Por: Javier González.
Ni todos los grupos son iguales, ni mucho menos todas las entrevistas son similares. Y en algunas te sientas simplemente a escuchar, disfrutar y aprender. Algo así fue lo que ocurrió días atrás, cuando tuve la oportunidad de hacer una videoconferencia con Rodrigo Caamaño, vocalista y guitarra de los enormes Triángulo de Amor Bizarro.
La excusa para mantener una charla con él era inmejorable, durante estos meses andan inmersos en la gira “XX20”, donde celebran su trayectoria con una serie de actuaciones sin red de seguridad, donde el azar, en forma de baraja del tarot, escogerá dos cartas, que se corresponderán con dos de los trabajos que conforman su discografía, los cuáles serán interpretados íntegramente durante la velada.
Para ello han tenido que preparar hasta seis álbumes al completo, una auténtica pasada, que nos sirve para sentarnos con Rodrigo y hacer una impresionante retrospectiva que nos lleva por más de veinte años de ruidismo, amor a la música y riesgo que tras esta formidable aventura dará tiempo a una nueva etapa en el seno de la banda gallega, donde a buen seguro su facilidad para facturar himnos imperecederos seguirá intacta.
Dicen que veinte años no es nada, pero en vuestro caso es, año arriba, año abajo, lo que lleva de vida Triangulo de Amor Bizarro. ¿Da vértigo mirar atrás y ver el tiempo transcurrido? ¿O quizás pesan más todas las vivencias y lo bueno que os ha sucedido en esta aventura?
Rodrigo: El tiempo pasó muy rápido y a la vez han ocurrido muchas cosas. Con esta serie de conciertos estamos recordando épocas anteriores que creíamos más presentes. De pronto empiezas a ver diferencias en muchas cosas, por ejemplo, respecto a cómo tocabas en cada disco y también las distintas épocas que has pasado. Hemos planteado esta gira como excusa, con una idea muy determinada, queremos cerrar una etapa que marcan estos tres últimos discos. Nos pareció bien recordar cómo eran nuestros trabajos más antiguos, piensa que al final nosotros apenas los escuchamos tras grabarlos, ya que andas tocándolos mucho tiempo. Hoy día hay cosas indescifrables hasta para nosotros que los hicimos, ensayar fue volver a caminos que teníamos algo perdidos. La gira tendrá otra excusa más, servirá para inspirarnos con cosas olvidadas y ver si somos capaces de tocarlas. Hacemos esto con vista a lo próximos que queremos hacer. Nos motivaba coger las canciones y ver qué podemos aportarlas ahora, tantos años después. Fíjate en un detalle, hasta los veinte años de celebración son un poco arbitrarios, creo que llevamos más, pero para eso somos muy malos. Cogimos como fecha lo que teníamos grabado sobre 2004, pero seguro que llevaremos más dando vueltas, ten en cuenta que el primer disco fue en 2007. Vamos a cerrar un período, pero bebiendo de lo que tenemos hecho para inspirarnos en el futuro.
“Tocar borra nuestros problemas”
En algún momento, en algunos de vuestros sueños más dulces, en algún punto del camino. ¿Llegasteis a imaginar que podrías estar veinte años sobre las tablas con éxito y siendo unas de las bandas ruidistas más respetadas del panorama estatal?
Rodrigo: Ni de coña. Creo que ninguno lo imaginamos. Hablo por mí, pero creo que nunca se nos dio nada bien hasta que montamos un grupo y misteriosamente nos daba mucha seguridad. Nunca fui una persona muy segura de mí misma, no fui buen deportista y nunca fui el mejor de clase en nada. De pronto la música me dio seguridad, una visión que no conocía hasta este momento. Me transformaba. Fue un camino no planteado, salió. Escuchábamos mucha música, rollo de locos. Surgió natural, tocar algo, de la nada, como contaban que hacían los grupos que nos gustaban. Encontré una lucidez mental que no existía en mí hasta el momento. No somos músicos de carrera ni de gran formación, pero encontramos que nos daba seguridad en nosotros mismos y nos gustaba. Fue lo que movió el grupo siempre. De hecho, nosotros cuando no estamos girando, volvemos a ese estado en que nos empequeñecemos. Y cuando volvemos a ensayar y tocar borramos los problemas, inclusive los problemas que van más allá de lo que conlleva la música: giras, industria, viajes… todo lo que no es música y es opresivo. Tocamos y volvemos al momento inicial. .
