Camellos: “Somos gente normal haciendo música”


Por: Javier González. 
Fotografías: Laura Bermejo.

Cuando uno se enfrenta a las nuevas canciones de Camellos, las que dan forma a su cuarto trabajo, “Gran Hostal”, la sensación que te invade es que la frescura y el entusiasmo permanecen intactos, sin perder el espíritu de anteriores entregas, pero redondeando la fórmula hasta acabar por dar forma a una colección impecable e implacable. Sus maravillosas y alocadas letras brillan majestuosamente, funcionando a modo de collages urbanos, tirados con mucha sorna para mostrar retazos costumbristas de un patético siglo XXI donde la bromita turbocapitalista se ha convertida en dictadura. 

Semanas atrás tuvimos la oportunidad de hablar con el batería de la banda, Jorge Betrán, quien en el marco de una larga y agradable charla, casi de ambiente familiar, nos habló de todo lo relacionado con este “Gran Hostal”, una confortable estancia de apariencia sencilla, donde se invita a los huéspedes a disfrutar de un buen compendio de rock afilado en sus críticas que incita a reírse a carcajadas ante el continuo esperpento de este mundo nuestro que vive con el gesto torcido y deformado.

Qué alegría volver a hablar con Camellos. ¿Cómo va todo? ¿Qué tal ha ido el proceso de preparación y grabación del reciente álbum? 

Jorge: Estamos bien, contentos y satisfechos con el disco. Ha sido un año complicado, pero provechoso para nosotros. Este disco suponía un reto en muchos aspectos para la banda. Nos enfrentábamos a un cambio de sello, lo que a la hora de componer no te compromete en nada, pero sí es cierto que estás ante gente con la que nos has editado nada y tiene ciertas expectativas puestas en ti. No quiero decir que nos tomáramos este disco con más con presión, pero sí quieres llegar con buen pie al nuevo sello, no sacar un trabajo donde la banda se desinfle. En cuanto a lo personal, todos hemos tenido mucho lío, por lo que hemos vuelto a los viejos métodos de composición y grabación. Por ejemplo, “Manual de Estilo” se grabó en La Mina con Rául Pérez en Sevilla, donde nos retiramos más de una semana, alrededor de doce días, probando cosas con bastante relax. “Gran Hostal” ha sido distinto, casi nos decíamos “¿quién puede ir a grabar hoy?”. Ha supuesto una vorágine de cosas por hacer, pero a la vez está impregnado de una frescura muy positiva, dejándonos un regusto cercano a “Embajadores” o “Calle para Siempre”. Al final nos hemos quedado sorprendidos porque pese a las piedras del camino nos ha quedado bien. 

“Gran Hostal” es el cuarto larga duración de vuestra discografía, el primero de esta índole que firmáis bajo el sello de Ernie Producciones. ¿A qué se ha debido este cambio de compañía? Dado que arrancáis bajo el paragua del sello del bueno de Josiño Carballo. ¿Podemos hablar de un nuevo comienzo en Camellos? 

Jorge:
Creo que es un sí, pero no. Esto es una nueva etapa para la banda, pero creo que musicalmente no va a afectarnos en lo más mínimo. Vamos a seguir siendo Camellos siempre. Además, Josiño es una persona a la que le gustaba el proyecto de mucho antes y confía en lo que hacemos. Para nosotros la diferencia de haber hecho este disco para “Ernie Records” o para quien fuese, no existe. Fue un cambio muy meditado, llevábamos un recorrido con Limbo Starr muy fructífero, sobre todo teniendo en cuenta que no somos una banda muy longeva. Todo lo habíamos sacado con ellos, fue algo meditado y un querer probar cosas nuevas porque no sabemos los años que durará el proyecto. No nos queríamos quedar con la sensación a toro pasado de no haber probado. Hemos cerrado la etapa súper agradecidos con Carmen y David por los años compartidos juntos y la confianza. No les podemos poner peros, nos han tratado muy bien. Tenemos contacto con ellos porque seguimos reeditando los discos que sacamos juntos. Fue un cambio intenso, que de momento presupone que va a ser una etapa muy buena para la banda. 

De lo que no cabe duda es que seguís apostando por unas letras críticas, ácidas e irreverentes para denunciar muchas situaciones. ¿Cómo de complicado es seguir ampliando vuestro particular diccionario de historias rocambolescas repletas de sentido y sensibilidad? 

