Decálogo de Extremoduro: La Biblia en verso (Diez canciones imprescindibles de Extremoduro)


Por: Ricardo Virtanen. 

Moría nuestro Robe Iniesta el 10 de diciembre de 2025, a los 63 años, fundador, compositor y voz eterna del grupo Extremoduro, una de las bandas más influyentes e innovadoras del rock en español. La banda comenzaba en 1987 y se alargaba hasta 2019. Al tiempo, Robe iniciaba su carrera en solitario en 2015, que se reflejó en seis álbumes de estudio, entre los cuales destacaríamos el impresionante "Mayéutica" (2021). Su influencia en el mundo de rock, su rock transgresivo, ha resultado crucial desde principios de los noventa. Robe Iniesta pasará como uno de sus grandes poetas del rock, dueño de una voz desgarrada, directa, cruda, visceral, Sin duda, se ha convertido en uno de los artistas más influyentes de la historia de la música rock en España. 

Sugiero este decálogo musical, diez canciones que no debes perderte: 

1.- "Jesucristo García" ("Rock Transgresivo", 1994) 

Aquí Robe surge como anticristo, y representa uno de los primeros grandes éxitos del grupo, toda una declaración de principios. Narrada en forma de biografía ficticia en que su autor se abre en canal para mostrarnos la cara de una sociedad de la que denigra, y deletrearnos su cara más oscura, sin filtros. Robe destapa al poeta que lleva dentro, al rebelde, al humano, al drogadicto que llega a la autodestrucción: “Cuánto más necesito para ser Dios, Dios, Dios, cuánto más necesito convencer”. Refleja , pues, el tema un “aquí y ahora”, o un “es lo que hay”, donde aparecen elementos autobiográficos (su padre era chapista, por ejemplo), siempre plagado de una franca lucidez. La influencia de esta canción en el rock español en los noventa ha sido clara.

 

2.-"So Payaso" ("Agila", 1996) 

Uno de los himnos más significativos de Extremoduro. Aquí Robe se desnuda y se presenta tal y como es: frente a la adición a las drogas, en cómo vive el amor, sitiado por sus adicciones, en lucha permanente con el afuera (la sociedad, el poder, el amor). Es por todo esto una canción de autodesprecio, salvaje y visceral. Dentro de que desarrolla dentro del texto de Robe, hallamos metáforas como “payaso”, “esclavo” o “perro fiel” para sumirse en una situación de vulnerabilidad y sumisión amorosa. Poeta eterno Robe, en un tema lleno de matices musicales —y vocales— que la convierten una de las canciones más importantes de los noventa, y diríamos del rock español.

           

3.- "La vereda de la puerta de atrás" ("Yo, minoría absoluta", 2002) 

Con “La vereda ...”, Extremoduro alcanza su madurez musical haciendo una canción que yo denominaría “redonda”. El poeta Robe aparece de nuevo descarnado, introspectivo, en busca de un amor imposible, que se desvanece en el horizonte. En una extensa letanía poética, Robe habla de esperanza y, al tiempo, de desesperanza en una sociedad que coarta al individuo. Tiene versos memorables como estos: “Sus soldados son flores de madera, y mi ejército no tiene bandera, es solo corazón”, pero también irreverentes: “que me entierren con la picha por fuera, pa’ que se la coma un ratón”, que a la larga han resultado premonitorios de una muerte casi, casi anunciada. Nos hallamos ante una canción dinámica, con multitud de cambios de ritmo e intensidades, que lo convierten en uno de sus mejores trabajos.

        

4.- "Si te vas" ("Material defectuoso", 2011) 

Actualmente es una de las canciones de rock español más escuchada en Spotify. Se trata de un tema introspectivo, cargado de feroz melancolía, donde Robe se abre en canal para mostrar las heridas de su pasado, donde el amor recorre todas las fisuras del ser humano. Por otro lado, es de los temas más comerciales de la banda, lleno de un intimismo estridente y maldito. Frente a la pérdida del amor, el poeta Robe condensa esa pérdida en miedo al precipicio, en irreparable dependencia, nunca aceptada, usando las metáforas más poéticas de su ancho cancionero de dolor y pérdidas. Recordaremos siempre ese inmortal estribillo: “Si te vas, me quedo en esta calle sin salida”. También hallamos, de refilón, la crisis social que vive España cuando es compuesta, por lo que también se consolida en alegato de los más débiles y vulnerables frente a la crisis y la injusticia que asola España en estos momentos.

 

5.- "Stand By" ("Yo, minoría absoluta", 2002) 

La canción representa un planto, un duelo por la pérdida de seres queridos. Sin duda, otro de sus himnos cósmicos, representativo de la poesía descarnada de Robe Iniesta, que en este caso se llena de alta simbología (estrella, flores amarillas, fuego…). Robe transforma el dolor en esta canción en una larga letanía, producida quizá por la cercanía de la muerte de su padre. Sin duda, en este disco el cantante de Plasencia abandona en parte lo descarnado de sus letras para virar hacia una poetización del universo, de las propias miserias del ser humano, donde el amor es también parte de esa cosmogonía, pero no la fundamental. El inicio de la canción: “Vive mirando una estrella, siempre en estado de espera”, nos sitúa dentro de un estado de peregrinación hacia lo cósmico, no a la espera de un amor, sino catapultado entre el sueño y la memoria en busca de una respuesta que nunca obtiene. En definitiva, resistir ante todo, cuando todo se derrumba.