“Entramos como un terremoto en la escena”
Si te parece, Rodrigo, busquemos un breve titular para algunos de vuestros trabajos:
Hablemos de “La Moqueta”, cuyas canciones vieron posteriormente la luz bajo el nombre de “El Hombre del Siglo V” en el año 2007.
Rodrigo: “La Moqueta” que luego se integró en “El Hombre del Siglo V”, fue un momento de caos en cuanto a escena y vida social. Nos tomaron como destructores de la civilización. No había ganas de provocar ni una actitud punk. De pronto, chocamos contra todas partes y hubo gente que conectó con nosotros. Veníamos de un estrato social de aislamiento y entramos como un terremoto en la escena. Había una relación de amor/odio con la banda. Veníamos con una idea de caos concreta, sin normas, con ganas de expresarnos. Yo pensaba que todo el mundo escuchaba The Jesus and Mary Chain, pero la gente escuchaba Amaral. Creíamos que nuestra música era normal, pero hubo un choque y un colapso. Hubo un montón de gente que nos odiaba y alimentaba la hoguera. Aquel fue el combustible de nuestra hoguera como banda. Esto se incluyó en “El Hombre del Siglo V” que fue una provocación, sacar un recopilatorio con solo un disco en la calle, “Triángulo de Amor Bizarro”. “La Moqueta”, hecha por nuestro batería, que se dedicaba a hacer moquetas y alfombras, de ahí el nombre; quizás hizo mil, regaladas a mano y todo fueron pérdidas. Fue una explosión, no había pasado nada parecido en años. Había un desierto musical, estilos más barrocos. Fue algo inesperado. Cuando salió el disco con Carlos Hernández se proyectó todo a nivel de lanzamiento.
“La gente nos tomaba como los Sex Pistols de A Coruña”
Estamos hablando de “Triángulo de Amor Bizarro”, vuestro debut, bajo la producción de Carlos Hernández.
Rodrigo: El disco reprodujo todo, las revistas hablaban de nosotros, comenzábamos a ver a alguien que nos estaba apoyando. Ya no éramos nosotros contra el mundo. Fueron los mejores años del grupo. Sin hacer nada, la gente nos tomaba como los Sex Pistols de A Coruña. Se peleaban por una idea que no existía antes. No conocíamos la escena, no salíamos de nuestra provincia.
““Año Santo” fue la salida de una crisis que en circunstancias normales debería haber acabado con el grupo”
Un buen arranque, reivindicado con “Año Santo” (2010), donde os juntáis con un maravilloso Paco Loco, encargado de la producción y parte fundamental del resultado final.
