The Okmoniks: "Afterparty Fever!!!"


Por: Txema Mañeru 

Un grupo de las características de The Okmoniks y proviniendo de Estados Unidos (más concretamente, en este caso, de San Francisco) tenían que grabar en el gran sello del rock’n’roll lo más canalla que es Slovenly Recordings proveniente de Nevada, aunque en Europa tienen también sede en Berlín y muchos de sus vinilos los hacen en Canadá. Vamos, que son internacionales a más no poder. 

Muchos de sus discos y de sus bandas han pasado ya por las páginas de El Giradiscos… y seguirán haciéndolo en el futuro. Además de LPs, de 12”, como esta bomba o el reciente disco de los holandeses The Anomalys, “Down The Hole”, tienen varios EPs en 7” de otras bestias pardas como Pet Mosquito o Frvits. Tienes que pasarte a menudo por www.slovenly.com si te gusta el garage-punk y el más crudo rock’n’roll. Por cierto, The Anomalys ya fueron destacados aquí como se merecían con su anterior “Glitch” y tienen más artefactos en crudo vinilo negro en el sello. 

Pero ahora es momento de pasar de su característico blanco y negro al color más chillón de The Okmoniks. Están liderados por la voz y el órgano de los sesenteros Ace Top Tone 5, de los que se encarga Helene 33. Un órgano que, a veces, suena como si fuera de esos de juguete que también ha usado Pascal Comelade, pero que en otros momentos te trepana los sesos como cantaban los Siniestro Total. Aunque se formaron al comienzo del milenio en Tucson se trasladaron en 2009 a San Francisco y tienen varios vinilos en el sello. Hablan de ellos como una especie de mezcla entre DMZ y Lyres, aunque puedes sumar a la ecuación a Fuzztones, Cynics o The Sonics. De hecho con estos últimos y veteranos han girado, además de con otras bestias pardas de su estilo como Reigning Sound, The Mummies, The Spits, Derv Gordon/The Equals o Gravy Train., siendo igualmente destacada su presencia en el último Funtastic Dracula Carnival. 

Pero vayamos ya con las 9 canciones de su nuevo disco que circulan a toda velocidad, ya que se las cepillan en 17 minutos oscilando la duración de todos los temas entre el minuto y medio y los dos minutos y medio. Arrancan con el garage-punk, con ritmo y órgano a lo The Cynics, de "Ain’t Comin’ In". Más acelerados todavía se presentan con ese órgano haciendo de las suyas en "Don’t Wanna See You". La única versión del disco es para los poco conocidos The Grodes, una ignota banda punk de Tucson de los años 60. Sin embargo, su "Cry A Little Longer" tiene bastante también de Fuzztones o The Creeps. Cierran la cara A con la velocidad imposible, con gran estribillo y coros de "Next Worst Thing". 

Sigue la fiesta en la B con unos teclados que parecen doblarse en "I’ll Let You In". Otra bomba acelerada, distendida y con pegadizo estribillo y juguetones teclados es "He Left The Party With Me". Sí, otro tema ideal para una gran fiesta. No sé si es single, pero debiera serlo, un tema más relajado como "Summer Break Up", que tiene una hermosa melodía y unos coros que pueden recordarte a Dixie Cups y hasta a The Shangri-Las. Encima con un guapo solo del órgano de Helene 33. Finalizan su fiesta con otra explosiva "It Took Two". Buenas fotos y muchos colores para una portada y contraportada realmente apropiadas. ¡A ver cuándo regresan por aquí!

Phil Lancaster: “El Nacimiento de Bowie”


Por: Javier González. 

Existen libros hechos para la mayoría y obras escritas a sabiendas que serán disfrutadas por un grupo reducido de personas de fino paladar, ávidos conocedores de la intrahistoria musical que saben valorar como merecen ciertas entregas que por su carácter podrían formar parte del terreno de la arqueología pop. 

Un lugar, este último, donde encajaría a la perfección este “El Nacimiento de Bowie” que hoy nos ocupa, el cual vio la luz meses atrás en nuestro idioma gracias al buen hacer de Ediciones Chelsea -librera sinónimo de calidad y buen gusto, tras la que se encuentra la figura del gran Álex Cooper-, con el que pretenden no solo engordar su catálogo de obras de obligada consulta, sino también acercarnos a los primeros años de creación musical de una figura fundamental en la iconografía cultural europea del siglo XX. 

Es sabido que el mercado está poblado por infinidad de volúmenes dedicados a este enorme mito del rock, donde quedan reflejados su vida y obra, pero hay pocos, muy pocos, que versen sobre los primeros pasos de un todavía semidesconocido David Jones en el Londres de los sesenta; cuando su emergente talento luchaba por abrirse camino en una capital británica efervescente y jubilosa, en la que sobresalían las figuras de otros artistas. Ídolos, compañeros y a la postre amigos, cuyas obras les convirtieron en mitos, alguno de los cuales aparecen citados en esta entrega con relativo protagonismo, tal es el caso de bandas como The Who y Small Faces con los que la relación llegó a ser relativamente cercana en algún punto de aquel camino, que hasta ahora permanecía oculto por una especie de niebla puramente cockney, cuya vitalidad nos habla de un período único en cuanto al desarrollo de la cultura pop. 

Otro aspecto a tener en cuenta es la autoría, puesto que la obra viene firmada por Phil Lancaster, quien fuera batería titular de The Lower Third, banda que finalmente, tras un exhaustivo casting relatado en estas páginas con detalle, acabó fichando como vocalista al futuro David Bowie, posibilitando una historia contada en primera persona por el bueno de Phil, quien nos devuelve a aquellos años de juventud e ilusión, estrecheces económicas y viajes locos, pero sobre todo de música, mucha música y de excelsa calidad.

Noches de conciertos en salas míticas como Marquee y 100 Club, viajes por toda Gran Bretaña, en el que quizás sea el vehículo más loco que jamás conoció una banda, pues todos los desplazamientos efectuados por The Lower Third se llevaban a cabo en una antigua ambulancia que muchas veces hacía la veces de cuartel general y hotel improvisado; malas prácticas por partes de compañías y mánagers, alguno de los cuales jugó a malmeter hasta conseguir que David abandonara la banda, en una maniobra tan dolorosa como a la postre acertada… todo contado con el poso de experiencia que da el tiempo, pero sin perder ni el humor, donde resulta especialmente brillante la flema british de su autor, ni el espíritu juvenil, casi naif, de aquel que persiguió su sueño en un momento único, repleto de magia, algo que le permitió tener una experiencia vital tan elitista como la de compartir correrías, amistad y confesiones con un músico simpar.

Acercarse a “El Nacimiento de Bowie” es un divertimento para los sentidos. Una obra bella, por fuera y por dentro, ya que su presentación, repleta de memorabilia, es pura delicia. Su acertado contenido logra satisfacer nuestro deseo de conocimiento, ayudando a esclarecer algunos pasajes de la vida, el afán creativo y el empeño por convertirse en un grande del rock por parte de un genio llamado David Bowie, cuyo halo de grandeza y fascinación nos sigue deslumbrando hoy desde lo alto de las estrellas.

Canciones para un país mestizo… “Wake The Dead”, de Chuck Prophet


Por: Guillermo García Domingo. 

Hace tres años los seguidores del “Profeta” nos preocupamos al recibir la noticia de que estaba enfermo por culpa de un linfoma. Gracias a la feliz recuperación del músico podemos disfrutar de un nuevo disco, recién publicado, que es capaz de “levantar a los muertos” como reza el título. Además, esta semana se encuentra en nuestro país para presentarlo. Después de escucharlo queda claro que regresa con la intención de guiarnos hacia nuevas tierras promisorias situadas al sur de su California natal. 