    

6.- "Ama, ama, ama y ensancha el alma" ("Deltoya", 1992) 

La letra surge de un poema de Manolo Chinato (con quien colaborará Robe en un disco de 2001, con la banda Extrechinato y tú), quien pronuncia ese título/verso que será bandera del grupo desde 1992. Aquí Robe conforma otro de sus himnos más consolidados entre sus seguidores. Llena de mensajes directos, la canción funciona como una catarsis generacional de lo que nos subyuga, por lo que se presenta como bandera de la libertad: “Hay que volar libre, libre”. Su música nos acerca a una de sus canciones más comerciales e hipnóticas, con melodías llamativas e incendiarias, interpretada a dos voces. Creo que en esta letra hallamos al Robe más filósofo, más comprometido con la vida. El amor será el antídoto contra la realidad que nos aprisiona. Amar a través del alma, amar por encima de todas las cosas, cuestionando prejuicios y normas impuestas.

 

7.- "Salir" ("Canciones prohibidas", 1998) 

Otra de sus canciones prototipo, otro de sus himnos, esta vez generacional, pues conecta a su autor con toda esa juventud que necesita cambiar la sociedad y su propia idiosincrasia. Con un estribillo hipnótico: “Salir, beber, el rollo de siempre / meterme mil rayas, hablar con la gente, / llegar a la cama, joder qué guarrada, sin ti”, su autor aquí busca respuestas dentro de un abismo del que es imposible salir. Por ello, la droga, el alcohol y los colegas son la excusa perfecta para evadirse de la realidad, aunque al final apostille: “Al día siguiente, no me acuerdo de na”. Robe busca en esta canción el sentido de la vida, y la necesidad imperiosa de tener alguien cerca que nos sustente y alumbre nuestro camino, porque al final solo nos atenaza el vacío. 

 

8.- "Dulce introducción al caos" ("La ley innata", 2008) 

El noveno álbum de la banda, La ley innata, marca un punto de inflexión en la carrera del grupo y en la propia poeticidad de Robe Iniesta a la hora de expresar su estado actual (“¿Cómo quieres que escriba una canción?”). La ley innata (donde en algún momento se escucha un fragmento de una melodía de Johann S. Bach) es una sinfonía rock, y dentro de ese enjambre musical y poético, destaca el fragmento “Dulce introducción al caos”. El verso “Como quieras que escriba una canción / si a tu lado he perdido la adición”, nos habla de serenidad, de un momento crucial en su vida que hace que extreme su poesía, su discurso social ante la voz descarnada de antaño. La vida, parece decirnos Robe, es inútil, y el destino es irreversible: “la canción de que el tiempo no pasara, donde nunca pasa nada”. Un Robe cada vez más poeta, más humano: “Se rompió la cadena que ataba el reloj a las horas”, y uno de sus temas más memorables, aunque alejado de sus hits comerciales.

          

9.- "Necesito droga y amor" ("Somos unos animales", 1991) 

Una de las canciones de su primerísima época, cruda y sincera, donde Robe se autorretrata con una música que hace explícito su estilo: rock transgresivo. El tema expone un estado perpetuo de asfixia, de romper barreras, de sobrevivir en el amor, con versos sublimes y directos: “no necesito las parábolas, prefiero LSD”, “no solo vivo del aire, necesito tu sudor”, “no solo vivo del aire, de ponerme noche y día”, “no se lo cuentes a nadie, los camellos no me fían”. Drogas y amor, dos de los apéndices temáticos más discursivos de las canciones de Robe.

 

10.- "Bri-bri-bli-bli. (En el más sucio rincón de mi negro corazón)" ("Dónde están mis amigos", 1993) 

Ahora sí, una canción absoluta de amor de Robe Iniesta, dedicada a su mujer Bibi. Tema personalísimo, compuesto con guitarras y estribillos casi histriónicos y cambios constantes de ritmo típicos de su primera etapa. La canción, de tono confesional, se encalla en una celosa intimidad, en el deseo, en el sueño, con versos como “me vuelvo a perder entre el edredón, me vuelvo a quedar sin sol” o “mira por donde va el Robe, para mí que ya está pedo”. Una canción dinámica, irreverente para cerrar este decálogo, incompleto a todas luces, porque Robe Iniesta es infinito.

 

Y diez más: "Sucede" ("Agila", 1996), "Extremaydura" ("Rock transgresivo", 1994), "Puta" ("Yo, minoría absoluta", 2002), "Cuarto movimiento" ("La ley innata", 2008), "Golfa" ("Canciones prohibidas", 1998), "Deltoya" ("Deltoya", 1992), "La vieja" ("Yo, minoría absoluta", 2002), "Arrebato" ("Rock transgresivo", 1994), "A fuego" ("Yo, minoría absoluta", 1996), "Canción de los oficios" ("Somos unos animales", 1991).

Kike Babas y Kike Turrón: “La obra de Sabina es universal”


Por: Javier González. 
Página interior cómic: Alberto Peral.

Parece que los Kikes, Babas y Turrón, le han cogido gustillo al tema de las novelas gráficas. La unión de hecho que han sellado con la editorial BAO Bilbao sigue dando interesantes frutos, como es habitual en ellos por otra parte. En este caso su última referencia, “Joaquín Sabina. Pasión y Vida”, centrada en el mito de Úbeda, recorre los pormenores de su sin par aventura musical y vital. 

La obra vuelve a ser milimétrica, fruto de muchas horas de investigación, escucha musical, labor arqueológica y decenas de entrevistas, algo que suele ser habitual tras la firma del pendenciero dúo de escritores madrileños, quienes hacen un traje a medida a uno de nuestros mejores cantautores electrificados, recorriendo pasajes de su existencia político-musical, acompañados por finas ilustraciones que ayudan a elevar el nivel de esta biografía gráfica. 

Tras disfrutar de la lectura y visionado de “Joaquín Sabina. Pasión y Vida”, nos pusimos en contacto con nuestros queridos Kikes para que nos hablaran un poquito más de cerca de este fenomenal proyecto que parece ser tendrá continuidad en un futuro no muy lejano con una segunda parte a la que desde ya andamos deseando hincar el diente.

¿En qué momento y de qué forma os empieza a rondar en el coco la posibilidad de que Joaquín Sabina fuera el protagonista de esta nueva “novela gráfica”? 