Rodrigo: Sí, junto a Paco Loco. Nos ayudó mucho. Veníamos de una época muy caótica con el primer disco. No contábamos con eso. Es como crecer en público que decía Lou Reed. No sabíamos qué era todo aquello. “Año Santo” fue la salida de una crisis que en circunstancias normales debería haber acabado con el grupo. Tras semejante álbum de debut, para el que no estábamos preparados, lo corriente hubiera sido que te acabes separando y quedes como una anécdota. “Año Santo” está hecho a lo kamikaze, nos metimos pocos días en el estudio con Paco Loco, recuerdo que la compañía no quería que estuviéramos mucho tiempo, quizás porque nos veía en fase terminal. El material era mínimo, sin apenas letras. Surgió la magia, gracias a Paco. Fue grabado en directo, en cintas con mezcla analógicas. Nos apetecía, sentíamos que era una de las últimas oportunidades de hacerlo así. Pensábamos que sería un capricho, lo último que íbamos a grabar y había que hacerlo de forma artesanal. Nos salvó “De la Monarquía a la Criptocracia”, funcionó muy bien, con un videoclip que también fue una pasada. Nos lo hizo Luis Cerveró de Canadá, que ahora es una productora internacional que arrancó con videos a artistas alternativos de la época como Joe Crepúsculo y nosotros. La canción dio tiempo para que la gente comprendiera el disco, hubo buenas críticas, pero de gente cercana al grupo puesto que no era lo que se esperaba. Tras un primer disco que era una explosión, la gente esperaba algo más pop, elaborado y suavizado, lo que hubiera sido lo inteligente. Era un disco que era una aberración de distorsión con ideas musicales que hicimos sin apenas opciones. Hay mucho pedal. Una idea musical muy potente, hecha de forma intuitiva. Fue buena idea y provocadora. Funcionó al tiempo, un tiempo que ganamos con el single. El disco costó mucho asimilarlo. Hubo críticas muy buenas y demenciales, cosa que al grupo nos vino muy bien, tener esa polarización. Fuimos un grupo que venía de trabajar, de familia obrera. En el grupo no había red de contención. Nunca nos pudimos permitir un año de descanso, nunca hubo red.
“En el grupo nunca hubo red de contención”
Y en “Victoria Mística” (2013), agarráis el toro por los cuernos, abogando por la autoproducción.
Rodrigo: Sí, lo grabamos aquí. Fue una locura. No teníamos ni el estudio. Ahora montamos un estudio un poco más fuerte. Pedimos unos micros y unos previos prestados a Joaquín Pascual, todo con la ayuda del hermano de Rafa, que era el técnico de sonido. Aprendimos cómo se hacía un disco desde la nada. Teníamos la parte de la composición, siempre fuimos de tocar y ensayar, pero aquí aprendimos qué hacer y qué no hacer. En estos conciertos es el que más me gusta tocar. Veo muchas canciones que están inacabadas y las acabamos ahora, una vez retomadas en directo. Me da rabia porque es un disco muy importante con nosotros, tiene paralelismos con “Sed”. Es un trabajo que salió en verano, una época muy mala. Además, fue mezclado en hasta 15 estudios distintos del mundo. Aprendimos el proceso, de hecho, tengo mucho cariño al disco por lo que aprendimos. Nos abrió a la segunda época. Cogimos las riendas del futuro como grupo, hasta entonces todo era por puro accidente. Metimos orden en el caos. En una de esas nos hubiéramos metido la hostia y hasta luego.
Esa nueva etapa se abre con “Salve Discordia” (2016), donde cerráis el círculo, volviendo a aparecer junto a vosotros la figura de Carlos Hernández.
Rodrigo: Carlos volvió como técnico de directo de “Victoria Mística”. Fue un proceso natural. Es un disco que nosotros vemos como ultracompleto, el que más se acerca a la idea inicial. Fue posible gracias a todo lo anterior, añadiendo el componente Carlos. Es la hostia producir y grabar con él, tenerlo de consejero y amigo. Fue una época muy dulce para el grupo. “Victoria Mística” funcionó regulero, pero trajo una época dulce. Había conciertos y teníamos más material. “Salve Discordia” nos dejó recoger la inercia y hacer un trabajo. con todas nuestras posibilidades.
“El disco “negro” va a ser nuestro trabajo más clásico”
Y llegamos a la época en que grabáis el disco negro y os regalan vuestro álbum homenaje hasta desembocar en “SED”, donde el equipo de trabajo vuelve a ser el habitual.
