Madrid, Joy Eslava 14/15-10-2009
Con la sala engalanada para la ocasión, la pista ocupada por asientos, mesas y predominando los colores rojo y negro al estilo de un viejo cabaret de los años cincuenta, nos disponíamos a presenciar la primera edición de un festival pensado para el disfrute de artistas que normalmente vemos arropados por sus respectivas bandas. Esta vez, tocaba escuchar sus canciones sin mas acompañamiento que un piano, alguna percusión y guitarras acústicas, desnudando las notas, desnudando los sentimientos para una velada intimista. Se contaba con un cartel de lujo, compuesto por algunos de los grandes nombres de la escena folk-rock nacional e internacional.
El festival se dividía en dos noches. El grupo encargado de introducirnos en el universo “songwriter” fue Spoon River que presentaban su debut discográfico “Pin-Ups Collection”, ellos también repetirían al día siguiente. Seguidamente el turno fue para Franz Nicolay, teclista de la banda neoyorquina The Hold Steady, el cual se presentó acompañado únicamente por su guitarra acústica y acordeón. Con su imagen de bohemio, ya esperábamos que su propuesta en solitario se inclinaría hacia esa dirección, y no nos equivocamos. Presentaba su álbum “Major General” y dio lecciones de clase y elegancia desgranando los temas de su disco en solitario.
El siguiente en salir en escena seria Mark Eitzel; acompañado por un pianista comenzaba su actuación con una emocionante “I Left My Heart In San Francisco”, y continuando con adaptaciones de su cancionero tanto de sus discos en solitario como de su grupo American Music Club. Con su pose de croorner, su portentosa voz, escupía sus lamentos y sus canciones oscuras para dejar patente que sus composiciones crecen en este formato dotándolas de ricos matices. Claro ejemplo, la versión “Me and Mrs. Jones”.
El plato fuerte de la noche era en cambio producto nacional. Con el público rendido de ante mano, Nacho Vegas salía al escenario de la Joy acompañado por los teclados de Abraham Boba y percusiones. Él, ataviado con guitarra eléctrica, hizo levantarse de sus asientos a un público que disfrutaba con temas como "Canción de Palacio #7" o "Morir o Matar" con el que cerraría una actuación que se antojó corta, y que hizo quedarse al público con ganas de más.
Para la segunda noche la presencia femenina del festival se ocuparía con las cantautoras americanas Victoria Williams y Simone White recién llegadas de un amplio tour por toda la geografía hispana. Primero se subió al escenario Simone; la hawaiana demostró porqué es una de las cantantes folk revelación. Su suave y dulce voz y sus composiciones minimalistas hacen de ella una artista a tener muy en cuenta. Repasó algunas de las canciones de sus dos únicos discos. Por su parte Victoria Williams, por momentos, nos trasladó a los noventa con uno de los temas que más dieron a conocer a esta maravillosa cantante, “Crazy Mary”, popularizada en su día por Eddie Vedder, cuando luchaba por su enfermedad en el disco “Sweet Relief”. Una corta actuación pero con destellos de genialidad, como cuando se sentó al piano para interpretar "Main road" de su álbum debut.
El turno era ahora para Christina Rosenvinge, que volvía a Madrid después de que hace pocos meses nos presentara en este mismo escenario su última obra “Tu labio superior”, esta vez acompañada por un chelo, percusión y guitarra acústica. Repasó las canciones de su último disco como “Anoche-El puñal y la Memoria” junto con algunas de sus antiguas composiciones. Una actuación que fue de menos a más y que entusiasmó a un público que ya se estaba preparando para el plato fuerte de la noche.
Su sola presencia ya da garantías de que va a ser un gran concierto. Tranquilo y sonriente, así se presentaba Johs Rouse dejando claro en pocos minutos porqué iba a ser la gran baza de este festival de cantautores. Permaneció sentado durante toda la actuación, acompañado de piano, contrabajo y madolina. El de Nebraska hizo corear a toda la sala, incluidas los graderías de este antiguo teatro, pidiendo expresamente que le quitaran la luz ya que le impedía mirar las caras felices de los asistentes. Compaginó clásicos como “Sweetie, Winter in The Hamptons”, “Quiet Town”, “Love Vibration” con alguno de sus últimos temas escritos en nuestro idioma, como “Valencia” o alguno de lo que será su nuevo disco titulado “El Turista”.
Texto y fotos: Alberto V.
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