Turrón: Sabina fue el primer nombre o el segundo que anotamos en la lista. Hasta que hemos llegado a que Sabina nos diese el “sí, quiero”, hemos podido hacer la de Fito y la de El Gran Wyoming. Babas: La idea surgió cuando cayeron en nuestras manos las novelas gráficas sobre The Doors y Grateful Dead, nos dijimos: ¡Qué bien se lo montan los anglos! ¡Qué respeto por su cultura popular! Y le tiramos la caña a la editorial: ¿Por qué no hacer cómic biográfico de artista autóctono? ¿Estaría nuestro mercado lo suficientemente maduro para esto? Y en ello andamos… 

Parece que le habéis cogido gusto al asunto de las “biografías gráficas”. ¿Qué os están dando desde BAO Bilbao para que parezca que habéis cogido velocidad de crucero? 

Turrón: Lo cierto es que hemos hecho familia con BAO Bilbao, llevamos trabajando juntos desde hace ya casi dos décadas, que se dice pronto. A parte de esa “familiaridad”, en lo que a trabajo se refiere, hace unas ediciones brutales, únicas. Cree en nuestro criterio y nosotros en su enorme profesionalidad. Creo que familiaridad, profesionalidad y calidad es lo que nos da, y eso es mucho. 

“Las ilustraciones son de gran calidad, tienen un nivel muy alto” 

Antes de meternos en faena, quiero felicitaros por el resultado final, donde más allá de vuestra buena pluma hay un trabajo en las ilustraciones de gran calidad. ¿Qué podéis comentarme de las mismas? (Aunque no sea vuestra parcela) 

Babas: En buena medida sí que está en nuestra parcela: hay que coordinarse con los ilustradores, asegurarse de que el guion es lo suficientemente claro e interesante para que les seduzca dibujarlo. Hay un continuo ida y vuelta de bocetos, inlays, tintas, donde se aportan y se aclaran matices. Es un trabajo intenso, pero muy agradecido, cuando ves que una obra que habitaba en un aséptico excel, de un modo casi abstracto, va tomando forma ¡Y qué forma! Se produce una sensación creativa totalmente única y original, porque es algo que sientes absolutamente tuyo, y sin embargo el “artista” es otra persona. Y concuerdo con el enunciado: son unas ilustraciones de gran calidad, un nivel muy alto. 

“La vida y obra de Sabina es de tesis” 

Desde fuera, lo primero que se me pasó por la cabeza al leer el libro, fue que esta ha debido ser una de las mejores aventuras en que os habéis metido los Kikes. ¿Lo habéis vivido así desde dentro? 

Turrón: Cada proyecto es una gran aventura para nosotros, sea mayor o menor la envergadura del mismo… Lo que sí es cierto es que Sabina es muy grande, en este país y en un montón más de países y sus canciones se estudian en la universidad y su obra es universal. La vida y obra de Sabina es de tesis y eso hace que la aventura de hacer este primer volumen de su vida sea más intensa. 

Babas: Si nos ceñimos al plano estricto de lo que es una aventura, la gestación de este libro ha sido más de ratillas de biblioteca, de mucho investigar en casa, echando horas y quemando pestañas entre la bibliografía y la videografía de Sabina. En ese sentido fue más aventurero el anterior, el de conversaciones con Manolo Kabezabolo, nos llevó tres años, entre sus ingresos al psiquiátrico y los diferentes estados de ánimo, casi llegamos a pensar que no salía. 

¿Qué detalle desconocido de la vida y obra de Joaquín os ha llamado más la atención? 

Turrón: A mí me llamó mucho la atención que produjera el disco en directo de Los Chichos en 1989, saber que se casó (que formalizó su matrimonio) para lograr permisos en el servicio militar, que trabajó en Londres en una morgue, metiendo a difuntos en la nevera… Sobre todo, creo que lo que más me llama la atención es su curiosidad, que le hace viajar, leer y sobre todo, vivir, robándole horas al sueño. 

Babas: Lo del lanzamiento del cóctel molotov a la sucursal bancaria, que le llevaría al autoexilio, me llamó poderosamente la atención. Dediqué muchas horas a contextualizar ese capítulo, a que se pudieran entender bien las razones de por qué un chaval querría llevar a cabo una acción política semejante. De su carrera musical desconocía la cantidad de letras y adaptaciones que ha hecho para otros compañeros, algo realmente llamativo. 

“Sabina volvió a Madrid dispuesto a renovar para siempre el término cantautor” 

¿Qué importancia tiene en su obra la conexión Úbeda-Granada-Londres? 

Turrón: Ese triángulo, nos devolverá a Sabina a Madrid. Llegará a la capital un Sabina que ha conocido el color de la libertad, pero también el exilio y el gris de una dictadura terrible, y que llega a Madrid dispuesto a renovar para siempre el término cantautor. 

De entre muchas sus etapas, las cuales recorréis en este libro, hay una que me llama mucho la atención, pues representó mi entrada en el universo de Sabina. Me refiero a su etapa en La Mandrágora, junto a Alberto Pérez y Javier Krahe. ¿Qué os parece a vosotros? Y sobre todo, ¿cuánto hubierais pagado por hablar con el gran Javier Krahe sobre este período? 

Turrón:
El otro día, para una entrevista en la tele, fuimos allí, al local que antes era La Mandrágora y que ahora es Lamiak, un sitio de cañas y pinchos y comida. Estuvimos con el dueño, que conserva esa parte de abajo del local casi como un museo. Nos contaba que mucha gente pasaba por allí para ver ese rincón, una gran parte argentinos o mexicanos que tomaban aquella bajera como una parte importante de la ruta turística por Madrid. Flipante. Por mi parte, reconozco que la primera vez que escuché a Joaquín Sabina, fue gracias a la casete de ese disco que mis hermanos mayores ponían sin descanso en el Simca1200 cuando, de adolescente casi niño, marchábamos de vacaciones. 