Rodrigo: “Sed” se grabó en casa, con Carlos hay mucha confianza. Nosotros somos un grupo de cocinar mucho las canciones en el local de ensayo, para nosotros es muy sencillo grabar, ya que solo es reproducir. Quizás deberíamos haber parado un poco, pero la pandemia nos rompió el proceso, veníamos de hacer disco “negro” (“Triangulo de Amor Bizarro”) que va a ser nuestro trabajo más clásico, ya que tiene la mayor cantidad de canciones que nos piden en directo, son los “highlights”, pero es un álbum muy agridulce, queríamos que fuera el definitivo… y vino la pandemia en la misma semana. Fue un proceso complicado. Dimos muchos conciertos con gente sentada, no sé si en España hubo un grupo que diera más conciertos así. Es un formato terrible el pandémico, sobre todo para un grupo como nosotros. Había que sobrevivir. Era un disco para tocarlo, si no… ¿qué haces? Ya habíamos vivido todas las experiencias, teníamos una edad y pensábamos que si parábamos no volvíamos. Pensábamos en los grupos jóvenes que vieron sus carreras truncadas. Se montó la gira con el “negro” (“Triángulo de Amor Bizarro”) y “Sed”, cuya edición también se retrasó con el tema del colapso de fábricas. El aniversario va a ser un punto y seguido. Vamos a descansar un poco, queremos tener quince días para desconectar. Haremos gira por América y después retomaremos el calendario que nos vino mejor. Un año tocando poco y tener tiempo para explorar. Con “Sed” lo echamos de menos, la realidad nos llevó a no poder parar. Estábamos con el disco “negro” y preparando “Sed”. Aquel fue un trabajo que la gente tiene muy marcado. Queremos volver a tomar las riendas de nuestra carrera tras la gira del aniversario que está siendo una locura.
“En las giras normales siempre hay un poco de trampa”
¿Hasta qué punto es un currazo preparar las canciones que dan vida a seis trabajos de vuestra discografía?
Rodrigo: Está siendo una locura por los conciertos, tenemos preparado una cantidad de material brutal. Las letras te vienen de otra parte del cerebro, te vienen, sin más. Y si te equivocas en directo en una palabra debes transformar las canciones hacia donde te lleven. Es algo muy guay como músico. En las giras normales, siempre hay un poco de trampa, hay memoria muscular para tocar los temas. Las probabilidades de que ocurra algo que no controles son mínimas. En estos directos es complicado, hay cosas que no puedes recordar.
“Al principio la gente nos quería linchar por no hacer bises”
¿Cómo está siendo la reacción de la gente en estas primeras noches de la gira?
Rodrigo: Según el disco que salga hacemos dos horas…Siempre odié los bises, no nos gusta salir y volver a entrar. Al principio la gente nos quería linchar, lo tuvimos que explicar porque es algo que está preparado. Parece que las nuevas generaciones entienden mejor que los bises están forzados. No es por mala educación, nos gustaba el rollo todo seguido. Acabamos los dos discos y preguntamos, la gente nos dice unas y otras a salto de mata. Estamos tocando hasta que reventamos. Hay discos que son más exigentes de tocar que otros, como “Salve Discordia”. En Granada, negociamos con la gente que haríamos cinco temas extra. Fue muy natural. En un concierto hay cosas preparadas, aquí hay un caos total, hasta que revienta el caballo. Es muy diferente a la estructura de un concierto normal. Hay un lanzamiento de cartas, se cogen y luego preguntamos. En los festivales es algo distinto, hemos hecho un disco y bises, porque la gente no sabe cómo va el rollo. En las salas la gente está disfrutando la experiencia y ver a un grupo que se puede equivocar, cosa que ocurre. Pero creo que la gente sale contenta por ver a un grupo sin trampas. Tengo que mirar a Rafa y a Isa, ver los acordes que ponen y las tonalidades para que todo funcione.
Os alejáis del funcionariado rockero con una propuesta de esta magnitud.