Jorge: Camellos somos una banda… no voy a decir nada especial, no hay ningún secreto, somos gente normal haciendo música. Quizás sea el motivo de que mucha gente se sienta identificado con lo que cantamos. Si habláramos de coches y mansiones, no mucha gente se sentiría identificada, pero al cantar sobre hacer cosas cuando estás roto de cansancio es más fácil de que guste a la gente. Hablamos de cosas que nos pasan y nos queman, quizás en algún caso no las hemos sufrido en primera persona, pero sí pertenecen al círculo donde nos movemos. Si alguien viniera a meter mano en la composición o letras sacaríamos “red flag”. Necesitamos trabajar con gente que no nos vaya a poner peros, básicamente para hacer lo que nos gusta y lo que se nos da mejor. 

Vuestras letras no se caracterizan precisamente por el desarrollo de una historia al uso. No sé si podría definir así, pero suelen ser un collage de imágenes potentes, sarcásticas y muy gráficas. ¿De dónde surge todo este arsenal? 

Jorge: Pasan los años y el proceso de composición no cambia, pese a ser unos más, puesto que este es el primer disco que hacemos con Abel, el nuevo quinto Camello. En agosto de 2023, Paco se había tomado un mini descanso, venía de una época con mucho curro y otras movidas. Habló con nosotros para decirnos que necesitaba un par de meses de parar y coger aire. Al volver, dijo que había que empezar a organizar cosas, propuso irnos a su pueblo, ya que él tiene casa en Alcázar de San Juan, para llevar ideas y preparar un disco nuevo. A todos nos pareció una vuelta magnífica, saber que había vuelto con energía y ganas de hacer cosas. Nos llevamos unas guitarras acústicas, una caja de ritmos y papel para preparar el disco. Fer y Paco son las personas que musicalmente dan el primer paso, ponen la primera piedra, luego las letras las construimos mucho entre todos. Si durante el día y la tarde nos enfocábamos en la música, al caer la noche sacábamos la libreta y empezábamos a hablar, a tener conversaciones nuestras. Iban saliendo temas y apuntábamos. Todo en conversaciones, no estábamos buscando para la canción. De ahí salimos con bocetos musicales y muchos puzles de letras. En el local llegó el momento de hacer las canciones. Es nuestro estilo, todos los discos y canciones están hechos de la misma manera. 

En “Quién se Ríe ahora”, cantáis “Que no te laven el cerebro en el colegio, sal del rebaño ya”. ¿Toda una declaración de intenciones? 

Jorge: Es una canción que nos hacía mucha gracia. Fue un tema que tuvo mucha repercusión durante y después del Covid. Esta peña que te dice que eres un borrego y no sabes nada, que la realidad está delante de tus ojos y no la ves. De pronto había una marabunta de conspiracionistas para los que todo tenía una segunda vuelta de hoja. Por un lado, nos hace gracia y por otro nos cabrea. Nos resultó muy fácil hacer la letra con frases como la que resaltas. También nos gusta mucho la gente que te insulta porque no crees en sus tonterías. Aunque sin duda, una de nuestras favoritas es que los pájaros eran drones y había que cambiarlo las pilas, por eso encerraron a la gente en casa durante el estado de alarma. 

¿A cuántos perros de la vida habéis conocido como “Juan in The Middle” en vuestros trabajos? 

Jorge: “Juan in The Middle” es una triste realidad del mundo laboral a día de hoy. Si dibujáramos escalones en una pirámide en cualquier trabajo, con sus curritos y curritas abajo del todo, los jefes y jefas arriba, aunque más bien los tíos que suelen ser los jefazos siempre. Existen en planos intermedios, cercanos a la cúpula, este tipo de personajes que no se sabe muy bien qué hacen. Le veo, mueve las manos y agita los papeles, pero no sé qué hace. Es la era de oro de esta gente que vende mucho humo. Vivimos en la etapa de los puestos duplicados, donde varias personas hacen lo mismo. Trabajo en una oficina y veo a “Juan in The Middle” por ahí. Vive en todos los sitios. 

“Estamos en un momento musical muy bueno” 

En el disco colaboran bandas como Perro, Repion y los también madrileños y “barrionalistas”, Biznaga. ¿Cómo surgió la idea de que participaran? ¿Sentís que son bardas hermanas? ¿Podemos hablar de una escena de bandas cercanas en postulados? 