Babas: Me pilló muy crío, pero aún recuerdo la repercusión que tuvo aquel señor que salía cantando en la tele: “… Y yo allí como un gilipollas, madre”, soltar tacos de esa manera en medio de una canción ¡Eso era de dos rombos! Con los años, sin embargo, el que llamó mi atención como escritor de canciones fue Sabina, no tanto Krahe. Aún me pasa. “En esta obra se repasa su obra y traba con rigor” 

Durante algunos años la mística de las noches de su piso de puertas abiertas fue la comidilla del mundillo rockero, más de uno fantaseamos con intentar acercarnos alguna madrugada para qué se cocía por allí. ¿Hay más de mítica que de realidad? ¿O por el contrario lo que allí ocurría excedía por mucho lo que se ha contado hasta la fecha? 

Turrón: (Risas) En el libro se habla de todo eso, se dibuja sobre todo eso y más, la nocturnidad de Sabina y sus horarios propios están fuera de toda discusión. Sin embargo, no tratamos nada desde el lado amarillista, a fin de cuentas, eso no es lo nuestro, pero sí lo es que este cómic sea una biografía donde se repasa su obra y su trabajo con rigor. Hay muchas verdades, cada uno tenemos una y puede variar… y lo de haber pasado por allí alguna madrugada, lo mismo hubiese estado bien, pero seguro que nadie nos creería, ni nosotros nos acordaríamos. (Risas) 

¿Hay algún personaje que no aparezca en la obra, más allá de Javier Krahe, con el que os hubiera gustado poder contar? 

Turrón: Lo bueno del cómic es que te permite no haber estado allí para poder retratarlo. Y lo bueno de Sabina es que está contado desde 17 prismas diferentes gracias a todos los libros que se han publicado sobre su vida y su obra. Hay entrevistas, artículos, columnas, debates, etc en torno a su vida y obra. Nosotros hemos ejercido de “ratas de biblioteca” y hemos leído todo lo que hay publicado sobre Sabina… hemos comprado de segunda mano incluso porque ya no se vendían ciertos libros. El formato cómic te permite soñar sobre unos datos reales y tomar aquella fotografía que nadie pudo tomar. 

“La segunda parte debería hablar sobre el saber mantenerse en la cresta de la ola desde mediados de los noventa hasta nuestros días” 

El libro acaba en aquella mítica con Los Rodríguez como teloneros. ¿Debemos suponer que puede haber una segunda entrega de esta biografía? 

Turrón: La vida y obra de Sabina es tan copiosa que nos dimos cuenta según avanzábamos con el guion de que era imposible meterlo todo en un solo tomo, porque eso hubiese significado comprimir demasiado o dejar cosas fuera. Un cómic requiere de aire, de espacio… y decidimos que ese 1996 era el año perfecto para tomar una parada. Sabina se ha establecido en España como cantante de éxito y ha conquistado casi toda Sudamérica con un repertorio brutal, es ya una estrella respetada que lo peta… No tanto como lo haría luego, claro. Y es que partimos de la gris Úbeda (bueno, España era gris entero en la dictadura), de su paso por Granada donde su conciencia política se marca en rojo, donde arroja un cóctel molotov contra una sucursal bancaria para clamar por la libertad. Para entonces, los escritores y poetas serán los que marquen su forma de ver el mundo, de ver el amor, de ver la vida. 

Babas: Lo cual nos lleva a suponer que tendría que haber una segunda parte. Si la primera ha tratado su carrera de cero a cien, la siguiente habría de tratar sobre el saber mantenerse en la cresta de la ola desde mediados de los noventa hasta nuestros días. 

Ahora que conocéis al milímetro a la persona y al artista. ¿De qué tiene más Sabina de “Conductor Suicida” o de “Pirata Cojo”?

Babas: “Conductor suicida” está dedicada a Manolo Tena, así que creo que Joaquín así mismo no se aplicó ese cuento. La del “Pirata cojo” salió un día que una de sus hijas tenía fiebre y no había manera de bajársela… Supongo que ahí se sintió más él. 

“Tiene canciones que son auténticos relatos cortos y otras que son verdaderos autorretratos” 

Para cerrar el tema Joaquín Sabina. ¿Cuál creéis que es su principal aportación a la cultura musical en lengua castellana?

Babas: Sus canciones, sin duda, muy por encima del personaje, y también por delante de sus poemas. Tiene canciones que son auténticos relatos cortos y otras que son verdaderos autorretratos. Y en algunas ha contado y cantado tanto el amor como el desamor de una manera vitalista, ora triste ora alegre, pero siempre arrebatadora, certera y sin paliativos. 

No puedo resistirme a preguntaros por dos obras de las que no hemos hablado con vosotros, pero me gustaría que me hicierais dos pequeños apuntes sobre la “biografía” de Rosendo y Los Rodríguez. ¿Qué fino sabor os dejó en el paladar colaborar en esas dos obras tan señeras del rock patrio? 

Turrón: Empecemos con Rosendo, ¿qué decir? Es un clásico, para los que somos de Madrid más aún, y la gente lo quiere con pasión, y sus canciones siguen ahí. Juntar en ese libro todo lo que habíamos hablado con Rosendo y poder con ello construir una biografía es muy grande. Sobre el libro “Sol y sombra” de Los Rodríguez también súper orgulloso de haber hecho la biografía de un grupo tan importante y carismático. También haberlos juntado en pleno COVID para la presentación en Madrid fue una pasada… Una pena lo del virus, porque estoy seguro de que hubiesen tocado en directo de haber sido otra la situación. No es porque los hayamos firmado nosotros, pero creo que son libros imprescindibles para cualquier roquero que se precie de serlo. 

Babas: La de Los Rodríguez es oral, hay casi cien voces participando, nos llevó casi siete años hacer la biografía, no solo cuenta al grupo, cuenta una época. Las conversaciones con Rosendo es una recopilación de todas las entrevistas que le hicimos al maestro de Carabanchel en dos décadas, que fueron bastantes y de lo más diverso. 