Rodrigo: Nosotros siempre tuvimos pudor, hasta con las intro y los bises. Vamos explicando para que la gente entre sin saber qué va a pasar. Hacemos cosas para que se desate el caos, que la gente pierda la idea de lo que tiene que ser típico. Hacemos lo que nos da la gana. Y los discos está saliendo así. Hasta para ensayarlos tiene su aquel. Hay canciones que hemos tocado dos veces en el local en quince años. Ahora las escuchas grabadas, piensas de dónde viene y abres la boca y va saliendo sin más. No puedes recordarlo. Cuando hablamos con otros grupos que nos encontramos en gira todos pensamos lo mismo, que no se pueden recordar las letras. Tenemos la teoría que vienen de otra parte del cerebro, si tratas de recordarlas, las olvidas. Te conecta más con el momento de cuando la hiciste la primera vez que cuando la tocabas en directo. Una vez empieza el concierto, nos dejamos llevar.
“Hacemos música artesanal en una época “poptimista”
Habéis colaborado con artistas como Soleá Morente, Esplendor Geométrico, Biznaga, León Benavente, VVV Trippin´you. Además de contar con el reconocimiento de compañeros y compañeras que aparecen en uno de vuestros álbumes que no habíamos tocado hasta ahora, “Detrás del Espacio: Variaciones y Ecos”. Aunque personalmente, si tuviera que hablar de tres que me impactan, serían los ya mencionados Biznaga y sobre todo Ilegales, representados en Jorge Martínez al que sé que le encantáis cuando os ponéis ruidosos. ¿Qué podéis decirme de ellos?
Rodrigo: Fue todo de forma natural. A Jorge le conocimos en un Festival de Benicasim. Yo tenía mucho respeto, me daba miedo ante tal leyenda. Además, era muy fan. Un día nos llamó: “¿Oye, tocáis en Coruña? Voy para allá con la guitarra”. Allí apareció. Le admiramos muchísimo, nos llevamos genial con él. Es un tío simpatiquísimo, súper inteligente. La gente tiene una visión de Ilegales que es rock and roll y ultramacarra. Realmente es un hombre súper brillante, de los más que encontré en el mundo de la música. Con Biznaga también hemos coincidido muchas veces y somos grupos con ideas parecidas. Hacer música un poco artesanal, que no sea prefabricada, en esta época “poptimista”, donde se pierde el fin último de la música, conectar con la gente y disfrutar. No todo es una escalada de fama, al menos para nosotros. Nos gusta hacer música, tomarlo como una profesión y afectar a la gente de alguna forma. Vas dando con gente y haciendo migas por el camino. Nosotros vivimos un poco aislados en Boiro, realmente nos encontramos con la gente en conciertos y festivales. Los que comentas son gente afín que estamos en la misma dinámica.
“Meteremos las canciones nuevas para tocarlas e ir terminándolas en directo”
Imaginamos que pese a que “SED” vio la luz hace poco más de un año andaréis ya inmersos en las labores de composición. ¿Estamos en lo cierto?
Rodrigo: Una de las cosas que queremos hacer a lo ninja es la siguiente. Tenemos unas cuantas canciones nuevas y no queremos grabarlas como pasó con “SED”. Queremos hacerlas, tocar en directo y grabarlas, algo que la dinámica de las giras no te permite hacer. Vamos a meter las canciones nuevas, tocarlas y vamos a ir terminándolas en directo. Ahora, después del arranque, donde fue una locura ajustar todo, nuestra idea es meter alguna de las canciones incipientes, que se formen, hacer más e ir encontrando de forma natural dónde queremos ir. No hacerlo como en otros discos, de forma más fría. Queremos volver a lo que se hacía en los sesenta, una época en la que bandas como Pink Floyd tocó las canciones de su primer disco muchas veces antes de grabarlo en directo. Es algo que nos encantaría.
Rodrigo. Ha sido un placer. Me ha encantado recorrer la historia de Triángulo de Amor Bizarro contigo. Me has emocionado. Mil gracias por todo y enhorabuena. Suelo poner vuestra música en los viajes con mi mujer e hijo, es un placer inmenso saber que además de buenos artistas, sois gente entrañable.
Rodrigo: Vente al aniversario y tráete al niño a ver a Triángulo de Amor Bizarro.