio. Nos situamos en un lateral muy cerca del escenario con los nervios propios de las grandes ocasiones.
A la hora señalada abrían la noche los neoyorquinos Interpol que presentaban disco homónimo, un trabajo recién salido del horno. Paul Banks en un perfecto castellano -fruto de su adolescencia en Madrid- nos daba la bienvenida para, a continuación, descargar su rock oscuro deudor de grupos como Joy Division. Lo cierto es que personalmente su actuación me pareció un poco sosa aunque salpicada con buenos temas como "Heinrich Maneuver" de su anterior disco, o "Lights" del nuevo con el que hicieron moverse a los asistentes al concierto. La baja de Carlos D. ha sido suplida con solvencia por el mítico Dave Pajo (Slint, Tortoise, Yeah Yeah Yeahs entre otros) al bajo. Sin duda su actuación fue un buen aperitivo para lo que vendría después.
Un reloj se desintegraba y con los acordes de "Space Oditty" de David Bowie, aparecían desafiantes los cuatro miembros de U2. Las pasarelas que rotaban por escenario hacían que los tuviéramos muy pero que muy cerca en algunos momentos.
Abrieron con un tema instrumental nuevo, seguido por "Beautiful Day" que desató la locura, en un estadio entregado desde el primer momento, la enlazaron con "I Will Follow" su primer éxito de su LP de debut. Mi mente retrocedió a los 80 cuando siendo un tierno infante la escuché en la banda sonora de "El último americano virgen" entonces me enganchó la melodía, por supuesto, no tenía ni idea de quien la tocaba. A día de hoy ese tema se mantiene tan fresco como el primer día, treinta años después de haber sido compuesto. Con "Get on yours Boots", uno de los temas más enérgicos de su ultimo disco, continuó la fiesta plagada de dinamismo, el que imprimen en el escenario los irlandeses. Los cuatro miembros moviéndose constantemente, los cuatro animando a su público. Puro espectáculo.
"Magnificent", supuso un pequeño bajón del que se recuperaron enseguida con "Misterious Ways" del maravilloso e irrepetible "Achtung Baby", seguida de "Elevation", uno de los éxitos de la ultima etapa del grupo. Una de las sorpresas de la noche fue "Until the End of the World", un tema oscuro que brilló como nunca. "I´m still haven´t found what i´m looking for", se convirtió en un Karaoke colectivo. No podía faltar "Spanish Eyes", una cara B de la época de "The Joshua Tree", sin duda el disco donde alcanzaron la cima de popularidad. Otra de las sorpresas de la noche fue "Mercy", un tema nuevo bastante bueno, donde Bono estuvo soberbio en la interpretación vocal.
Para "In a Little While", sacó a una fan del público que emocionada, vio un simulacro de conexión con una estación espacial. En "Miss Sarajevo", Bono se atrevió con las partes vocales que en el disco cantaba el desaparecido Luciano Pavarotti, arrancando una de las grandes ovaciones de la noche. "City of Blinding Lights", convirtió el escenario en una fiesta de luces cegadoras. Fiesta que continuó con "I´ll Go Grazy If I Don´t go Crazy Tonight ", con Larry Mullen Jr. paseándose con su timbal africano de un lado a otro, el final del tema tuvo un recordatorio para "Relax", de Frankie Goes To Hollywood.
No podía faltar la reivindicativa "Sunday Bloody Sunday", recibida como un autentico himno por los fans donostiarras. Tras ella, una canción de cuna irlandesa tiñó de verde el escenario. Un vídeo, donde un líder sudafricano hablaba de los derechos humanos, nos condujo al primer bis de la noche que fue "One".
Tras una pequeña intro instrumental, donde The Edge se lució de lo lindo, llegó "Where the Streets Have no Name". Para "Hold me, Thrill me, Kiss me", Bono se puso un traje con láser incorporados, se desprendió de él cuando el bajo de Adam Clayton nos anunciaba "With or Without You", en una interpretación que sigue emocionando a pesar de las millones de veces que la hemos oído.
Con "A Moment of Surrender", se despidieron y enfilaron los camerinos con la satisfacción del deber cumplido. Nosotros por nuestra parte nos marchamos con la sensación de haber vivido una noche especial y es que U2, todavía sigue consiguiendo eso en sus actuaciones.
Texto y Fotos: Jorge Bravo “El Gurú”