Como decimos, no hace tanto que vio la luz esta obra sobre Joaquín Sabina, pero como “hipervitaminados que sois”, tanto en este tipo de líos como en lo relativo a las sustancias golosas. ¿Qué tenéis ya entre manos los Kikes? (Por favor, solo respuestas de asuntos legales)

Babas: Pues ahora mismo tenemos entre manos responder el cuestionario de un cronista al que tenemos mucho cariño para un medio por el que sentimos mucho respeto… ¡Y hasta ahí puedo leer! (Risas) En serio: Ni idea, de momento estamos recién paridos y no tenemos en mente un nuevo embarazo... Pero supongo que lo habrá, claro, lo habrá.

Huevos Duros: “Emotional Intelligence”


Por: Juanjo Frontera. 

Manolo Rock Aguilar es canario, pero está unido de forma irrenunciable a Valencia y a su cultura, sobre todo musical. Desde finales de la década de los setenta fue el promotor, comunicador, programador de salas, manager de bandas (como Surfin’ Bichos, Comité Cisne o Transfer), propietario de sello discográfico y hasta músico. Su fama de incansable, insobornable y amante de la onda más subterránea de la cultura pop siempre le precedió. 

Y quizás por ello, harto de tejemanejes industriales que nada tenían que ver con su ética, decidió retirarse, hace ya años, a la tranquilidad de la vega baja del Segura, en Alicante. Desde allí ha ido llevando un blog y de cuando en cuando se ha ocupado de algún interesante asunto musical (el fantástico disco de la banda 3 CóMPLICES, por ejemplo), pero nadie esperaba que volviera él mismo al asunto.

Su proyecto como Huevos Duros no fue, en sentido estricto, un divertimento. Fue su grito de furia durante sus años más hirvientes ante una escena musical que él había ayudado a formar, pero no siempre respondía a su visión. Un intento de decir las cosas claras. Partir del do it yourself para comunicar una versión libre e iconoclasta del rock, con letras ácidas y sin pensar en absolutamente nada más que hacer lo que le diera la real gana. Una gamberrada hecha desde las tripas para molestar un poco, divertir y divertirse. 

En ese contexto, tiene sentido que en un momento dado se haya planteado resucitar el proyecto para volver a hacer exactamente eso: lo que le dé la gana, sin necesidad de continuar nada, de dar explicaciones a nadie excepto a sí mismo. El germen de todo, además, supongo, de las canciones, fue conocer por pura casualidad al vocalista británico Gerard Fletcher un día en Torrevieja. Él actuaba en la calle y su voz encandiló a Manolo y a su pareja, Teyma, que también forma parte esencial de este proyecto. 

Como siempre, las canciones empezaron a fluir de una forma libre, pero esta vez no tan gamberra, más al contrario: desde una tendencia bastante introspectiva y con ecos al post-punk y la cold-wave electrónica. En su propio estudio casero, Cox Home Studios, y de una forma completamente autogestionada, durante el verano de este 2025 y con Gerard a la voz y guitarra, Teyma al bajo, Manolo a todo lo demás y la hija de los dos últimos, Ángel, ayudando con las letras en inglés la cosa se fraguó de forma natural. 

Lo primero que salta al oído es el sonido atmosférico, oscuro e hipnótico, con gusto a Depeche Mode, Nine Inch Nails, Sisters Of Mercy o Lebanon Hanover. Pero esas referencias, la verdad, no describen con fidelidad el sonido grande, amplio, tremendamente personal, logrado aquí. "Emotional Intelligence" es toda una sorpresa, la bienvenida a un mundo introspectivo, obsesivo, pero a la vez luminoso y bello. 

Ideado con una especie de hilo argumental, parece llevarnos de viaje desde el vacío y la oscuridad hacia la luz y la redención. A base de eso atrapa al oyente con un listado de canciones tan bien ensambladas y ejecutadas como “Nightmares on my mind”, “Silent steps”, la estupenda y en su mayoría instrumental “Life with you” o “Work home drink sleep”, con su groove fantasmal y bella atmósfera, seguramente lo mejor de un lote que, la verdad, funciona en conjunto como una bala. Así que déjate disparar. Pocos productos tan ciertamente underground y tan bien hechos desde lo totalmente artesanal encontrarás este año.

Estrella Fugaz: “Una Casa Espacial Dibujada en un A4”


Por: Txema Mañeru. 

Bonito, variado y muy esperado disco de este proyecto encabezado por un Lucas Bolaño que ya publicó discos bajo su propio nombre o con el de Experimental Little Monkey. Su rico sonido bebe mucho de la indietrónica de The Notwist, David Kitt o The Postal Service, pero tampoco tienen miedo, a la hora de crear sus sonidos post-indies, de experimentar y jugar con el kraut-rock, noise, dub, psicodelia o la más pura improvisación. Lucas canta, produce, compone y toca un montón de instrumentos, además de encargarse de muchas programaciones. Cuenta con la ayuda de Betacam en los sintetizadores y la eficiencia de Ricardo Ramos en la sobria batería.

Luego, también destaca la gran presencia de unos cuantos colaboradores de postín. Entre la más de media docena de invitados destaca su compañero de sello, Fernando Alfaro (Chucho, Surfin’ Bichos), Repion y Miren Iza (Tulsa), todos ellos con sus respectivas y muy heterogéneas voces. El disco, de estupendo y original título cuenta también con una preciosa portada y contraportada a cargo del ilustrador Álvaro Martínez (vocalista de Templeton y dibujante en DC). En contraportada, por cierto, aparecen desparramadas portadas de discos de Sonic Youth, Nirvana o el “Échate Un Cantecito” de Kiko Veneno. El disco ha venido precedido por varios singles destacados como son el tema titular, "Vulcana" o "Una Calavera y Un Corazón". Trae funda interior con las letras y el vinilo es de chulo color transparente.

