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“Por el Retrovisor, un Libro de Viajes” de Kike Turrón

Nos subimos al vehículo que ha publicado en forma de libro uno de los Kikes, en este caso Turrón. Le acompañamos en sus “relatos y retazos”, para disfrutar de sus gloriosas andanzas y de sus sinceras visiones. Pasamos el rato leyendo sus reflexiones. Nos divertimos, nos entretenemos con ellas y, lo más grande, nos sentimos participes de las mismas.

Le acompañamos en sus viajes, para recorrer algunos de los caminos más trillados –otros no tanto- por sendas que suenan a nuevas y, en ese camino, nos topamos de bruces con la realidad de algunos personajes maravillosos. Dueños de historias peculiares. Surrealistas unas, dignas de novela negra otras. Algunas directamente escalofriantes. Personajes que son actores principales de sus guiones. Escenarios conocidos, escenarios que desconocemos. Un mundo más allá de la cotidianeidad que se abre camino ante nosotros. Distintos fragmentos, distintas tramas. Pero todas ellas con un denominador común, cómo es el hecho de que siempre aportan algo. Una sonrisa, un pensamiento, una incógnita.

No será fácil viajar a su lado. Correremos riesgos, nos jugaremos la libertad y hasta la vida, pero sobre todo, disfrutaremos. Porque lo interesante de esta historia no será el destino, sino el viaje y lo que durante él ocurra. Conoceremos a delincuentes de buen corazón, buenos samaritanos de pasado más que dudoso, héroes de barrio -de los de toda la vida- y hasta, porque no decirlo, “alguna persona normal”. Nos encontraremos con amenazas, de esto y de lo otro. Veremos a la policía de cerca, en muchas ocasiones, demasiado cerca, tanto, que casi nos quemaremos por jugar con fuego. En otras circunstancias, solo intuiremos su presencia -lo que puede llegar a ser peor-. Y viajaremos y seguiremos viajando, incluso sin movernos del sitio -ya sabe el avispado lector a que tipo de viajes nos referimos-. A su lado, mientras miremos “Por el Retrovisor”, nos sentiremos libres. Y entre viaje y viaje, tendremos tiempo de volver a Hortaleza con el zurrón lleno de presentes para que los amigos también viajen, sin necesidad de moverse del barrio.

Pero el “trip” continúa y el Turrón nos hace un nuevo hueco en su mochila. Nos hace polizones en su historia. Nos descubre parajes que para el ciudadano de a pie son exóticos pero que, contados con franca cercanía, nos aproxima a escasos centímetros, a través de sus ojos. Porque el bueno de Kike ha decidido que ahora nos lo cuenta y no nos lo canta, cómo tantas veces ha hecho. Y además lo hace cómo ese amigo de toda la vida que acaba de venir de vacaciones y te explica, mientras apura una caña y un cigarro en el bar de toda la vida, lo bien que ha estado en la playa. Así nos lo cuenta él. Nosotros se lo agradecemos leyéndole y disfrutándole.

Y así nos enteramos de que hemos abandonamos la piel de toro y paseado por la ciudad del amor. Pero tranquilos, no es Romano en la Galia, ni extraño en tierra extraña. Allí le acompañamos nosotros inconscientemente. A la orilla del Sena, no está sólo nuestro Kerouac, en su particular “On the Road”. Viajamos con él, cómo si fuéramos parte de su “petate”. Pero este no es un viaje europeo, va mucho más allá. No solo de “ohlala parisino” malvive el hombre. También pasea palmito por Ámsterdam, y por Honduras, y por El Salvador, y por Nicaragua y por Guatemala, así hasta llegar a México… pero eso, eso es harina de otro costal. Son historias que un servidor no va a desgranar aquí. Porque entonces os contaría yo su historia y no él. Aquí de lo que se trata es que vosotros disfrutéis la aventura en primera persona.

Amigos y amigas –a modo de resumen- Kike Turrón ha decidido darse una vuelta por el mundo y ahora nos lo cuenta. Nos habla de sus experiencias, sus vivencias y anécdotas. Sus historias, movidas y sus reflexiones en primera persona, a través de un libro de viajes más que recomendable. Quizás por eso y porque eso, simple y llanamente, ya de por si es muy grande, deberías echarle un vistazo al mismo. No te dejará indiferente.

Si deseas comprar el libro, por tan sólo 5 €, puedes encargarlo a la siguiente dirección: putreak@wanadoo.es

Texto: Javier González