¿Y si la California estadounidense y la Baja California mexicana fueran un mismo territorio cultural? ¿Cuánta distancia hay entre Tijuana y San Diego? ¿Pensábamos que la cumbia que ha atravesado el continente desde Argentina hasta México pasando por Colombia iba a detenerse en la frontera de EE.UU.? Todas estas preguntas reciben respuesta en “Wake The Dead”. El rock fronterizo que propone Chuck Prophet se cuela entre los resquicios de los muros existentes o por existir. Desde hace un año se puede visitar en Madrid una exposición muy ambiciosa sobre el muro de Berlín (establecido en 1961). En una de las salas pueden contemplarse varios objetos que evocan el interés que a ambos lados del muro (la Alemania Federal y la Alemania Oriental) despertaba el jazz. Los aficionados del lado comunista se las ingeniaban, con la colaboración de los del otro lado, para hacerse con los discos más preciados de ese género, y lo mismo sucedía con los álbumes de Bob Dylan, The Velvet Underground o The Rolling Stones. La música no entiende de fronteras físicas y políticas.

“Wake The Dead” es mucho más que un arrebatador disco de cumbia grabado junto a ¿Qiensave? (banda formada por los hermanos Cortez y Alejandro Flaco Gomez) y un número considerable de invitados. Los créditos reconocen que se ha grabado y mezclado entre California, Austin (Texas) y Nashville. A lo largo de esta asombrosa ruta musical Chuck ha cosechado un puñado de canciones que representan los géneros musicales más egregios de la música norteamericana. “One Lie For Me, One For You” es una portentosa balada soul arropada por coros gospel; “Sugar into Water” es un ejemplo del R&B a quien Chuck Prophet ha tomado la medida tantas veces, mientras que “It's a Good Day to Be Alive”, es la obra de un songwriter que ha decantado el folk y el country de este país, y que después de un difícil trance ha redescubierto esa verdad indiscutible a la que nos empeñamos en darle la espalda, que estar vivos es un milagro indescifrable. Chuck Prophet es un archivo vivo de la música de Norteamérica. Este disco que reseñamos, junto a “Temple Beautiful” (2012) y “The Land that Time Forgot” (2020), se han ganado el derecho a estar en la biblioteca musical de cualquier buen aficionado. En todos estos proyectos ha intervenido el poeta klipshutz (su verdadero nombre es Kurt Lipschutz). Es el alma gemela y literaria de Prophet. Alguien tenía que poner por escrito las enseñanzas del Profeta. La voz lastimera y auténtica del músico restablecido hace el resto.

A la etapa californiana pertenecen los temas donde se deja sentir el ritmo de la cumbia, el güiro y el acordeón no dejan lugar a dudas: los tres primeros temas, “Wake The Dead”, “Betty's Song”, “Give the Boy a Kiss” nos trasladan a un tugurio de carretera en el que Chuck y sus colegas de origen mexicano se la juegan ante un público formado por tipos bizarros, cuando no peligrosos, que podrían protagonizar una película de Tarantino. 

Antes o después, la furgoneta se estacionó en Nashville en el aparcamiento delante de Alex The Great, el estudio de Brad Jones, un lugar que no nos resulta ajeno pues tuvimos la ocasión de ver y oír al gran productor y músico con motivo de la grabación del inolvidable disco “Daiquiri Blues” de Quique González y el documental que rodaron a propósito de ese viaje iniciático del músico madrileño. “First Came The Thunder” está entre los dos mundos, California y Nashville. Lo que dice mucho de la fuerte personalidad de este disco. Tal vez este tema aluda a la tormenta personal que agitó la vida de nuestro Profeta por culpa de la enfermedad que padeció. Se nota la impronta de Brad Jones, aunque no tanto como en “Sally Was a Cop”, la canción de Alejandro de Escovedo que versiona Prophet con tanto acierto que hace que olvidemos la original. Lo que sigue siendo inmortal es la terrible historia que Escovedo cuenta situada en una ciudad fronteriza. La fender de Chuck se hace dueña totalmente de la canción. 

Brad Jones se caracteriza por realizar producciones límpidas, clásicas, deja que los instrumentos se explayen y que, por paradójico que parezca, se escuche el silencio que permanece una fracción de segundo entre nota y nota. Es precisamente lo que acaece en la bellísima “Red Sky Night”, una canción imposible de concebir sin el dominio del sol en California. Hasta 11 músicos intervienen en ella, quien la escuche se quedará a vivir en el ambiente etéreo que suscita la guitarra hawaiana de James DePrato. La cumbia resurge en “Same Old Crime”, el español se hace oír en los coros, al igual que se escucha cada vez más en la vida norteamericana. La satírica “In The Shadows (For Elon)”, dedicada a los sueños de grandeza del oscuro millonario, no puede estar más de actualidad debido al protagonismo que en la campaña electoral ha tenido el empresario y el que probablemente va a tener en el gobierno trumpista e impredecible que se nos viene encima.

El Profeta no habría aceptado un título grandilocuente para este artículo, porque no es un profeta al uso. Chuck es un simpático y generoso maestro de vida que calza botas de piel de cocodrilo. A diferencia de los profetas de las religiones reveladas, nuestro profeta de California sí que tiene sentido del humor, como tendremos la ocasión de comprobar muy pronto en los escenarios de nuestro país. Conseguirá prosélitos de debajo de las piedras. Seguro. 

Tali Carreto: “Quien venga al “Alhambra Monkey Week 2024” no volverá a casa como antes”


Por: Javier González.
Fotos: Javier Rosa. 

A partir del jueves 21 de noviembre arranca de nuevo en Sevilla una de las grandes citas musicales del año en nuestro país, evidentemente estamos hablando del “Alhambra Monkey Week 2024”. Un festival que fiel su tradición, pese a que no nos acabemos de acostumbrar a la intensidad y brillantez de su propuesta, volverá a hacer gala de un cartel impresionante en el que la heterodoxia, el buen gusto y la firme convicción en ser altavoz para la música de hoy y mañana, serán la nota predominante una edición más. 

Si a ello le sumamos la amplitud y versatilidad de los recintos que manejan, una feria profesional para gente relacionada con la música que es la envidia de media Europa y, por encima de todo, la cercanía y hermandad con que organización y público tratan a cualquier recién llegado, parece claro que durante este largo fin de semana la capital andaluza será el epicentro musical del país sin ningún género de dudas. 

Días antes de esta nueva edición, contactamos con nuestro amigo Tali Carreto, co-director del festival, para que nos hable de lo que ocurrirá en apenas unas horas Sevilla. En esta ocasión debemos agradecer su presencia más que nunca, puesto que cambios institucionales de último momento, ajenos a la propia organización y a los acuerdos ya cerrados, han hecho de esta una semana de locos para la gente de producción. Salvada gracias al buen hacer, profesionalidad y mano izquierda de un gran equipo de trabajo, en estrecha colaboración con artistas y agencias, han puesto todo su empeño para que el público pueda disfrutar del “Alhambra Monkey Week 2024” en plenas garantías. 

Como cada año por estas fechas, vuelve el “Alhambra Monkey Week” a Sevilla. ¿Qué tal han ido los preparativos de la nueva edición? ¿Qué sensaciones tienes los días previos a la gran fiesta? 

Tali: Este año ha sido más complicado que nunca sacar el festival adelante. Más incluso que el año de la pandemia, ¡y mira que ese fue difícil! Para resumirte y no agobiarte en nuestras penurias, tan solo confesarte que el Ayuntamiento decidió recortarnos horarios a tan solo trece días del comienzo del festival. Y eso que en todas las reuniones mantenidas entre ambas partes hasta el momento, estaban de acuerdo en nuestra propuesta, que ya incluía una rebaja considerable de los horarios en “Escenario Alhambra” -carpa- y “Escenario Jägermusic” -pista de coches de choque- respecto a la edición anterior. Ese recorte inesperado nos ha obligado a redistribuir artistas, alquilar nuevos espacios, reprogramar horarios, cambiar diseños y programa de mano -ya camino de imprenta, por cierto-y demás malabares en un tiempo récord. 

