Existen libros hechos para la mayoría y obras escritas a sabiendas que serán disfrutadas por un grupo reducido de personas de fino paladar, ávidos conocedores de la intrahistoria musical que saben valorar como merecen ciertas entregas que por su carácter podrían formar parte del terreno de la arqueología pop.
Un lugar, este último, donde encajaría a la perfección este “El Nacimiento de Bowie” que hoy nos ocupa, el cual vio la luz meses atrás en nuestro idioma gracias al buen hacer de Ediciones Chelsea -librera sinónimo de calidad y buen gusto, tras la que se encuentra la figura del gran Álex Cooper-, con el que pretenden no solo engordar su catálogo de obras de obligada consulta, sino también acercarnos a los primeros años de creación musical de una figura fundamental en la iconografía cultural europea del siglo XX.
Es sabido que el mercado está poblado por infinidad de volúmenes dedicados a este enorme mito del rock, donde quedan reflejados su vida y obra, pero hay pocos, muy pocos, que versen sobre los primeros pasos de un todavía semidesconocido David Jones en el Londres de los sesenta; cuando su emergente talento luchaba por abrirse camino en una capital británica efervescente y jubilosa, en la que sobresalían las figuras de otros artistas. Ídolos, compañeros y a la postre amigos, cuyas obras les convirtieron en mitos, alguno de los cuales aparecen citados en esta entrega con relativo protagonismo, tal es el caso de bandas como The Who y Small Faces con los que la relación llegó a ser relativamente cercana en algún punto de aquel camino, que hasta ahora permanecía oculto por una especie de niebla puramente cockney, cuya vitalidad nos habla de un período único en cuanto al desarrollo de la cultura pop.
Otro aspecto a tener en cuenta es la autoría, puesto que la obra viene firmada por Phil Lancaster, quien fuera batería titular de The Lower Third, banda que finalmente, tras un exhaustivo casting relatado en estas páginas con detalle, acabó fichando como vocalista al futuro David Bowie, posibilitando una historia contada en primera persona por el bueno de Phil, quien nos devuelve a aquellos años de juventud e ilusión, estrecheces económicas y viajes locos, pero sobre todo de música, mucha música y de excelsa calidad.
Noches de conciertos en salas míticas como Marquee y 100 Club, viajes por toda Gran Bretaña, en el que quizás sea el vehículo más loco que jamás conoció una banda, pues todos los desplazamientos efectuados por The Lower Third se llevaban a cabo en una antigua ambulancia que muchas veces hacía la veces de cuartel general y hotel improvisado; malas prácticas por partes de compañías y mánagers, alguno de los cuales jugó a malmeter hasta conseguir que David abandonara la banda, en una maniobra tan dolorosa como a la postre acertada… todo contado con el poso de experiencia que da el tiempo, pero sin perder ni el humor, donde resulta especialmente brillante la flema british de su autor, ni el espíritu juvenil, casi naif, de aquel que persiguió su sueño en un momento único, repleto de magia, algo que le permitió tener una experiencia vital tan elitista como la de compartir correrías, amistad y confesiones con un músico simpar.
Acercarse a “El Nacimiento de Bowie” es un divertimento para los sentidos. Una obra bella, por fuera y por dentro, ya que su presentación, repleta de memorabilia, es pura delicia. Su acertado contenido logra satisfacer nuestro deseo de conocimiento, ayudando a esclarecer algunos pasajes de la vida, el afán creativo y el empeño por convertirse en un grande del rock por parte de un genio llamado David Bowie, cuyo halo de grandeza y fascinación nos sigue deslumbrando hoy desde lo alto de las estrellas.