Antes abre con otro más que posible single titulado "Olivia", con su bonita melodía y una fina guitarra con matices shoegaze, además de los coros de Álex Ortega (Calavera). Suenan más vivos en una "Superpoderes" con la gran colaboración vocal de Fernando Alfaro que adquiere un toque realmente apreciable a los Surfin’ Bichos, más que a Chucho. A continuación llega uno de esos mencionados singles. En concreto, "Una Calavera y Un Corazón", con su ritmo inquieto y actual y muchos ecos de esa mencionada indietrónica. Suenan más tristes (no hay más que leer el título) e intimistas en "Estás Tocando Fondo", donde destacan de nuevo las guitarras y con cuidados coros en su estribillo. Irene López, de Valdivia, es la encargada del sample de voz en "Hoy Ha Muerto Joâo Gilberto’. Además de a Gilberto menciona a Lana Del Rey en su letra. Destacan los sintetizadores de Betacam, tiene un buen estribillo y su relativa tristeza nos puede recordar algo a los de Depresión Sonora, con frases como “el genocidio festejando sus muertos…” o “voy soltando lastre”. Cierra la cara A la juguetona "Dos Partículas" aunque de nuevo en modo bajón en su historia. Aquí la colaboración viene con la firma del saxo de Manu Mendoza.

La cara B se abre con otro de los singles. Una "Vulcana" con un toque casi bailable a lo The Cure, con toques épicos y buen estribillo con voces dobladas. Preciosa melodía calmada también la de "Nuevas Formas". Otro gran single es el tema titular y ahí es donde mete su buena voz Tulsa. Una delicia la forma de llevar el ritmo por parte los sintetizadores. "Huele a Saliva El Micrófono" suena también ralentizada y el saxo le da un aire a free-jazz algo freakie, pero muy original. Voz tratada elegantemente y curiosa letra en la que llegan a decir “follemos con abogados…”. Sorpresa total y agradable es el final de más de 6 minutos con "La Folki". Buen tema lento de aires indie-folk con la colaboración de Repion con su voz y la de Lucas Sierra con su buena guitarra eléctrica. También destacan unos teclados atmosféricos y te puedes acordar de Bert Jansch, pero también de Sufjan Stevens o Devendra Banhart. Al final queda esa sensación de tristeza, pero también con momentos reconfortantes y consoladores. ¡No tienen ninguna pinta de convertirse en una Estrella Fugaz!

Carlos Escobedo: Lirismo acústico y emociones a flor de piel


Teatro Eslava, Madrid. Sábado, 20 Diciembre 2025 

Texto y fotografías: Fran Llorente. 

Carlos Escobedo, cantante, bajista y principal compositor de SÔBER, debuta en solitario con un primer álbum muy lírico e introspectivo. En el Teatro Eslava aprovechó para presentar algunos temas de su nueva cosecha, si bien el grueso del show pivotó sobre el repertorio de la banda madre. Damos todos los detalles a continuación, en esta crónica entusiasta y fogosa…

Acompañado por un cuarteto de grandes músicos, muy bien arropado por los estelares Raúl Perona a los teclados y Charlie López al violín (y coros), más la notable participación de David Lozano como segunda guitarra acústica y Sergio Bernal a la batería, Carlos Escobedo como coronado Príncipe de las brumas buceó entre melancolías varias con afinado pulso en una velada muy provechosa para los amantes de la música con mayúsculas. De inicio suenan cinco clásicos a quemarropa: “Vulcano”, “Blanca Nieve”, “Tic-Tac”, “La Escalera” y “Estrella polar” como rotunda declaración de intenciones de lo que está por venir. 

Para entonces ya hemos constatado la solidez de la banda semi-acústica que le acompaña, mientras “Mañana” y “Eternidad” inyectan nuevas dosis de dinamismo a un espectáculo sobrado de palpitación y buen gusto. Asoman entonces los ecos de Antonio Vega con esa perla tan especial, “Lucha de Gigantes”, y esos insuperables versos: ‘En un mundo descomunal, siento mi fragilidad, deja que pasemos sin miedo…’. El artista frente al vacío y la hoja en blanco. Nunca suficientemente valorado, Carlos Escobedo, se refleja en el espejo de uno de los mejores compositores que dio el país, el malogrado autor de piezas mágicas como “Persiguiendo sombras”, “Desordenada habitación”, “Océano de Sol”, “Vapor”, “Ángel caído” y tantas otras… 

Excelso y seductor, Escobedo también persigue de alguna manera a sus propios fantasmas y sus vivencias de la infancia, cuando fuimos niños felices en un tiempo bastante más propicio que el actual, pese a todas las carencias materiales de la época. Esos anhelos de un mundo mejor que se perdieron en la neblina del olvido y el recuerdo. Aquel lejano "Elixir de juventud" que para todos ya queda demasiado remoto, los dulces aromas ochenteros con los crecimos y nos enamoramos de esta bendita locura que es la música.

Carlos se mete a la parroquia en el bolsillo cuando se lanza por la autopista de las emociones a flor de piel. Ahí no tiene rival. Tiempo para “Papel Mojado”, donde nuestro protagonista afirma: ‘quiero ser el escritor que sangra y llora’, diseminando varios diamantes más para la eternidad, con las preciosas y radiantes “Arrepentido” y “Eclipse”. Arrebatados por un furioso latido nos sumergimos en “La luna me sabe a poco”, el clásico de Marea, donde el bardo madrileño lleva la harina a su costal, imprimiéndole una atmósfera y un ritmo muy personal a la pieza. “Sábanas vacías” la canción que abre su elepé “Solitud”(2025) y “El Hombre del Hielo” tiñeron de escalofríos armónicos una velada radiante y luminosa, antes de ceder el protagonismo a Raúl Perona, que se marca solo al piano “Un final mejor” para que Charly García haga lo propio a continuación en “Gritarle al mar”, no sin antes mencionar a Flores del Infierno y Bon Vivant, dos bandas muy recomendables donde militan los mencionados músicos. De este modo fue transcurriendo un show muy emocionante y con una cuidada escenografía que en su tramo final dejó andanadas del calibre de “Diez años” y “Nostalgia”.