Después de la edición del año pasado, donde se abandonó el “Cartuja Center Cite” para volver a las salas, entre otros recintos. ¿Qué valoración haces de la misma y qué tal funcionó el nuevo formato? 

Tali: Estábamos muy contentos y satisfechos de la edición pasada y de la dinámica de combinar de nuevo salas de la ciudad con un recinto con dos escenarios al aire libre. Este año repetimos la fórmula, pero como te apuntaba en la anterior pregunta, no es el Monkey que soñamos, dado los recortes horarios y los cambios de última hora. 

De cara a este año apostáis por algo similar, aunque conociéndote imagino que habrá algún as oculto en la manga. ¿Qué puedes anticiparnos sobre el mismo? 

Tali: Habrá algún showcase sorpresa y hemos añadido este año también una programación de clubs, diseñada y coordinada por Jesús Sánchez, con algunos de los más destacados de nuestra escena, como Pogo, Los Dominguito, Insulto, Pikoteo, Gordo… y a los que se sumaron la fiesta de Helsinkipro, y en el último momento, dos clubs habituales de la Sala Malandar de Sevilla como DarkLight y Brabass. 

El cartel de esta edición tiene un montón de nombres que quitan el sentido donde lo emergente y lo consolidado se funden, hablamos de bandas asentadas como Derby Motoreta´s Burrito Kachimba o Triángulo de Amor Bizarro, que están en plena gira celebración, que van a convivir con propuestas que están petándolo como Alcalá Norte o Queralt Lahoz. ¿Cómo os planteáis año a año mejorar el cartel? 

Tali: Siempre digo que el cartel de “Alhambra Monkey Week” es un fiel reflejo de lo que se cuece en la escena en ese momento. Ni más ni menos. Y aunque siempre contemos con artistas más veteranos, como bien podrían ser este año Pony Bravo, Triángulo de Amor Bizarro o si me apuran Derby Motoreta’s Burrio Kachimba y Parquesvr, nuestra misión sigue siendo, año tras año, ese “descubre hoy la música del mañana”. 

Ya sabes que nuestro perfil es bastante rockero, aunque nunca nos hemos cerrado a otras propuestas. ¿Qué bandas del cartel nos invitarías a no perder de vista dentro de nuestra preferencia principal? 

Tali: Para los amantes del rock hay joyas como Los Bengala, que vuelven con nuevo disco y el brío de siempre, o esa respuesta patria a los Violent Femmes que son Yo Somos, una auténtica delicatesen, o la furia velvetiana de Shanghai Baby, los alarido punks de Orina o LUCY, la psicodelia exquisita de Brama, la marcianada new wave de SecoSecoSeco… 

Y dentro de otros géneros a los que quizás prestemos menos atención. ¿Qué joyitas hay ocultas? 

Tali:
Hay dos shows que tengo apuntado en rojo: Yerai Cortés y su “Guitarra Coral”, y la puesta de largo del disco “Sangre sucia”, esa maravilla de Ángeles Toledano. Pero también por airu -también en minúsculas, creo que es signo de los tiempos (Risas)-, Fajardo, April Marmara, Yeli Yeli, Guedra Guedra, Parquesvr, Jordi Ganchitos, Yeli Yeli, Queralt Lahoz, Roy Borland, Teo Lucadamo… ¡madre mía, ahora me doy cuenta de todo lo que no puedo perderme! (Más Risas) ¿Qué debilidades hay incluidas en el cartel que para ti puedan representar una grata sorpresa para todas aquellas personas que no las conozcan? Tali: Tengo debilidad también por una chica llamada julia de arco (así, en minúsculas). Tiene solo 18 años y un talentazo brutal. 

Dentro de esta programación hay una amplia variedad, tanto en el formato de los conciertos como en su duración y presentación. ¿Por qué hay bandas que actúan en formato showcase y luego en un desarrollo más convencional? ¿Qué buscáis con esta iniciativa tan “Monkey”? 

Tali: Desde el principio el Monkey no es sino una feria, y por tanto el formato showcase era lo ideal: breves conciertos de no más de 45 minutos, en los que el artista pone toda la carne en el asador, delante de profesionales… pero también de público. 

Por otro lado, quizás más oculta para el público general e incompatible con los “Allnighters”, aquellas personas que queman la noche en los conciertos y salas, se desarrolla la feria profesional. ¿Puedes explicar al gran público qué es y qué objetivos persigue? 

Tali: Para eso está “Monkey PRO”, nuestras jornadas profesionales y el eje vertebrador de “Alhambra Monkey Week: es un punto de encuentro para la industria musical, articulado a través de conferencias, mesas redondas, encuentros, talleres y otras actividades destinadas a los profesionales del sector. Este año, en “Monkey PRO”, puedes encontrar el II Congreso Nacional de Festivales de Música en Vivo diseñado, coordinado e impulsado por la FMA; el encuentro anual de Live DMA, la Asociación Europea de Salas y Festivales; o una nueva entrega de Suntracks, el encuentro con music supervisors que recientemente se alzaba con un premio Aupa en la última edición del BIME. Además, se tratarán temas como los nuevos productores de nuestra escena, la diversificación de los medios digitales, la creación de contenidos musicales para redes… y un largo, larguísimo etcétera. A fin de cuentas, lo que busca “Monkey PRO” es tomarle el pulso a la industria, estrechar lazos entre profesionales y propiciar nuevas vías de negocio. 

Mostrando tal repertorio de propuestas que, englobando lo musical, van mucho más allá que otros festivales, en esta edición sumáis una selección de clubs nacionales, por ejemplo a la que antes hacías referencias. ¿Qué faltaría por inventar a los responsables del “Alhambra Monkey Week” para hacer un festival 360? ¿Documentales o presentación de libros?

Tali: El tiempo lo dirá (Risas). Pero ojo, estamos abiertos a propuestas. En anteriores ediciones, de hecho, ya hemos presentado algún que otro documental o presentado algún que otro libro. No sería algo nuevo. (Más Risas) 

¿Qué le dirías a alguien para acercarse a ver este magno espectáculo que montáis en Sevilla una vez al año? 

Tali: Que no va a volver a casa como antes. Eso, seguro.

Ilegales: “Con “Agotados de Esperar el Fin” metimos nuestro caballo de Troya en las radios comerciales”



Por: Javier González/Guillermo García Domingo.

La maquinaria productiva de Ilegales vive desde hace años su particular período “estajanovista”, donde se funden los nuevos trabajos, las intensas y exitosas giras, conviviendo con la reedición de parte de los mejores trabajos que contemplan el lujoso catálogo de la banda liderada por el siempre genial Jorge Martínez

Algo así volverá a pasar en apenas unos meses, cuando arranquen la nueva tanda de conciertos para presentar el que será el próximo disco de la banda, “Joven y Arrogante”, una colección potente, directa y efectiva que a buen seguro volverá a sorprendernos; lo harán mientras todavía coleé el cuarenta aniversario de uno de sus mejores álbumes, “Agotados de Esperar el Fin”, efeméride que celebran con la edición desde Warner Music de una completa revisión del mismo en diversos formatos y con material extra, con objeto de acercar al gran público el trabajo con el que Ilegales asaltaron las radios comerciales. 

Nos citamos con Jorge en las impresionantes oficinas de la multinacional situadas en el centro capitalino, allí nos atendió el hombre del norte, haciendo gala de sus mejores cualidades: lucidez, inteligencia, humor y una cercanía bien entendida, adjetivos que seguramente nieguen todos aquellos que tuvieron la mala fortuna de cruzarse en su camino cuando no debían conociendo el poder destructivo de este fenomenal creador.

¿Qué tal, Jorge? ¿Cómo va todo? 

Jorge: Muy bien, se agradece tu interés. A ti también te veo genial. 

