Madrid, media tarde de sábado. Algo se está cociendo en la puerta de la sala El Sol, los carteristas, proxenetas y trapicheros en general asentados en la calle Montera se asoman extrañados a la esquina de la calle jardines, allí, se encuentran unos ocho tíos tatuados, de pelo largo y patillas interminables. Sin duda unos auténticos rockeros. No son ni más ni menos que los músicos y técnicos que acompañan a José Ignacio Lapido en su gira, esa noche toca para sus fieles gatos. Mientras descargan el equipo de la furgoneta, los redactores de El Giradiscos esperamos la llegada del maestro en la puerta de la sala, hemos quedado con él con la intención de entrevistarle.
Sin darnos cuenta, aparece José Ignacio, caminando tranquilamente entre la gente con una carpeta bajo el brazo. Cruzamos saludos y nos invita a pasar a uno de los espacios con más historia del Rock en España, el camerino de la sala El Sol. Uno cuando entra por primera vez en ese reducido habitáculo queda impresionado, más si cabe, si lo hace en compañía de uno de los más grandes compositores y músicos de España.
Advertidos estábamos de que a José Ignacio no le gustan las entrevistas (Esto si es cierto), y también, de que cabía la posibilidad de que resultara esquivo y un tanto ácido. Nada más lejos de la realidad, nos encontramos con un hombre tranquilo, amable, atento, de una sencillez sin límites y un gran sentido del humor.
Rotos los prejuicios y agotados los preliminares, era hora de comenzar.
¿Cómo fueron tus principios? Sabemos que a principios de los ochenta formaste Aldar, que fue tu primera formación, tuvisteis más o menos repercusión en Granada y que incluso llegasteis a grabar un EP.
Fue un single. Supongo que mis inicios fueron como los de todo el mundo. En principio estás en la posición de espectador y de consumidor de música. La afición la vas adquiriendo al escuchar los discos que vas cogiendo a los amigos, a los primos… Eso va haciendo que te pique el gusanillo. Esa afición se convierte en vocación y hace que te decidas a pensar en “Yo quiero hacer esto”.
Entonces, ni yo ni la gente con la que tocaba teníamos formación musical, no había estudiado ningún instrumento, no sabía nada. Cogimos la máxima del punk, el “háztelo tú mismo”, todo lo que sabía era sólo lo que había escuchado en los discos y en la radio.
El primer grupo más o menos serio que tuve fue Aldar, en el ya estaba Tacho (Batería de 091).En 1981 grabamos un single en Madrid producido por Agustín Rodríguez, el guitarrista de Los Ángeles, y tocamos mucho por Granada y alrededores.
¿Qué onda llevabas entonces?
El single… por una cara era algo parecido al punk-rock y la otra era más cercana al rock convencional.
Era todo muy primerizo, muy ingenuo. Entre nosotros no teníamos mucho en común, musicalmente hablando. Al ser un proyecto tan novato solo nos preocupábamos de tener un bajista, un batería, un guitarrista, e ir formando una banda, no pensábamos en temas estilísticos sino en tocar, simplemente; por eso nos separamos mas tarde, porque Tacho y yosi teníamos afinidades musicales concretas que queríamos desarrollar más en serio.
Después formáis 091, ¿Cómo os conocisteis, como surgió?
A José Antonio lo conocíamos de TNT, que era la banda en la que él cantaba, no tocaron prácticamente nada, pero nos gustó, ¡un punk-rocker en Granada! Nos pareció un tipo con una imagen impactante y prometía ser muy potente en el escenario.
Antonio Arias tenía tres o cuatro años menos que nosotros, su hermano tocaba también en TNT y nos habló de él, nos dijo que tocaba el bajo, le hicimos una prueba y nos convenció, tocaba muy bien y también le gustaba mucho, como a nosotros, el rollo Jam y Clash.
¿A Tacho ya le conocías desde mucho antes?
Si, Tacho y yo nos conocemos desde el colegio, desde muy pequeños.
¿Ahora que ha pasado el tiempo como valoras toda la etapa de 091 en tu carrera?
Es vital en mi vida y en mi carrera musical. Empezamos cuando yo tenía diecinueve años hasta que lo dejamos en el 1996, es un periodo de mí vida que me ha marcado mucho, imagínate, toda mi juventud, son muchos días con unas personas determinadas, ensayando prácticamente todos los días, grabando, haciendo conciertos… Además ahí aprendí la profesión, todos los rudimentos de la guitarra, a desenvolverme en un escenario, a grabar, a componer…Es una época imprescindible en mi vida. Me lo pasé muy bien.
¿Como fue la gira de despedida? Suponemos que sería algo muy emocionante y algo triste al mismo tiempo.
Si, decidimos separarnos pero fue algo con una planificación para poder despedirnos de nuestros seguidores. Organizamos una gira de despedida que nos llevó a tocar en muchos sitios, aquí en Madrid creo que fue en la sala Revolver, y recuerdo que después de hacer la prueba de sonido y volver a la sala había una cola que daba la vuelta a la manzana, fue increíble.
