“Con el disco quiero mostrar que soy de verdad”
Hablar de Igor Paskual es hacerlo de uno de los tipos más sinceros e involucrados con su profesión que conocemos. Entre sus virtudes se encuentran la de ser un gran guitarrista, un tipo currante, afable, buen conversador, culto, apasionado, honesto. Si además, a todo eso, le añadimos la bondad que suele gastarse en cada uno de nuestros encuentros, la calidad de su persona se eleva hasta la exponencialidad. Fue líder de Babylon Chat, desde hace unos años es uno de fieles escuderos de Loquillo y actualmente se encuentra ultimando los detalles del que será su primer disco en solitario. Para la gente de “El Giradiscos” era una obligación mantener una charla con él. Por eso, con motivo de su última visita a nuestra ciudad, decidimos vernos para mantener un cara a cara y que nos hablara de sus proyectos más inmediatos. Un encuentro de lo más enriquecedor que ahora hacemos vuestro. Con todos ustedes Igor Paskual.
Hace tiempo que no hablamos contigo, al menos no largo y tendido, por lo que creemos que esta primera pregunta es obligatoria. ¿A que te has dedicado en estos últimos meses?
Este está siendo un año de cambio total. Es un momento en el que me siento en la lanzadera. Después de un año o año y medio incubando el proyecto, ahora estoy convencido de mis posibilidades. Este verano me he metido a grabar las nuevas canciones. Me siento fantástico, no sólo por mí reciente paternidad, sino porque también he vuelto a la Universidad a estudiar. Estoy escribiendo un montón de textos. Estoy justo donde quería estar hace unos años, diversificando. No sólo escribiendo y tocando para el Loco. Sino también sacando otras posibilidades que creo que tengo, cosas que por falta de tiempo o por mala distribución del mismo, antes no podía hacer. Ahora estoy empleando más los días que las noches. (Risas)
La verdad es que tenemos muchas ganas de poder escuchar tu trabajo, ¿Qué puedes adelantarnos del que será tu primer disco en solitario?
Quiero hacer un disco de doce canciones. Pretendo que esté editado a finales de este año o comienzos del próximo. Estoy cerrando tratos con una compañía. Si nada se tuerce tendremos disco. Será un gran momento.
Hemos tenido la oportunidad de ir escuchando algunas de tus nuevas composiciones a través de myspace y de los directos, aún así nos gustaría que fueses tú quien nos dijera, ¿A que suenan tus nuevas canciones?
Ahora estoy encontrando tres formas de hacer canciones. Una podríamos definirla cómo la rama del tipo “Bipolar”. Temas más lentos con cambios de acordes menos obvios. De vez en cuando logro que estas me salgan redondas. No he abandonado tampoco mí lado más country tipo, “Bebemos” o “Volver”. Temas que tienen cómo referente el country americano o el folk irlandés. Ahí me encuentro muy agusto. También habrá temas con riffs potentes, con loops del estilo de “El peor Novio del Mundo”. En definitiva el disco tendrá de todo, grandes baladas, grandes dramas. También tendrá la potencia del blues y ese lado “folkie”.
¿De qué hablan las nuevas canciones que has compuesto?
Pues lo nuevo que hago versa sobre lo mismo que hacía antes, sigo haciendo lo mismo que hace diez años “ponerme hasta el culo y arrepentirme”. Ahora también hago canciones de cariño, pero poco noñamente, que es lo habitual en este país.
Hablando del pasado. No crees que en cierta manera estás volviendo a unos cuantos años atrás. Me refiero a la época en que eras la cabeza visible de Babylon Chat. Ahora vuelves a un estudio, al frente de un nuevo proyecto. ¿Hay miedo escénico?
No hay miedo escénico porque he estado estos años en estudios, grabando maquetas o con el Loco. De hecho ahora me siento mucho más cómodo que cuando lo hacía con Babylon. Ten en cuenta que con ellos había poco presupuesto y poco tiempo de grabación. Ahora he podido desarrollar más tiempo en el estudio. No es una vuelta a empezar cómo cuando volví a cantar. Ahí si que sentía miedo porque hacía años que no utilizaba mí voz.
Te hemos visto en un par de directos. En ambos parapetado tras tu guitarra acústica. Por eso me asalta la duda. ¿Tienes pensado ya quién te acompañará en el estudio de grabación y en tus conciertos en directo?
En este aspecto tengo un pequeño problema. Cuando estaba en Babylon las canciones respondían a un mismo palo. Ahora necesito a alguien que toque bien rock, country…aún así tengo la línea definida. Para grabar voy a utilizar a quién necesite para cada canción. Por ejemplo, tengo claro que Jorge Otero, de Stormy Mondays, va a estar muy involucrado. También Alejandro Blanco que se va a ocupar de la batería y Ángel Miguel que se ocupará de las guitarras y de los bajos.
¿Dónde estás llevando a cabo el proceso de grabación del álbum?