“El 25 de noviembre aparecerá el primer single del nuevo disco” 

En primer lugar, me apetece preguntarte por tu valoración de la gira donde presentasteis “La Lucha por la Vida”, que más tarde se vio complementada por la reedición de “Ilegales”, vuestro primer trabajo. ¿Qué tal fue la respuesta del público y vuestras sensaciones? 

Jorge: “La Lucha por la Vida” fue una gira exitosa, a pesar de que veníamos de otra repleta de llenos como “Rebelión”. En fin, no es frecuente que una banda de rock tenga una continuidad en el interés del público tan pronunciada por lo que venimos con muy buena sensación. En América hemos crecido muchísimo, allí hay un público en ebullición, no exento de peligro, por suerte todos los peligros me conocen y cuidan de mí. Ha estado muy bien, tanto la gira “Rebelión” como “La Lucha por la Vida”, arropadas por los documentales que se hicieron. Ya sabes que Ilegales es un grupo muy documentable porque la vida disipada tiene cierto interés, la vida de las monjas es menos interesante, como el pastel de dedo que adoraban los Beatles. (Jorge echa mano a sus partes, mientras sonríe) (Risas) 

Una gira que terminó meses atrás, con obligadas visitas al otro lado del charco, donde el poder Ilegal permanece intacto, tiempo durante el que también habéis estado ocupados preparando la reedición de “Agotados de Esperar el Fin” y el nuevo material del que hablaremos un poco más adelante. ¿Qué tal llevas esta lucha contra el tiempo en que andas enfrascado durante los últimos años? 

Jorge: Estuve un poco anestesiado por los festejos nocturnos, pero en este momento he despertado para inquietud de muchos. Cuando John Lennon despertó, Paul McCartney se inquietó. Ahora hay personas que tienen una cierta sensación de que algo puede explotar. 

“Ilegales ha contribuido a educar a cierta parte del público, extralimitarse tenía consecuencias inmediatas” 

Vayamos a los antecedentes de “Agotados de Esperar el Fin”, aquella gira de presentación de “Ilegales” debió dar demasiado de sí. ¿Cuál era la realidad de Ilegales en aquel período? ¿Hasta qué grado vuestra leyenda de “sexo, drogas y rock and roll era real”? ¿Llegó a pesar aquello en algún momento en los directos de la banda? 

Jorge: A nivel de directo íbamos muy bien, puede que algún concierto no fuese tan acertado como otro, pero tiene más que ver con el hecho de que eran a ritmo constante. Lo que no es compatible son las drogas con el sexo, con el rock and roll todavía. O te pones de alcohol o te pones con el sexo. Mi experiencia es que si mezclas ambas cosas vas a perder alguna. Era música hecha en el peligro y entrañaba peligro afrontar una gira como aquella. El público no estaba tan educado como ahora, había un sector que iba a reventar el concierto para hacerse los chulos. Ilegales ha contribuido a educar a cierta parte del público, extralimitarse con nosotros tenía consecuencias inmediatas. 

Esta pregunta también viene a colación de que sea un trabajo donde recuperáis varias canciones de la etapa junto a Los Metálicos, “El Piloto” o “Stick de Hockey”. ¿Faltaba material debido a tanto exceso o simplemente había ganas de rematar unas canciones que tenían grandes posibilidades? 

Jorge: Claro que sabíamos que debíamos recuperarlas. ¿Por qué íbamos a tirarlas por haberlas hecho hace cuatro o cinco años? Había que recuperarlas, sería una estupidez y una crueldad tirarlas. Si son buenas, valen, si son malas, no valen. Ese era el criterio. Las ideas malas se acaban abortando e incluso algunas ideas buenas también. Los abortos son así, siempre te sorprenden. 

“El público entendía el mensaje del rock y se la jugaba por conquistar unas libertades de las que no disfrutaba” 

De lo que no cabe duda es que un disco que os muestra viviendo en la cresta de la ola, disfrutando y exprimiendo la vida, aunque haya canciones combativas como “Agotados de Esperar el Fin” y “Destruye”, sin ir más lejos, pero creo que la parte disfrutona de la vida que llevabais triunfó. ¿Lo ves así? 

Jorge: Sí, puede ser. Llega un momento en que te vuelves pesimista. Este disco es parcialmente pesimista, en cuanto a que creía que los mensajes asociados al rock no podían cambiar la sociedad. Estaba un poco descreído, pero pensaba que había que disfrutar de la vida con los elementos que tuviéramos a mano. Durante nuestra primera gira por Ecuador vimos que había un prohibicionismo a la hora de decir las cosas en español, se podían cantar cosas en inglés, algo que era de puta madre para las compañías anglófilas; el caso es que tras dos conciertos nos expulsaron del país, la gente se tiró a la calle, querían oír artistas que comunicaran en su idioma. Se armaron unos desordenes tremendos por los que tras diez días nos llegó una carta invitándonos a volver al país del que nos acababan de expulsar. Entonces pensé que el mensaje del rock sí cambiaba cosas, sobre todo porque aterrorizó a mucha gente el hecho de que se pudieran decir todas esas cosas. Aquel mensaje de “Levántate y lucha/ esta es tu pelea” que decíamos en el primer disco, aterrorizaba a gente que realmente no estaba haciendo las cosas con honestidad, por eso se dedicaron a tapar la boca al rock and roll. Volví a creer en el rock en aquel momento. Pensé: “sigamos pasándolo bien, pero teniendo en cuenta que el discurso tiene significado”. El público lo entendía, valoraba y se la jugaba por conquistar libertades que no tenía. 

“Trump es el “Hombre Blanco” del que no estoy orgulloso” 

Siempre he pensado que este es vuestro trabajo más cínico, con temas como “La Chica del Club de Golf”, “Soy un Macarra” y “Hombre Blanco”. 

Jorge:
También es cierto. Hace días, los que llevan las redes sociales, pusieron a Trump en posiciones ridículas con “Hombre Blanco”, que es la caricatura perfecta. Es el hombre blanco del que no estoy orgulloso, yo llevo un hombre blanco por dentro que es muy diferente. 

Fue el primer trabajo en que grabó Willy Vijande como miembro oficial de la banda. ¿Qué aportó su presencia a la grabación y al sonido del grupo? 

Jorge: Willy aportó cosas, el tío era aplicado musicalmente y luego en gira era muy insistente en ser una molestia constante. Era un punk en todos los sentidos de su vida. Sorprendentemente su salud no se resintió con las giras tan intensas que hacíamos. Hubo años con más de 300 conciertos, inclusive días de doblete. Me refiero a dentro del escenario, las camas no estaban en el escenario. 

Siempre se ha achacado que era un disco menos cañero, quizás buscando una comercialidad bien entendida. ¿Mito o realidad?

Jorge: El rock tenía que generar su caballo de Troya para entrar en los grandes medios de comunicación. Había una posibilidad de que llegara al gran público, nosotros éramos los que podíamos hacerlo. El resto no, no sabían cómo hacerlo. Pensamos: “Vamos a limpiar el sonido, que parezca muy pop, pero con un discurso y estructura rock”. La idea era metérsela hasta lo negro. Conseguimos dejar aquello a las puertas de Troya, los troyanos nos dieron acceso a los medios de comunicación y a una promoción vetada a todos los demás. Algunos se dieron cuenta, se alarmaron, diciendo: “cuidado que esto es rock”. Ya era tarde. 

Las canciones beben de las influencias de The Police, Code Blue y Dr. Feelgood. ¿Eran aquellas las influencias principales de la banda? 

Jorge: Sí, todo el pub-rock. Más que influencia de aquellos grupos creo que hay una digestión simultánea de bandas similares, hablo de Skatalities y Jimmy Cliff. Lo que comían The Police, Dr. Feelgood y Code Blue nos alimentaba a nosotros, estábamos recibiendo una alimentación idéntica, crecimos igual. Estuve con Dean Chamberlain, le invité a comer y no comía nada. Le tuve que decir: “Dean, es una ventresca de bonito, de puta madre. Come y calla, joder”. Un gran tipo y gran disco aquel primero de Code Blue. 