Jorge: Puede ser… evidentemente hay un primer sentimiento de admiración por las bandas que mencionas con las que hemos podido colaborar. Hemos admirado mucho siempre a Perro, referente desde el momento en que Camellos se fundó. Qué decir de Biznaga, que son los más peleones y reivindicativos. Hace semanas nos encontramos con Jorge en la fiesta de presentación del disco de Carolina Durante, algo que fue muy gracioso porque al saludarnos nos felicitamos por los álbumes recién editados, ya que venimos de editar las dos bandas. Con Repion pasa lo mismo. La única diferencia con otros discos es que somos unos desastres y siempre dejamos las colaboraciones para el final, así que acaban por no salir. Había gente que decía, “sacáis disco nuevo y apenas ha habido colaboraciones anteriormente”. Lo de Josele Santiago salió de milagro, fue una cosa que nos pareció muy especial, pero salió de chiripa. Llamábamos con planteamientos de ideas, pero sin tiempo para ejecutarlas. Esta vez ha salido porque ha sonado la flauta. Te hablo de un nivel tremendo. Grabamos la canción con Marina de Repion, ella preguntó a Fer: “¿cuándo la mandáis a masterizar?”, y la respuesta fue “esta noche porque si no, no llegará al disco”. Para que te hagas una pequeña idea de los tiempos manejados. Ha sido un placer trabajar con las tres bandas, es muy bonito ver con que gente hemos colaborado. Creo que estamos en un momento musical muy bueno, hay propuestas haciendo cosas muy guays, parecidas y diferentes a la vez. No me atrevo a llamarlo escena porque desconozco la afinidad entre bandas, pero para nosotros colaborar con estas tres es un lujo. Hemos sido afortunado de hacerlo con gente a la que admiramos tantísimo. 

En “1900” dais un palito muy interesante a la situación actual de la vivienda y de los alquileres. 

Jorge: Sé que no somos los únicos que no hablamos de ello, pero cómo pasas por alto este tema, si la situación es la que es. Cómo hay gente que no quiere darse cuenta que la realidad que vivimos es distinta a la de mis padres, donde no hacía falta tener la vida resuelta para comprarse una casa o formar una familia. Paco, que tú le conoces desde hace tiempo, no sé cuántas veces se ha tenido que mudar en los últimos años. Todos vivimos una realidad similar y es una vergüenza que el tema de la vivienda este en el punto en que está. Ya no hablo de comprarte una casa, me refiero a plantearte ir a vivir solos. Es una cosa al alcance de pocos cuando antes no lo era. Me hierve la sangre con este tema. 

A mí me duele decir esto, pero cuando hablan de progreso tiendo a relativizarlo. En algunas cosas como el acceso a una vivienda estamos a años luz de lo que muchos hemos conocido siendo niños. 

Jorge: Hay cosas en las que se avanza, es normal que avance y es muy positivo. En otros se retrocede. La historia avanza, pero a la gente le gusta el dinero. Hay personas a las que no los importa a costa de qué se hace dinero. No es lo mismo forrarse vendiendo tornillos que hacerlo a base de exprimir a la gente a costa del techo en que viven. Que los pisos suban de 700 a 1.000 euros su alquiler con la excusa de que el vecino lo ha hecho no puede ser. Así se lava las manos todo el mundo. A mí me parece muy bien que la gente invierta y se compre una segunda casa para alquilar, pero sin llegar a especular ni jugar con el dinero de la gente. Por favor, que las cosas se hagan con ética para que las personas puedan tener una vida digna sin dejarse íntegramente el salario en pagar el alquiler de los cojones. 

“A nosotros nos toca lidiar con una vida de “rock star” el fin de semana y el domingo duerme pronto que hay que volver a la rueda y madrugar” 

Musicalmente hablando, “Loros”, me ha parecido de las mejores del disco, un bombazo. La escuché y pensé: “esta tiene algo”. 

Jorge:
Esto es gracioso. Te voy a decir qué tiene esa canción: años. Es una canción de 2015. Apareció, la tocamos un tiempo y se quedó en el ostracismo, en el olvido. Al vivir en la época de Internet, casi todo deja un registro. Hay vídeos de los primeros conciertos de la banda, muy caóticos, donde personalmente tocaba muy mal, llevaba poco tiempo tocando la batería. Es horrible verme. El caso es que tenemos unos fans muy acérrimos a los que les da por investigar y buscar todo lo que hemos hecho; y de pronto, hace poco, empezó a haber una marabunta de los más freaks de Camellos pidiéndola. Imagina estar tocando en 2023 y la gente pidiendo un tema que no tocas desde 2016. Un día la volvimos a tocar por hacer la gracia y dar gusto a los fans, entonces surgió la pregunta sobre rescatarla y grabarla. Al oírla sentimos que la habíamos dado un sabor y un estilo que antes no hubiera tenido. Estamos muy contentos con el resultado, la verdad. 