La gente no quería que nos separáramos, y estuvieron gritándolo a coro durante todo el concierto. Se lo tomaron como algo personal y nos lo echaban en cara “¿Pero como podéis dejarlo ahora?”, nos decían. “Nada es eterno”, contestábamos nosotros.
Después de estos trece años desde la separación, ya con la perspectiva que permite el tiempo y después de analizar el trabajo de otros grupos de la época, que quizá vendían más y quizá permanecerán más en la memoria colectiva, pero ¿Crees que 091 es el gran grupo a la sombra de los ochenta? como mucha gente cree, y nosotros compartimos.
Después de escuchar tanto eso, al final he terminado creyéndomelo. La verdad es que también hay muchos grupos bastante buenos, para mi gusto, que se quedaron a la espera de dar el gran salto como nosotros, grupos como Las Ruedas, Los Negativos, Los Proscritos o Dogo y Los Mercenarios. Fueron bandas que no tuvieron una repercusión comercial grande como otros, pero que hicieron buenos discos y dieron muy buenos conciertos.
Nuestro caso… empiezas con muchas ilusiones, crees en ello, pero luego llega la realidad y pone las cosas en su sitio. En cualquier caso la aventura nos dio la oportunidad de grabar siete discos, que no es algo normal en España, a dar muchos conciertos, a sobrevivir, sin darnos muchos lujos, pero a vivir de lo que nos gustaba. Lo llevamos con orgullo: hicimos lo que nos apetecía, lo que nos gustaba, no cambiamos para adaptarnos a ninguna moda y esa fidelidad a unos principios creo que se premia con el paso del tiempo.
Y después de 091, ¿Cómo te sentiste? ¿Cómo te planteabas tu futuro?
Sentí un vacío grande después de catorce años, la gran pregunta que me hacía era “¿Qué hago ahora?” Mi madre me decía que preparará oposiciones, (Risas). No… la verdad es que eso ni me lo planteé, la gran duda era si formaba otra banda, o si me dedicaba a componer sólo. Me decidí a tirar adelante, era arriesgado el salir con mi propio nombre y hacer música como solista, en esa época los solistas salvo algunas honrosas excepciones se dedicaban hacer música melódica, ligera, o cantautor, de rock había poco.
Ahora mismo estas grabando bajo tu propio sello, ¿Cómo llegas a crear tu sello para poder editarte? ¿Por qué no hay una compañía que edite los discos de un mito del rock español?
Los mitos en España son muy débiles (Risas). Creé Pentatonia para grabar “En otro tiempo en otro lugar”. Los discos anteriores los grabé en una pequeña compañía independiente de Granada, se llamaba Big Bang, pero la compañía cerró. Cuando tuve canciones suficientes envié maquetas y canciones a las compañías grandes y no tan grandes, pero no encontré respuesta, entonces tenia dos opciones, esperar la oferta o dar yo el paso, no podía esperar, si dejas guardadas mucho tiempo las canciones se empiezan a pudrir, te dejan de gustar, entonces, decidí crear el sello y autoeditarme. Así nació Pentantonia, haciendo de la necesidad virtud.
Y no salio mal del todo, de hecho he vuelto a repetir con “Cartografía”, obviamente con muchos menos medios, pero adaptándote a las circunstancias se pueden hacer cosas buenas.
A nosotros nos parece algo muy elogiable el que un músico confíe en él y en su trabajo y si para editar sus canciones tiene que montar un sello, lo haga.
Es que si tu mismo no confías en tu trabajo es muy difícil que lo haga alguien ajeno a ti. También quería sacarme la espinita a nivel de edición de discos, cuidar el diseño que, por ejemplo, en la época de 091 las compañías que editaron nuestros discos no cuidaron nada ese tema. Ahorraban dinero en estas cosas y luego se lo gastaban en otras cosas que no servían para nada, en hoteles carísimos y llevarte de promoción a sitios para nada. Por eso al crear mi propio sello quería que todo lo que saliera desde Pentatonia tuviera una calidad y una dignidad.
Por ejemplo gente como Quique González con el que te une una buena amistad, abandonó una compañía y creo su sello, Varsovia records, pero ha vuelto a una compañía ¿Es tan farragoso el autoproducirse?
El problema es que te quita tiempo para cosas más creativas, te quita tiempo para componer, por ejemplo. Son demasiadas llamadas de teléfono, demasiadas reuniones, demasiados asuntos burocráticos, quema un poco. Yo comprendo a Quique. Estaba muy contento haciéndolo con su sello pero le llegó una oferta muy buena de DRO, que es una compañía que cuida mucho a los artistas nacionales, y me parece bien, de hecho si algún día me llega una oferta parecida me lo pensaré, obviamente si llega una compañía imponiendo unas condiciones les diría que no, pero si te dejan ciertas facilidades y una libertad seguramente me lo pensaría.
¿Como esta funcionando cartografía a nivel de criticas, ventas y asistencias a los conciertos?
Cartografía hace un año que salió, en abril del 2008. Me ha dado tiempo a hacer una gira dividida en dos partes, un primer tramo antes del verano del año pasado y ahora estamos haciendo los coletazos de la gira, estamos cerrando las presentaciones de “Cartografía”.