“Me llamaron para salir en “La Edad de Oro”, donde todo el mundo sonaba como el culo” 

Para esta reedición, habéis grabado una serie de vídeos de temas que no lo tuvieron en aquella época. ¿A qué se debió aquello y a qué esta iniciativa? ¿Qué tal está recibiendo el público este hecho casi insólito en nuestra música? 

Jorge: No sé porqué lo hicimos. Bueno, sí lo sé, porque estamos locos, no cabe duda. Me la colaron con lo de los vídeos, sinceramente…de pronto estaba rodando vídeo. En aquella época no se hacían porque corrimos el riesgo de salir de la televisión. Me llamaron para salir en “La Edad de Oro”, donde todo el mundo sonaba como el culo gracias a la participación de los técnicos de TVE. Eran horrorosos. Sonabas por un altavoz de mierda, mientras nosotros nos habíamos gastado todo lo que ganábamos y más en un equipo de sonido cojonudo. Era tremendo. Y pretendían que sonáramos por aquella mierda. Los grupos que salían allí muy sonrientes, iban para pintarla. Ni siquiera llenaban Rock-Ola, nosotros llenábamos salas cuatro veces mayores tres días seguidos. ¿Para qué coño voy a salir en el programa para que me vea mi mamá? Todos muy pendientes de sus peinados arquitectónicos y tal, ¡cara pijos! Quiero tocar rock en sitios donde se escucha rock, no para salir en la televisión de tu abuela. A tu abuela que le den por el culo. (Carcajadas) 

“En Rock-Ola hubo un momento en que pegué a la gente a la que iba y luego a la que venía”

Tu entrada en el Rock-Ola dejó huella por partida doble. 

Jorge: A ver… el affaire de Rock-Ola. Ellos me arañaban y yo les pegaba. Hubo un momento en que les pegué a la que iba y luego a la que venía. Eso sí, por el camino me arañaron. Los arañazos son muy llamativos, pero una cosa es un arañazo y otra cuando esta víbora -señala su puño- pica. Una hostia al día siguiente duele. Lo entiendo, es muy gay, ellos eran así. 

En el material extra se incluye una versión de “Wipe Out” de The Surfaris, una rareza en toda regla…

Jorge: Es una versión horrorosa. Esta se tocó en una prueba de sonido muy distraídamente, donde mientras estás tocando vas diciendo “bájame la guitarra”, “sube la batería”. Contiene errores, está bien, a la mierda con tanta precisión. En aquella época íbamos muy clavados y al tempo. Aquí se nota que estamos más libres, se oye muy de lejos en alguna frecuencia que estamos haciendo comentarios; de hecho, fui quien pidió que esas voces se alejaran en la mezcla. 

Jorge, tienes un carácter único, igual que tu actitud ante la vida, no tienenpares, y tus letras son también muy personales. ¿No crees que tu forma de comportarte ha ocultado que eres un virtuoso de la guitarra? 

Jorge: Nunca pretendí ser un virtuoso de la guitarra, me manejo bien, la verdad. Lo importante es tocar lo suficiente, lo necesario, para canalizar tanto el mensaje musical como el literario, siempre ha sido mi objetivo. Probablemente he perdido más tiempo haciendo cosas técnicas con la guitarra que en los bares, algo que no es tan dañino. Quizás debería haber dedicado menos tiempo a tocar lo suficientemente bien y generar más choques entre letras y músicas que es lo que genera las canciones. He hecho menos canciones de las que podía, la verdad. 

Para mí, este disco es probablemente el tercero en importancia de la banda. Y contiene una joya oculta, “Para Siempre”, y una de las frases más bonitas y duras que has escrito nunca: “Esa chica pálida y triste vende anfetaminas/ mis amigos del norte luchan en la calle”, para mí representa el momento culmen de vuestros directos… 

Jorge: Estaba describiendo todo lo que veía, lo hago en algunas ocasiones. Cojo imágenes que entran en el cerebro, creo que demasiados compañeros relatan historias. No joder, cógelo como viene. Se busca un nexo común, si lo hay, puesto generalmente es inconsciente y lanzas la información sin más. Aquellas eran el tipo de cosas que me rodeaban. 

Tras este álbum llegó el turno de “Todos Están Muertos”, un título crudo para un disco rotundo, donde el sonido sube su intensidad y en el que las letras hacen referencia de nuevo a la combatividad, a la calle y al desorden. ¿A qué respondió este cambio? ¿Demasiado pop os dejó un sabor agridulce en el paladar? 

Jorge: “Todos Están Muertos” ya era otro rollo. Metimos el caballo dentro, dijimos: “somos los del rock, venimos a destrozarlo todo”. ¡Ah, se siente! Haber elegido muerte. Nos mostramos como un grupo de rock. Estábamos asistiendo a una defunción de compañeros del “baby boom”, al final no seremos tantos cobrando pensiones. La heroína, la vida arriesgada, los conflictos entre unos y otros y la afición a la velocidad… en aquella época tener un vehículo de alta velocidad era un fin en sí mismo. Si no era por accidente de drogas, era por un combate o por un accidente de tráfico. Era frecuente ir a entierros de compañeros de colegio, encima como fui a tantos, porque me expulsaban de todos, conocía a mucha gente. 

“Estuve años anestesiado por los festejos nocturnos, ahora he despertado para inquietud de muchos”

Jorge, ¿Qué puedes adelantarnos del nuevo material que verá la luz en apenas unos meses?

Jorge: El día 25 de noviembre aparecerá el primer single, por lo que casi se están solapando ambos lanzamientos. Es un peligro porque habrá gente que creerá que solo sacamos la reedición. Ha habido una pelea tremenda entre el management, la banda y nuestra discográfica para ver qué elegíamos como adelanto, finalmente será “Joven y Arrogante”, la canción que da título al álbum. Es un disco de rock, tiene algún tema más pop y luego lleva las dos canciones más lentas de rigor, donde a nivel literario te puedes extender un poco más. Hay una canción que escribí hace dos años, pero describe cosas que se han cumplido hoy. Mis peores presagios se han cumplido. Me joden los profetas, pero la verdad es que soy uno de ellos. 

Ante tantos lanzamientos y reediciones. ¿Cuál será la dinámica de los conciertos? 

Jorge: En los conciertos vamos a recorrer toda la discografía, sin renunciar a ningún álbum, pero dando paso a lo nuevo que va a salir. De momento, cada semana habrá un single, esperamos que en la primera quincena de marzo esté el disco en la calle. Contiene diez canciones, son rápidas y muy cortas, exceptuando dos. 

¿Cuáles son los planes de gira que manejáis para esta ocasión? 

Jorge: La gira será para presentar el nuevo disco. No sé cómo vamos a plantearla. Queremos hacer cosas nuevas, las viejas fórmulas hay que abandonarlas. Hay que hacer cosas diferentes, siempre lo hago, metiéndome en jardines. Estamos con el repertorio, buscando que vayan muy seguidas y que las tonalidades encajen. Queremos que todo esté muy hilado. 

Desde fuera da la sensación que el público de Ilegales ha crecido mucho. ¿Te planteas ampliar y tocar en aforos más grandes que “La Riviera”? 

Jorge: Sí, podríamos hacerlo, pero me gusta “La Riviera”. Te voy a confesar una cosa, a mí me encanta “El Sol”, ahora, como toque allí se va a liar. 

En alguno de tus conciertos de “El Sol” llegó a haber apuñalamientos en la puerta. 

Jorge: Es cierto. Además, mis amigos sudamericanos se emborrachan fuera y a ver quién les dice que no hay entradas. Cerrar “El Sol” una semana sería tremendo, pero creo que en este momento no va a ser posible. Allí ha habido conciertos que han sido un auténtico peligro.

El demonio de la juventud…“Elige tu propia aventura”, de Carolina Durante


Por: Guillermo García Domingo.