Estoy grabando en Fase cuatro, un estudio muy experimental, me gusta cómo trabajan. No quiero grabar donde graba todo el mundo. Quiero tener mí identidad y no sonar cómo el resto. En Madrid ocurre que las grabaciones, giras, etc…prácticamente las hacen los mismos músicos. Es bueno buscar gente nueva para dar otro matiz, otra frescura, para que no todo sea homogéneo. Desde el respeto considero que los discos de Sabina o Antonio Vega, son todos iguales, los graban las mismas personas y a mí me resulta aburrido. Aún así corres riesgos, pero creo que es atrevido. Cómo cuando el Loco me llamó a mí para tocar, no porque me llamara a mí, si no porque no recurrió al típico “músico mercenario”, que todos sabemos cómo tocan y la pasión con la que lo hacen, es decir, cero. Él se la jugó y me parece un movimiento interesante. Ahí el Loco lo hizo de puta madre. No es extraño que mucha gente esté copiando ese movimiento.
Suponemos que en un proyecto que desde fuera parece que estás cuidando hasta el más mínimo detalle te habrás planteado mil y unas veces el tema de la producción del disco. ¿Quién se va a encargar de llevarla a cabo?
Voy a compartirla con Carlos Rodríguez porque son canciones que tengo muy trabajadas, muy vistas. No me hubiera importado haber trabajado con Jaime Stinus, pero era una manera de salirme del círculo. Con Jaime tengo mucha confianza, se cómo trabaja. Hubiera sido genial haber trabajado con él también, pero ya te digo quería probar cosas nuevas.
Estás girando por toda España sin tener un disco en el mercado. ¿Cómo está siendo la respuesta del público que va a los conciertos?
La verdad que el público genial. Nunca me había sentido tan poderoso en un escenario. Noto la atención que se me presta. A día de hoy hay mucho ruido, mucha oferta, por eso que alguien te preste su tiempo es algo enorme. En directo trato de seleccionar muy bien el orden. No quiero que en directo haya dos minutos de bajón, quiero que todo sea excelente. Creo que la aceptación está siendo muy buena.
Suponemos que el hecho de que la respuesta esté siendo positiva te animará aún más a editar el disco, aún así ¿Qué te parece la progresiva perdida de interés que genera en el público el formato disco?
Personalmente el formato disco me sigue gustando. Canciones con formato, medio y desarrollo. No sé cómo digiere la música alguien de quince años, pero sí como se hacía en mi generación. Es una cuestión de la educación musical que has recibido. Me sigue pareciendo valido el formato del disco, también me gusta el formato single. Esas canciones que se complementan entre si. Si tú conoces de mí solo una canción te vas a llevar una imagen muy parcial de lo que hago. Definir a un artista por un único single puede ser gratificante a priori, pero te pierdes mucho. Lo que sí es cierto es que los discos cómo tal no van a dar dinero. Aún así creo que tienen un gran valor.
Volviendo al nexo de unión entre tus canciones y el público. ¿Qué valoración haces del fenómeno Internet?
Un concierto cómo el que dí en “El Gatuperio”, si no es por la red no puede hacerse. No ha habido gran pegada de carteles, ni radios. Todo se ha hecho por Facebook, myspace y toda la red en general. Hay que aprovecharlo. Tú vas a cantar y la gente se sabe las canciones porque están en Youtube. Eso es tremendo, me parece muy bonito. No vamos a descubrir a nadie lo que es la red, es una ayuda tremenda. El único problema que le veo es la sobreinformación. Antes había un filtro que era la radio, pero ha desaparecido. Hay canales de videos a montones, publicaciones también hay bastantes, pero de que me sirve leer la entrevista de alguien a quién no voy a poder escuchar. Yo tampoco quiero ir a buscar a los grupos a su myspace para saber cómo suenan. Por otro lado ha desaparecido esa labor del azar de cuando tenías diez años y entrabas en el coche de tu padre, ponías la radio y saltaba esa canción que te cambiaba la vida. Existían pocos locutores que te hacían la función de ese amigo del que te fías, pero existían. Esa labor que durante un tiempo te hacía Juan de Pablos. Por eso ahora en Inglaterra y Estados Unidos se están vendiendo muchas revistas de música. Es curioso, pero hay mucha gente que no ordena cronológicamente a bandas cómo Led Zeppelin o Joy Division.
A parte de eso, en lo que personalmente coincidimos contigo nos hemos dado cuenta de que si descargas música de la red, en muchos casos, no llegas a escuchar los discos en su totalidad. Pueden pasar años hasta que escuches un disco entero.
Es cierto. Es curioso porque estuve viviendo con un compañero que tiene una cultura musical y cinematográfica que me barre. El tipo se bajaba mogollón de música, pues bien, llegaba un momento en que escuchábamos diez segundos de cada canción y cambiábamos diciendo “vaya mierda”, sin apenas escuchar. Finalmente nos comprometimos a no pasar las canciones, a comprar sólo lo que podíamos escuchar. Yo recuerdo que cuando tenía quince años escuchaba el disco de los New York Dolls entero, era un disco que me había costado mucho conseguirlo, lo disfrutaba. Ahora, sin embargo, no descubres música porque no escuchas verdaderamente nada. Hubo una época en que fui comprador compulsivo, cuando empecé con el Loco, iba a las tiendas y me compraba 150 discos de una tacada. Luego me acercaba al bar y preguntaba por las canciones que estaban sonando. Resulta que esos discos los tenía comprados en casa y no los había escuchado. Tuve que negarme y parar, hasta que no escuchara todos me negué a comprar más. Es una especie de sobrealimentación. No solo ocurre esto con la música, yo creo que es un producto de los tiempos.