El disco ha tenido críticas excelentes, y la gente que me sigue desde hace tiempo… pocos me he encontrado que no les gusta, al contrario, después de tanto tiempo la gente me dice “Te has superado, te has superado” yo eso lo recibo con orgullo y modestia, trato de mejorar en cada disco.
En cuanto a ventas, no es la crisis económica la que ha afectado al mundo del disco, sino la crisis de la industria, que lleva ya unos cuantos años en franca recesión y creo que no va a volver a levantar la cabeza como antiguamente a nivel de ventas. Esto va a ir cayendo poco a poco hasta desaparecer casi por completo. Los discos quedaran para gente muy fan, coleccionistas y nostálgicos de otra época. Las nuevas generaciones no están por la labor de comprar discos, eso dificulta el que se hagan mas discos porque el grabar de una manera profesional conlleva unos gastos importantes que si no se recuperan con la venta de discos es difícil que se recuperen de otra manera, al menos por ahora, ojala en el futuro encuentren otra formula de recuperar los gastos.
José Ignacio cuando uno escucha los discos de 091 y los tuyos en solitario percibe un estilo muy personal, una forma de escribir canciones, el estilo Lapido, eso hace que al escuchar una canción el oyente enseguida se cerciore de que es obra tuya ¿Cuáles son tus referentes?
Mis referencias están muy claras. Vienen de tres fuentes principales, la más importante es el rock de los sesenta, los grupos y artistas que crearon unas pautas a seguir a todo lo que ha venido después, hablo de Beatles, de Rolling Stones, Jimi Hendrix, Kinks, Bob Dylan, Who, Cream, todo esto es lo que he escuchado siempre y es lo que hace que escriba canciones, no éstas, sino las de toda mi carrera. Luego por cuestión generacional me influye mucho la new wave inglesa y americana, el punk de los Sex Pistols, los Clash, los Ramones, The Jam… los grupos que sonaban y yo escuchaba cuando era muy joven. Y en tercer lugar, posteriormente, me ha venido otra influencia que es el blues de los años cincuenta, de los cuarenta e incluso de antes de la Segunda Guerra Mundial. Blues interpretado sólo con guitarra o con dobro… muy primitivo, creo que ahí esta la gran verdad de la música, la fuente de toda la música que se ha hecho después.
¿Ves referentes del estilo Lapido en otras bandas?
Obviamente mis influencias no son nada extrañas. Que alguien tuviera un poco de los Kinks o que se parezca a los Rolling Stones o a los Who no es achacable a mí, sino a los originales.
Yo lo único que os puedo contar es lo que me dice la gente que se acerca después de un concierto o que me escriben. Me dicen que tocan en una banda y que empezaron con el grupo después de escuchar mis canciones. Eso te llena de satisfacción.
¿Del panorama actual que grupos te están gustan o te parecen interesantes?
Señor Mostaza me parecen geniales. Otros también de Valencia que me gustan desde siempre son Doctor Divago, que son una banda con larga experiencia. De Granada me ha gustado la propuesta de Elastic Band, que son una banda que juega con la electrónica y la psicodelia, también Jean Paul que es el grupo de Raúl Bernal, el teclista de mi banda. Bueno, la verdad es que Jean Paul son mi banda de acompañamiento al completo más dos músicos más. Han sacado un disco buenísimo y hacen una música influida por Tom Waitts, Cohen y música francesa, me parece un grupo con mucho futuro.
¿Y en tu ciudad, qué tal ves el panorama?
Hay una buena cantera. En Granada desde que salimos nosotros siempre ha habido grupos que han continuado con el relevo generacional, vino Lagartija Nick, Mama Baker, Niños Mutantes, Los Planetas, Lory Meyers, ahora Elastic Band y Jean Paul.
Algunos de ellos son grupos que a pesar de recibir criticas extraordinarias y cuentan con fans muy fieles no entendemos como no llegan al gran público.
Porque son grupos fieles a unos principios artísticos. El público mayoritario va dando bandazos, sigue las modas que van cambiando, “ahora esta de moda el dance luego el… qué se yo”. Luego está el público especializado que es el que sigue el rock, la gente que escucha los 40 principales es difícil que llegue a grupos como Lagartija o a mí, tenemos poco en común con Paulina Rubio o a Juanes o esta gente que suena tanto. Es difícil convencer a alguien que no esta por la labor.
Una vez finalizadas las conversaciones, nos despedimos de José Ignacio hasta la hora del concierto, aún tiene que cumplir con varios compromisos y realizar la prueba de sonido para la actuación que le ocupa esa noche. Aún con el asombro de los prejuicios rotos, cuando salimos de nuevo a la calle Jardines y echamos andar hacia Gran vía, no solo sentimos admiración y respeto por Lapido, eso ya lo sentíamos, sino que ahora, de algún modo, sentimos el orgullo de poder presumir de haber conocido a una leyenda del Rock español.
Por: Vanvan y Javi
Fotos: Vanvan
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*Texto y fotografías: Fran Llorente*
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