Pero todavía quedaba algún plato fuerte y algunos invitados de postín por salir, como Ruth Lorenzo, con quien compartió, “Agua para tu sed” antes de poner el broche final con “Inmerso”, más una sorprendente “Loco” y marcar el punto definitivo, a pachas con Rulo. “Náufrago” finiquitó una excelsa función que nos dejó un sabor de boca inolvidable. Ver a estos chicos en directo siempre es un pleno al quince y nuevamente Carlos Escobedo no defraudó en un concierto muy especial y señalado, el segundo acústico suyo que vemos en dicho local. Chapeau.

Ashley Naylor: "Alexandria Sunset"


Por: Txema Mañeru. 

La verdad es que yo no recordaba el importante nombre del australiano Ashley Naylor. Eso, a pesar, del gran aprecio que tenemos muchos seguidores por estos lares y en El Giradiscos, en general, por todo el rock and roll que llega del continente de los canguros. Pues bien, conviene recordar que Ashley es un prestigioso y cotizado músico que ha tocado (o lo hace) con The Stems, The Church o Paul Kelly, entre una larga lista con más exquisitas propuestas.

"Alexandria Sunset" (El Reno) es ya el quinto trabajo en solitario del músico. Un artista que se ha hecho cargo de la total producción y composición del disco y que, además, se ha encargado de tocar al completo. ¡Y estamos ante un álbum de gran riqueza instrumental y vocal! Un vinilo con varias especiales ediciones limitadas en formato de lujo de 180 gramos. Las hay en diverso colorido: negro, amarillo, azul y dorado. Además, algunas traen tarjetas interiores con buenos y jugosos bonus-tracks y también con algunas curradas pegatinas. 

Pero ahora es momento de hablar de las buenas canciones aquí recogidas. Canciones de tonos mayormente folk-rock que viajan de grupos clave del sonido de Laurel Canyon a algunas de las mejores referencias británicas del estilo de todos los tiempos. A eso hay que sumar muchos destellos psicodélicos más o menos rockeros y/o ácidos. 

El estupendo vinilo comienza con el tema homónimo. Muy buenas acústicas y voces que emulan a ese sonido californiano americano de los años sesenta. Cuidados coros y un final con excelentes punteos eléctricos con arrebatos psych. Sigue el trabajo con su excelente último single, "As Good As Gold", una buena combinación entre guitarras acústicas y eléctricas que puede recordar a los Byrds del “Fifth Dimension”, pero también al mejor Robyn Hitchcock al frente de The Egyptians. El detalle con la armónica también es un punto a destacar, como lo es en varios momentos el muy presente y potente sonido de un brutal bajo en primer plano. Es el caso de "Turn On The Light", con un tono cercano al mítico "Walk On The Wild Side", de Lou Reed, con su pegadizo estribillo repitiendo “Anymore” y buenos coros sixties. Sorprende el cambio con los casi 6 minutos mágicos de "Semifree", un tema que recuerda, a la vez, a los mejores Spirit, pero con crescendos que pueden encantar a los seguidores de The Bevis Frond. Buen estribillo sobre esas intrincadas guitarras y de nuevo con ese bajo muy presente. Cierra la cara A "Green Spirit (Tumbling Away)", canción por encima de los 5 minutos y con un sonido más rock y soleado.

La cara B la abre el primer single del disco. Un tema de título muy explícito, "Donovan Dreams", con recuerdo al gran Donovan Leitch y a su folk más alucinado. "Caribou" tiene aires country-folk en la onda de Crosby, Stills & Nash, con buenas acústicas y una preciosa pedal steel guitar con cuidadas voces y con punteos rock que a mí me han hecho pensar en los Sotomonte de Jokin Salaberria (Jonny Kaplan, Rubia,…). Esa misma buena y cercana referencia se repite, sumando a clásicos gigantes como Buffalo Springfield, en la espectacular "Really Something" y las grandes voces en su arranque y un estribillo muy Laurel Canyon con un final muy rock con punteos dobles épicos. Sorprenden muchísimo, y para bien, los 6 minutos de "Racing Time" repletos de riffs, y con más guiñosa los The Who del “Who’s Next”. Tras ella llega el segundo single del disco titulado "A Blue Sky", otro precioso tema de country-folk con acústica y la buena voz de Ashley. 

El disco finaliza cerrando el círculo con "Alexandria Sunrise", retomando el tema de arranque, pero con arrebatos más eléctricos. Si puedes escuchar algunos de los bonus-tracks de las ediciones digitales podrás descubrir algunas perlas más. Estaría muy bien que pudiera venir a defender estas magníficas canciones entre nosotros y acompañado por una buena banda. Muchos disfrutaríamos ampliamente con este disco en vivo.

Alcalá Norte, la ciudad a sus pies


La Riviera, Madrid, lunes 22 de diciembre del 2025. 

Por: Javier González. 
Fotos: Estefanía Romero. 

Alcalá Norte dieron por finalizada anoche su estancia de tres días en “La Riviera”, lo hicieron con el enésimo “sold out”, confirmando con un auténtico fiestón la grandeza y los parabienes que vienen recogiendo desde hace poco más de un año cuando, tras la publicación de su primer y hasta el momento único trabajo en el mercado, pasaron a convertirse meteóricamente en una de las grandes esperanzas de nuestro nuevo pop-rock. 