Agustín de Hipona entendería mejor que nadie a Carolina Durante. El filósofo, en su desbocada juventud, se dedicó a “joderse la vida” y llevó a la práctica el “hago el mal que no quiero y no hago el bien que quiero”. En ningún caso se escandalizaría de que Carolina o quien quiera que sea elija “ser un hijo de puta”, y acostumbre a “suicidarse en lo que más (le) importa”, porque si se presentara la ocasión “volvería a hacerlo mal…es la parte cuarta de la misma historia”. Esperemos que Carolina Durante no cambie ni se convierta a la verdadera fe cuando sus miembros se hagan mayores.  

Me pregunto si los “cuatro chavales” (Diego Ibáñez, Martín Vallhonrat, Juan Pedrayes y Mario del Valle) que se hacen llamar Carolina Durante se beben un vaso de (mala) leche antes de irse a dormir. La leche agria no se les indigesta, es lo que tiene la juventud. Por raro que parezca, la (mala) hostia que se gasta este cuarteto resulta estimulante, sobre todo, cuando se trata de señalar esa idiotez generalizada que se está extendiendo y viralizando como una densa niebla. Las segundas intenciones de las canciones marcan la diferencia. Es el sello de identidad de Carolina Durante. Las andanzas madrileñas con incursiones en otras provincias de estos tipos atribulados suscitan carcajadas. No hay nada más divertido que la desgracia si es retratada con la debida gracia. La mordacidad de la banda se manifiesta en todo momento, pero especialmente en temas como “Monstruo”, “Dios Plan” o “Elige tu propia aventura”, que presta su título al disco.

Así es como se conocían los libros de rol de Timun Mas que permitían al lector juvenil elegir distintos caminos en un mismo libro, de tal manera que cada uno podía elegir su propia aventura y su correspondiente destino. Los temas de este disco están protagonizados por jóvenes desnortados que no saben qué elegir o eligen lo que no les conviene. Sin embargo, aunque sus letras insinúen lo contrario, suenan exultantes. Decía Joseph Conrad que a la juventud la sostiene un demonio. Gracias a este demonio, que no tiene nada que ver con el ángel caído de la tradición cristiana, la exaltación en este período de la vida logra sobreponerse a todos los contratiempos y decepciones que empiezan a aparecer como obstáculos en la transición a la vida adulta. El último verso de “Hamburguesas” no deja lugar a dudas: “Sísifo me come la polla”. Al final el enemigo interior que juega en contra del joven atribulado no puede derrotar a su ímpetu. Carolina Durante siempre encuentra “un motivo para no suicidarse”.

La temática predominante en las canciones es la misma que abordaban los lejanos boleros que, por desgracia, nadie escucha, el despecho amoroso y los romances fugaces que van a toda velocidad, es el caso de “Misil” (“iba a toda hostia y me estreché en tu curva”) y también de “Toma 2”. La “despechada” más célebre, Rosalía, aparece por sorpresa en “Normal”, subiendo un escalón el tono y el valor de la canción, una de las más destacables de la lista.

Por si alguien había subestimado a Carolina Durante, en el presente álbum han dado un paso adelante, dejando muy atrás al popular “Cayetano”. Del garaje en el que Diego vociferaba se han trasladado a Bristol, en Inglaterra, y han regresado con una inquietante bestia, oculta en el equipaje. No entiendo cómo las autoridades aeroportuarias no han detectado en el control de equipajes a un animal tan peligroso que enseña los dientes en cada canción. De Diego Ibañez no conviene fiarse. Su voz actúa de máscara que va cambiando a lo largo del disco. El envoltorio inocente, naif o pop de algunos temas te invita a acariciarlos, y el “bicho” te lanza una dentellada si estás desprevenido, es lo que seguramente le sucederá a quien escuche “San Juan”. Cuando suelten a estás criaturas maliciosas en directo van a causar un destrozo.

En la isla británica han encontrado un quinto miembro, el productor, técnico e instrumentista versátil, Ali Chant. Los cinco cómplices han hecho “diabluras” de las suyas con las canciones. Tal vez no tengan la inmediatez algo inconsciente de anteriores propuestas, pero el acertado tratamiento del que han sido objeto les ha sentado muy bien. Ya que estaban en UK, alguien (de parte de George Harrison) les alcanzó un sitar, y cualquiera puede comprobar lo bien que encaja en “Monstruo”, que, por cierto, es terroríficamente buena. Lo mismo han hecho con otros instrumentos de viento que no estábamos acostumbrados a escuchar en la trayectoria del grupo. Las guitarras ofrecen más posibilidades que antes y realizan roles hasta ahora inéditos (véase el papel que juega este instrumento en la insomne “Interludio”).   

En el estudio tenía que oler a goma quemada después de grabar la mejor de todas ellas, a mi juicio: “Verdes, Césped”. Han quemado rueda mientras la hacían, la aceleran y frenan cuando se les antoja, y de nuevo pisan el acelerador hasta el fondo, sobreestimulados de cafeína, como confiesan en la canción anterior “Tomé café”. Es un tema intachable en el que la sincronía entre la música y la melodía es perfecta. Si bien en las letras cualquiera se da cuenta de que han sido alumnos aplicados de los Punsetes y de otras bandas que hacen de la ironía su bandera. En cambio, los torbellinos que las guitarras ponen en circulación están en deuda con Florent y los otros Planetas.

En resumen, que no nos engañen, estos cuatro no están en la mierda, dentro de la alcantarilla en la que posan para la portada. Con el impulso de disco la tapa de la alcantarilla saldrá proyectada por los aires. Al final va a llevar razón la divertidísima “Plan Dios” y será verdad que están tocados por algún dios. Pero que san Agustín no se haga ilusiones. Los componentes de Carolina Durante no son unos santos, ni hace falta que lo sean, mientras firmen discos como éste.

Pablo Carrascal: “Come to Realize”


Por: Kepa Arbizu.

La lírica de Antonio Gala dibujó las calles de su ciudad natal, Córdoba, “hechas para andar despacio, detrás de la sorpresa”. Parte de ese calmado caminar, dispuesto a ser mágicamente interrumpido por el hallazgo inesperado, contaba en una de sus avenidas con un morador que entregaba su portentosa voz a todo aquel paseante que cruzara frente a su “escenario”, entregándoles rutilantes pedazos de la historia del blues. Un género que dicho músico, anónimo para su público nómada pero que responde al nombre de Pablo Carrascal, empleó para encarnar sus proyectos grupales, ya sean el dúo La Pana Bothers o la banda Doggy Blue, pero que paradójicamente, o puede que quizás no tanto como pudiera parecer en un primer momento, pierde su protagonismo, cediéndolo a sonidos más campestres, en lo que supone su debut en solitario, el EP “Come to Realize”. 

Como manda la tradición de los ilustres songwriters, solo una voz, sobre todo si cuenta con los privilegios ostentados por las de este compositor, y una guitarra, siempre y cuando sea tañida con la maestría que atesora este intérprete, son suficientes para encapsular todo el sentimiento en una canción. Aceptando dicho mandato la media docena de temas que configuran este trabajo no necesitan de (casi) más ornamentos para retumbar y convertirse en un emocionantísimo testamento humano. Palabras al encuentro de la particular pero universal incógnita que rodea al hecho vital que por su timbre, áspero pero de resonancia sensible, parecen exhaladas por un veterano caminante, tal vez el mismo que habita en una portada ilustrada por El Ciento, quien por su parte también va camino de convertirse en retratista oficial de los sonidos de la diáspora. Un itinerario que, aunque lo emprende (casi) sin presencias que flanqueen su perfil artístico, ha conseguido tomar rumbo al absoluto parnaso que conquista gracias, entre otras, a la mano rectora tendida por Alejandro Sánchez y sus estudios de grabación Magnetic Pie Records, residencia de un peregrinaje hacia lo más profundo y esencial del sonido tradicional americano. 