Yo creo que esa fase de comprador compulsivo la hemos pasado todos. Pero el hecho de ser comprador de discos sobre todo si hablamos de vinilos es parte del ritual.
Es como la droga, ¿Por qué mola la cocaína?... A mí me gusta el ritual, la parafernalia. No quiero que me ofrezcas la coca en la nariz, no la quiero, no lo disfruto. En el concierto es importante el parar, el que alguien te pida un bis, no acabas y te vas.
¿Cuál es el momento más importante del concierto? El instante previo a que salga la banda. No puedes entrar de cualquier manera a escena. Es cómo una misa o cómo el comienzo de un partido, el saludo, la mano inicial, el pitido.
Estamos en una sociedad en la que se ha perdido la pasión por ciertas cosas. Es un hecho. Antes de que Internet estuviera al alcance de cualquiera, te comprabas un disco y los disfrutabas. Aunque quede mal decirlo te sabías hasta la mala.
Yo me dí cuenta de eso cuando me quedé tocando en Argentina y en Uruguay. Allí tienen una manera de vivir la música muy distinta a la nuestra. Actualmente ellos están en el momento en que estábamos aquí en los ochenta. Para ir a un concierto tienen que ahorrar mucho, entonces ese día es algo especial. Ahora mismo el rock es un producto cultural más, puedes ir al cine, al fútbol, a la bolera…el rock es una de las ultimas cosas. Ya no es un momento mágico.
También tenemos que valorar el aspecto positivo de todo esto. Ahora puedes conocer a un grupo de Japón en cuestión de segundos tener toda su discografía, ver entrevistas, conocer su historia.
Es así. Es cómo lo de Internet. Yo me doy cuenta de eso ahora que he vuelto a la Universidad. Lo veo en mis compañeros gente recién licenciada y gente de sesenta años. Ahora la gente puede tener el triple de información, sin embargo no saben más de lo que yo sabía. Es una generación más informada. No son más sabios tienen más información, pero eso hay que saber gestionarlo. Yo creo que llegará un momento en que habrá que hacer una criba y coger lo mejor. Por otro lado no quiero que parezca que estoy en contra de está situación actual. Es maravilloso poder acceder a la información, a la música, a todo. Yo recuerdo que en la universidad organizábamos la “Semana Cultural”, me encargaba del sector de música, bueno pues conseguí una cinta de VHS con actuaciones de los Smiths, videos de actuaciones en la tele. Era difícil acceder. Recuerdo que vino mucha gente, pues bueno, nadie había visto cómo era Morrissey comportándose en escena. Ahora con un clic ves a un tío que te enseña cómo tocaba Robert Johnson, sin embargo ni por esas la gente va a tocar cómo tocaba él. Pero la oportunidad la tienes ahí.
Regresemos al tema de tu disco, ya que se nos acaba el tiempo. ¿Que te gustaría que hubiera pasado con él, una vez que pasen unos meses desde su publicación?
Para mí sería muy importante ponerme en el mapa con un nombre propio. Me gustaría ser una voz propia. Quiero ser algo más que ser el guitarrista del Loco. No es que esté descontento con ese título, que es increíble, pero quiero que el público, los periodistas, los medios, sepan quién soy y que es lo que hago. No quiero una gira grande, pero si dar conciertos que sean intensos y ganarme a los fans con mi trabajo ya en el mercado. Eso es importante. Ahora sin disco es difícil, por que nadie tiene un motivo para verte, pero también me apetecía volver a ese rollo “Beatles Hamburgo”. Tocar sin disco, por placer. Con el disco quiero mostrar que soy de verdad, ganarme a la gente de uno en uno. No quiero una sala grande, ahora quiero hacer sitios más pequeños. En poco tiempo estaré de vuelta y tocaré en “El Sol”.
¿Qué se va a encontrar alguién que por primera vez vaya a ver a Igor Paskual en directo rodeado por su banda?
Con banda va a ser increíble. Me libera mucho. Secundado en escena puedo hacer lo que quiera. Quién vaya encontrará intensidad y canciones. Lo que espero conseguir es que la gente se transporte. Quiero que quién venga tenga una experiencia vital cómo en los conciertos de verdad. Que sea un recuerdo que te persigue durante un tiempo, una semana, dos, tres. Que no te pase por encima. Eso es lo que voy a intentar que ocurra con todas mis fuerzas.
Apagamos la grabadora. La conversación continúa discurriendo por otros cauces. Aún es media tarde, por delante nos quedan muchos buenos momentos junto al donostiarra. La verdad es que es uno de esos tipos de conversación inagotable, un artesano del rock nacido para ser estrella. En definitiva, un tipo de esos que tanto nos gustan por esta web. Suerte Igor.
Por: Javier González e Iván González
Fotos: Iván González