A medida que nos acercábamos a la madrileña sala pudimos comprobar que el ambiente era de lo más festivo. Era fácil rastrear bastantes corrillos de gente tomando apresuradamente la última caña antes de entrar, grupos de amigos disfrazados de “Power Rangers”, dando color a la noche, y cómo no, fans customizados con emblemas del grupo para demostrar militancia, todo ello sin duda potenciado por las fechas en que nos encontramos donde las festividades invitan al desenfado. Pero cuidado, todo ello no sería posible si detrás no hubiera un proyecto dotado de la capacidad de transmitir sensaciones distintas, con el talento suficiente para facturar  canciones con marchamo de himnos,  defendidas en el escenario con mucha solvencia y un descaro y cercanía en el trato al público que les eleva por encima de la media, convirtiéndolos con toda justicia en una de nuestras propuestas actuales más frescas y sinceras. 

Mareas de gentes totalmente intergeneracionales accedían hasta el recinto capitalino, el cual poco a poco se fue poblando, presentando un aspecto como pocas veces recordamos, con la intención de disfrutar del que quizás pueda ser uno de los últimos conciertos de la banda en una sala de mediano aforo, toda vez que hoy mismo salen a la venta las entradas del que será su primer concierto en el Movistar Arena, hecho que deja claro que lo suyo, con toda probabilidad, comenzará en breve a ser algo más propio de grandes audiencias que de citas en petit cómite. 

Irrumpieron en escena con cierto retraso, pasadas las nueve de la noche, pero lo hicieron tirando de paso firme y regalando carisma, acercándose al borde del escenario, saludando y sabiéndose ganadores de antemano. Fue Barbosa, parlanchín y dicharachero durante toda la velada, el encargado de hacer el “protocolario” saludo, casi a la par que pegaba tientos a una bota de vida que posteriormente hizo volar por los aires para regalársela al personal, instantes antes de arrancar con la oscuridad de las pétreas “Dr. Kozhev” y “Superman”, con las que pusieron al personal a enardecer, para posteriormente atacar “El Guerrero Marroquí”, “420N”, absolutamente celebrada por una audiencia ya entregadísima, una tonada antigua como “Codere” y “La Sangre del Pobre”, cuya fenomenal intro nos puso los pelos de punta y que coreamos como una sola voz hasta rematarla con el mítico “Sustancia, que solo pones patata, macho”, dando un sentido generacional a la desesperación que tan bien dibujan los madrileños a través de sus curiosas y castizas imágenes. 

Con el público en todo lo alto acometieron una de las mejores tandas de canciones de la velada. Se hicieron la planetaria “10k”, sacando a relucir más tarde sus mejores galas para mostrar una elegancia deudora de La Mode en “No Llores, Dr.G”, un bombazo de afterpunk calmado que es pura adicción, donde la interactuación de guitarras entre René Sharrocks-Carlos Elías, los teclados de Laura de Diego junto al buen hacer empastando bajo y batería del “Admin” y Barbosa, son el perfecto sustento para que junto a la actitud impertérrita de Rivas consiguieron elevarla al cielo. Posteriormente continuaron con “El Rey de los Judíos” (“Cosquilleo”), “Arteligencia” y su acertada revisión de ABBA en “Gimme Gimme”, robándonos una sonrisa, pero sin dar tregua ni permitir que cogiéramos el más mínimo resuello. 

Barbosa
abandonó momentáneamente su batería para coronar a Rivas, era el momento de invitarnos a pasar un rato en “La Calle Elfo”, acercándose musicalmente a La Dama se Esconde, mientras seguían mezclando su mensaje subversivo con melodías vaporosas y arpegios hipnóticos que hacían corear y bailar al personal con cara de satisfacción. Antes de rematar la velada, sin posibilidad de bises, lo cual resultó todo un acierto por su parte, sonaron su adaptación de Icare, “Fils de Lucifer”, que Barbosa presentó como “una versión de heavy francés”, la pontetísima “Los Chavales”, “Barbacoa en el Cementerio”, cercana en su sonoridad a los míticos Parálisis Permanente y a los primeros Gabinete Caligari, “Langemarck” y la casi industrial “Westmister”, donde Rivas se abrió paso entre las primeras filas que arrodilladas le confirmaban como su pastor. 

Tocaba cerrar y vaya cómo lo hicieron. Barbosa tomó la palabra para presentar “La Vida Cañón”, inspirada, tal y como explicó, en un artículo que vio la luz en “Mundo Gráfico” un 25 de diciembre de 1935 que recogía la opinión de un vecino de las corralas de “Lavapiés”, quien mostraba toda la lucidez y sabiduría centenaria de los barrios populares de Madrid abogando por disfrutar de la vida apurando las pequeñas cosas en un alarde de inteligencia. Instantes después, “La Riviera” botaba en un interminable pogo repleto de buen rollo, mientras quien más y quien menos canturreaba, imaginando a su chica con peineta y mantón, o a él mismo apurando un puro y disfrutando en el tendido de sombra en Las Ventas para  así dejar de pensar en una existencia que no es tanto horror si la música que suena de fondo pertenece a Alcalá Norte

La noche terminaba como empezó, con los Alcalá Norte acercándose al borde del escenario, sonrientes y sabedores de su victoria, mientras como banda sonora atronaba de fondo un divertido “All Right” de Cristopher Cross, ante un público que les despedía como lo que son: una de las grandes bandas de nuestra música actual. Para cerrar del todo la fiesta y como si de una boda se tratase, Barbosa abrió un par de cajas de puros y los lanzó al respetable con toda naturalidad, demostrando lo salado e incorregible que es, pero también que la cercanía y la personalidad tienen todavía cabida en una era de falsas apariencias y vacuidad. En un mundo podrido y sin ética, la esperanza reside en unos cuantos chavales de barrio que se dedican a hacer lo que les da la real gana. No lo olviden, lo de anoche fue tan épico como histórico. Tres noches de absoluta confirmación donde Alcalá Norte pusieron la ciudad a sus pies. Próxima parada: Movistar Arena. O como dijo el ya más que mencionado Barbosa, en el Palacio de los Deportes, coño.