Como dicta el refranero, si la excepción marca la regla, que el tema inicial, “Troy”, cuente con la única colaboración visible, la pedal steel de otro consumado especialista en estas artes como es Alfon Aguilera, no enmienda en absoluto la austeridad con que es dictado el grueso del repertorio. Un lamento incorporado a las seis cuerdas protagonistas que ayudan a completar un universo musical en el que si por supuesto los nombres, por ejemplo, de Waylon Jennings, Merle Haggard, Willy Nelson o David Allan Coe aparecen como guías inspiracionales absolutas, no parecen serlo menos la pedregosa dicción de artistas contemporáneos como Malcolm Holcombe, Gill Landry, Grayson Crapps o Colter Wall. Puntos geográficos y temporales diversos que delinean sin embargo un mapa común que revela una figura de naturaleza forajida en constante movimiento por caminos polvorientos. Una escenografía que sirve como ambientación perfecta para el paso agitado, al trote por los horizontes que definen el sonido western, que anida en “Emergency Promenade”. 

Aunque cueste creer, las seis cuerdas pulsadas por Pablo Carrascal destilan tal sin fin de dialectos como los que son capaces de definir cada una de las seis piezas. Una versatilidad evidente y talentosa que le permite presentarse especialmente recitativo en un tema titular que funciona como una narración clásica del género con todo el poder de aducción que alimenta a los grandes escritores de canciones. Pero más allá de los cambios de tono propiciados por el matiz genérico al que se acerque, incluso la manera de tañer su guitarra en cada una de las canciones deriva en otras tantas exposiciones. Eso significa que si el uso de los graves en “Cat in the Heat”, con ese palpitar rítmico, puede remitirnos a Johnny Cash, el abandono de los arpegios por un rasgado más contundente y cadencioso le dirige hasta el folk crepuscular de Guy Clark en “Knockin’ on My Door”. Listado de composiciones que tiene su colofón, tocando cima, como se recomienda a cualquier álbum, en una acongojante "Blessing in Disguise”, señalada por una épico intimismo capaz de trasladar al oyente en toda su magnitud ese alma de un hombre sobre el que cantó, entre otros, Blind Willie Johnson. 

“Come to Realize” funciona como una revelación de intimidades musicada bajo el penetrante calado que ostenta la representación más sobria y profunda del folk-country. Olvidado ya, por mor de la llamada globalización, esa supuesta distinción a la hora de enarbolar ciertos ritmos en base a la procedencia, el acervo cultural hoy día ha roto las fronteras de tal forma que estas composiciones, más cerca geográficamente de la Mezquita de Córdoba que de Nashville, exhiben sin embargo un sobresaliente resultado ligado a la más pura tradición cobijada entre llanuras estadounidenses. Cargando con ese ánimo de trovador errante, Pablo Carrascal en este disco no se aleja de la misión expuesta por aquel músico callejero que liberaba historias a los viandantes. Ahora, recogidas en un formato diferente, sigue intacta esa primigenia naturaleza de ostentar el papel de contador de canciones en su máxima representación, encargado de descifrar y entregar aquellos secretos que erizan la piel. 

minuscule 605: "Entrar en la industria actual, con el tipo de música que hacemos, es prácticamente imposible"


Por: Skar PD.

Fotografías: Oscar Carriquí y Raquel García.

Posiblemente las nuevas tecnologías y la posibilidad del "hazlo tú mismo" han propiciado una escena que se mueve en terrenos reducidos, que funcionan en espacios de absoluta cercanía. La banda formada por Mayte Martínez (Voz, guitarra, composición) y Miguel Ángel Castillo (Guitarra, bajo, arreglista), o sea, minuscule 605 (así con la "m" en minúscula) pertenece a ese ecosistema formado por personas que han encontrado una vía de exponer su talento, su capacidad para desarrollar su música, sin plantearse excesivas aspiraciones más allá de darla a conocer y de plasmar una pasión vital. Por acción o por omisión, da igual, en la actualidad hay suficientes canales para acceder a su música, más o menos mediáticos, pero los suficientes. Poseedores de una amplia discografía, 5 discos de larga duración más algunos sencillos así lo atestiguan, acaban de publicar un single llamado "One Single Track" y su música al completo se puede escuchar en plataformas como Bandcamp, Spotify o YouTube.

¿minuscule 605 es un banda poco común? ¿Qué es exactamente minuscule  605?

Mayte: minuscule 605 salió de un juego en una red social, justo cuando empezamos a tener el grupo Miguel y yo. Te decía el nombre de tu futura banda, obteniéndolo en la primera búsqueda de un navegador… de ahí salió el “minuscule”. El “605” es de mi cumpleaños, el 6 de mayo. 

Y años después de tener el grupo en marcha, al buscarlo en Google, resulta que es parte del antiguo testamento. Casualidades de la vida.

Vuestro primer disco, si no estoy confundido, es un EP llamado ‘Put Inside Boxes’, data del 2015. ¿A qué os dedicabais antes y cuál fue el proceso que seguisteis para decidiros a comenzar esta aventura?

Miguel: Yo tocaba en grupos de versiones de los años 60, fundamentalmente de los Beatles. 

Mayte: Yo grababa maquetas en casa. Nos conocimos en unos locales de ensayo y a Miguel le gustó mi voz. Le mandé una versión de ‘Maybe I’m Amazed’… y el resto fue saliendo sin dificultad. 

Miguel: Tuvimos muy claro cuál era la dirección y el propósito del grupo: hacer la música que nos gusta, sin presiones.

Toda vuestra discografía, ya abundante, se ha publicado al margen de lo que se podría llamar la industria.  ¿Eso es premeditado? ¿Todo el proceso que se sigue para la creación de uno de vuestros disco recae en vosotros?

Miguel: Absolutamente, no nos gustaría depender de otras personas que pudieran influir en nuestra manera de concebir nuestra música.

Mayte: Entrar en la industria actual, con el tipo de música que hacemos, es prácticamente imposible...  No es lo que se estila. Toda nuestra música está creada e interpretada por ambos, con ayudas puntuales de algunos buenos amigos, como puede ser el bajista Mario González, y varios baterías que fueron creando los ritmos (Javi Martin, Zebensui Rodríguez y ahora Pablo Nadal), pero ¡claro que nos gustaría triunfar con nuestras canciones!

Creo que todos vuestros discos, entiendo que a lo mejor no los sencillos, se han publicado en formato físico, en formato CD y en unas ediciones cuidadas como por ejemplo vuestro último larga duración ‘Mono No Aware’ y esa inclusión de una hoja con la translación a imágenes pintadas de algunas de vuestras canciones realizadas por Isabel Holgueras una artista con cierta discapacidad. ¿Qué es lo que os impulsa a ir más allá del típico CD con una portada más bien para salir del paso? ¿No será que queréis vender miles de copias?

Mayte: ¡Claro que queremos vender miles (o millones) de copias! Para mí, es una inmensa alegría cuando alguien me dice que le gustan nuestras canciones, que le llegan, que le hacen sentir. Los discos están muy cuidados estéticamente porque los sentimos como algo que lleva una parte íntima de nosotros, y yo, particularmente soy bastante cuidadosa con toda la estética. 

Miguel: Isabel es la hermana de una compañera mía del instituto en Vallecas. Ya sabíamos qué hacía unos dibujos preciosos, y le mandamos las canciones para que ella interpretara la música con todo lo que estaba en su imaginación. Y no pudimos salir más contentos con el resultado.

En un lectura, aunque no sea exhaustiva, de vuestra discografía, se hace evidente que no sois una banda de estilo monolítico, lo que se traduce en mi opinión y por concretar en, al menos, dos caras de una misma moneda, una, la del pop fresco de burbujas de colores llamativos de mediados de los sesenta y otra, la de los temas con más profundidad que coquetean con sonidos de una década posterior en la que las burbujas se vuelven más introspectivas. ¿Qué aporta cada uno de vosotros a una u otra tendencia? ¿Sois una banda que se apoya en la psicodelia de aquellas décadas?