En “Rompiendo España” ponéis a bailar a unos cuantos puntos concretos de nuestra geografía. ¿Qué tal ha ido cuándo habéis visitado alguno de estos puntos del país? ¿Habéis recibido amenazas de tiraros al pilón? 

Jorge: De momento no ha pasado nada. Quizás los que puedan tirarnos al pilón sean los de Ciudad Real. Paco nació en un pueblo de ahí, pero era gracioso decir la frase. Nos ha escrito gente al respecto. La verdad es que Ciudad Real, lo que es la ciudad, no tiene mucho especial. Decidimos hacerla porque a raíz de “Mazo” se nos tildó de grupo que hablaba de Madrid, aunque la canción es una crítica. Así que hicimos una canción hablando de más sitios. Al hacer la letra se quedaron más lugares en el tintero. No había intención de abrir una guerra diciendo que todos los sitios eran una mierda. Nos hacía mucha gracia hacer algo así. 

Reconozco que a mí la música con sello de “Madrid” me encanta. Entre mis grupos de rock favorito nacional están Burning, Gabinete Caligari o Los Enemigos, por citar unos pocos ejemplos. 

Jorge: Madrid es una ciudad que deja mucho poso. Si te pones a hacer cosas musicales aquí, se te notará desde dónde estás escribiendo. Nos gusta mucho Madrid, aunque es una ciudad imperfecta con mucha mierda, pero la queremos, nos chifla. La gente decía qué éramos pesados por escribir sobre Madrid, pero no decimos que no haya más sitios de los que escribir, ni la vendemos como la ciudad número uno del mundo. Estoy orgulloso de pertenecer a una banda que junta a otras muchas ha formado un legado de música que hacen música de esta ciudad. 

Me apetece hacerte una pregunta que de vez en cuando hago para que la gente vea cuál es la realidad de infinidad de bandas hoy día. ¿Da Camellos ingresos suficientes como para vivir del grupo? 

Jorge: Camellos es nuestro segundo trabajo para que la gente lo entienda. A nivel personal, no de banda, para mí vivir de la música sería un sueño cumplido. Desde niño quería ser rockero, igual que había gente soñando con ser futbolistas o actrices, pero es un sueño que no quiero cumplir a cualquier precio. No quiero vivir de la música para estar pasando penurias económicas, no es mi idea. Camellos nos da beneficios, pero somos cinco personas, hay un sello detrás, trabajamos con técnico de sonido y road mánager. No estamos en el punto de dejar nuestros trabajos. Es una realidad mucho más común de lo que la gente se piensa. Quizás tú, que estás metido en el mundillo y tienes contacto con músicos y demás, lo sabes, pero la gente se sorprende cuando les dices que no vives de esto. Vivir de la música hoy en día no es lo que era antes. Es complicado. A nosotros nos toca lidiar con una vida de “rock star” el fin de semana y el domingo duerme pronto que hay que volver a la rueda y madrugar. Toca compaginar conciertos y grabaciones con trabajo y vida personal. Es la vida que hemos elegido. A veces es dura, pero si no nos gustara, no estaríamos aquí. 

¿Cuál es la situación actual de Camellos con respecto al público y qué planes de gira manejáis? 

Jorge: Camellos hemos crecido poco a poco. No hemos tenido un pelotazo como otras bandas. Hemos visto un progreso trabajo a trabajo. Somos victimas de los números de internet. Hay canciones del último disco que han superado en número de oyentes a las míticas de “Embajadores”. Te vas atreviendo a hacer cosas más grandes con el público. Al final cada concierto es una batalla diferente y nueva. Visitar ciudades es complicado, sobre todo plazas nuevas donde no has estado, las primeras veces son duras. Estamos preparando una gira con Ernie para ir a la mayor cantidad de sitios posibles. Visitar lugares donde hemos tocado muchas veces y otros donde nunca hemos estado. Tras cuatro discos buscamos recabar más fans, gente que no conozca el proyecto a la que nos encantaría enseñárselo.