Miguel: ¡Sí a todo! Tienes toda la razón. A mí en concreto son las dos décadas musicales que más me han influido. 

Mayte: Ambos aportamos a las canciones, yo con las melodías y armonías, pero Miguel lo remata con todo su buen hacer y arte en los arreglos, transformando una canción que de inicio es una voz con una guitarra a pelo en lo que se escucha en el disco al final.

Uno de vuestros singles, la espléndida ‘Big City’, me trae a la memoria los sonidos shoegaze de bandas como My Bloody Valentine, en concreto la de una mítica escena de Lost In Translation con Scarlett Johansson... Pero me llama la atención la leyenda que acompaña al título de la canción en la portada. ¿Qué es eso de Abbey Road Masters? ¿Es lo que parece?

Mayte: Sí, fue la primera canción que masterizamos en los estudios Abbey Road.  Ese es uno de los caprichos que nos permitimos en el grupo, porque además nos ha dado la oportunidad de visitarlos por dentro en varias ocasiones.

Miguel: En cuanto a influencias, no estamos cerrados a nada, somos bastante eclécticos.

Hablando de influencias. en vuestra ya amplia discografía conviven canciones como ‘I Want My Ukelele’ con su aire jazzístico cabaretero o ‘Good Old Fred’ que extrae una esencia Beatle evidente, con el pop más cercano y sencillo de ‘I Cried All Night Log’ o de una de esas pequeñas joyas que adornan vuestra discografía como ‘Maybe Lately’, sin olvidar el aspecto mucho más rockero de ‘Jump in My Car’ o de la más reciente ‘My Kind Of Guy’. De todo ello se desprende que no ocultáis vuestras influencias ¿Cuáles son?

Miguel y Mayte: ¡¡¡BEATLES!!!

Miguel: Me gusta de todo, desde la copla, el tango, la música clásica… Todos los grupos de los años 60 y 70, tanto ingleses/americanos como españoles y los grupos de rock de los 70: Deep Purple, Led Zeppelin. Sin dejar de lado a Camilo Sesto o músicos argentinos como Spinetta, Charly Garcia y Fito Páez. 

Mayte: Yo empecé de joven con la música heavy, pero cuando descubrí una cinta de casete sin nombre en un armario en casa de mis abuelos, que incluía el álbum ‘Let it be’, esto me cambió toda la vida. Igualmente Harrison es una de mis grandes influencias musicales. Ahora mismo ya me he movido un poco más a los años 70, pero en general todo lo que suene con aire vintage me encanta. Ah! y los Estanques!! Un gran descubrimiento en la música española.

Vamos a hablar de la parte lirica de vuestras canciones y de esa forma de cantar que podría parecer integrada en lo que se podría llamar "pop girl" pero que destila un cierto poso, deudor de Petula Clark, Nancy Sinatra o Mary Quant, de una madurez que aún conserva guiños adolescentes y un saber estar, que elimina cualquier atisbo de sensiblería no deseada ¿Se integran las letras en la música o es la música la que las abraza? ¿Tenéis un método?

Mayte: Por alusiones... La música y la letra son mías, salvo excepciones como ‘Jump in my Car’ o ‘Done’, que la música es de Miguel.  Mi manera de componer es habitualmente todo a la vez. Miguel se ríe pero yo siento como si me “llegaran las musas”, noto que tengo algo que expresar, no tiene que ser una historia real, puede estar incluso basado en alguna película o algo que le haya pasado a otra persona, y me siento con la guitarra, el ukelele o con el teclado a hacer una maqueta, que puede estar más o menos elaborada. El momento en el que estoy esperando que Miguel oiga el nuevo tema, es siempre uno de los más satisfactorios. Siempre me dice lo mismo: “¡vamos a convertirlo en un hit!”.

Otro aspecto de vuestra propuesta es lo bien que suenan vuestros discos con un gran trabajo de producción y masterización. Pareciera que disponéis de un presupuesto suficiente aunque seguramente no y en ese sentido ¿Cómo se llega a este nivel de calidad?

Miguel: Hemos grabado siempre en estudios de amigos, en Calypso Studios en Albacete (‘Top Hi Hat’, ‘By My Side’, ‘What’s In Your Head’ y ‘Mono No Aware’) con Miguel Ángel Gascón. El resto de los singles y LPs los hemos grabado en Producciones Aguijón con Manel Galán (Ávila), donde hemos vuelto ahora con los últimos singles. No disponemos de presupuesto suficiente, es evidente, pero vamos grabando poco a poco. Siempre nos gusta masterizar en Abbey Road, haciendo ese último esfuerzo. 

Mayte: El presupuesto sale del dinero que vamos ahorrando, porque es nuestra pasión. Muchas horas de guardia en el hospital me permiten poder disfrutar de esta parte de mi vida que me resulta tan satisfactoria: la música.

Acabáis de publicar vuestro ultimo sencillo con el nombre de ‘One Single Track’ con dos canciones que no hacen sino enfatizar en esa tendencia bipolar de vuestra música. Por un lado ‘Twilight’ con un innegable aroma, si se me permite, a la música que facturaba Lee Hazlewood para Nancy Sinatra y a la que la portada se acopla perfectamente y que además tiene su video correspondiente. ¿Cómo surge esta canción?

Mayte: ¡Soy muy fan de ese disco de Lee Hazlewood y Nancy Sinatra! La canción surgió viendo a un gran músico, Al Dual, en Valladolid, con su último disco: ‘Reel to Reel’, del que me enamora la canción ‘Cadillac Funk’. Me puse a trastear con el Bigsby de mi Gretsch, aunque al final se grabó con una Mosrite de los años 60 que tiene Miguel. El vídeo lo grabé en un viaje con unos amigos a California, que le da ese toque especial y más fronterizo.

El otro lado del disco lo ocupa una canción de esas que te erizan la piel a poco que aún se conserve un mínimo de sensibilidad. ‘Will You Pick Up The Phone’, que así se llama, creo que es un salto definitivo de madurez musical. ¿Creéis que en este tiempo de inmediatez de móviles y tik tokers alguien tendrá los cinco minutos necesarios para descolgar el teléfono?

Miguel: No con la vida actual que llevamos en general. Aunque es probablemente la canción que mejores críticas ha recibido de las dos del single. Es cierto que es un tema largo, pero los arreglos de Mellotrón le dan un carácter atemporal que no es apto para Tik Tok. 

Mayte: Desde el principio la llamé como “la canción que iba ser incomprendida de minuscule”, pero creo que ha calado bien entre la gente que nos escucha. Realmente es como dos canciones juntas. Es nuestro ‘I Want You (She’s so Heavy)’ particular. Hay que buscar cinco minutos para apoyar a la música de antes hecha ahora por músicos de ahora que quisieron triunfar antes

¿A que estáis, como minuscule 605, dedicando ahora y próximamente vuestro tiempo?

Miguel: Ahora estamos a mitad de grabación del próximo LP en Producciones Aguijón. 

Mayte: Sí, ya tenemos 6 canciones grabadas y en proceso de mezcla. Me gustaría que este disco fuera un poco más largo que los anteriores, quizá vaya a tener unas 14 canciones… no está cerrado, aún estamos en proceso de grabación e incluso algunas canciones no están ni arregladas. Somos unas hormiguitas y vamos poco a poco, pero la idea es que salga a finales del 2025.

Muchas gracias, Mayte y Miguel, muchas gracias minuscule 605, por vuestro tiempo, vuestro talento, vuestro trabajo y por seguir respetando la música de la forma tan cercana al corazón con la que lo hacéis

Miguel y Mayte: Muchas gracias a ti, Julián y a El Giradiscos, por darnos la oportunidad de poder hablar de nuestra música. Y gracias por tus buenas palabras de nuestra música, y por el interés mostrado. Gracias de verdad.