Entrevista: Lagartija Nick


“Siempre hemos visto cada disco como una necesidad” 

Por: Javier González. 
Fotografías: Antonio Olmedo.

Nacieron con vocación dinámica y revolucionaria, buscando crear distintas formas de expresión; defendiendo una manera de hacer las cosas propias, alejados de modas y dictados, dando sentido a la independencia creativa y artística, arropados por un discurso único en nuestro panorama. Y ahora, 35 años después de encontrar la que sería su formación original, Lagartija Nick siguen ejerciendo como francotiradores. Son “pasajeros en tránsito, de estación en estación, en transbordo hacia otro tren, para cambiar de nuevo de dirección”, haciendo buenas muchas frases con las que esculpieron discos y canciones que ya forman parte de lo mejor del rock nacional. 

Inmersos en una gira conmemorativa y en mitad de un proceso para acercar a sus fans gran parte del archivo sonoro y visual que la banda ha conseguido acumular durante estas tres décadas y media, contactamos con Antonio Arias para hablar de este peculiar recorrido vital. Desde las cuevas que alumbraron sus primeros ensayos hasta los cielos de Granada, con picos más altos que su Veleta, valles sinuosos y algún que otro descenso hasta las puertas del infierno en forma de caídas. Siempre con la ilusión por bandera, sin lamerse las heridas y con la sonrisa de satisfacción de quien sabe que su obra representa un legado imperecedero, donde arte y compromiso se funden. 

Hoy os dejamos con un tipo único, un talento eléctrico, capaz de regalar sabiduría a cada frase. Por su cabeza ha pasado gran parte de la arquitectura sonora de esta Lagartija que todavía tiene ganas de menear el rabito. Señoras y señores, pónganse en pie, toma la palabra un mito que responde al nombre de Antonio Arias.

Treinta y cinco años ya desde el establecimiento de la formación clásica de Lagartija Nick. ¿Qué sientes al mirar atrás? 

Antonio: Echar la vista atrás da una dimensión extensa de todo este proceso, pero en realidad se trata de una carrera paso a paso y de últimas oportunidades. Cada disco se ha visto siempre como una necesidad, un gesto a la música y a nosotros mismos, ante las modificaciones que hemos sufrido y de las que nos hemos beneficiado. Mirando atrás, parece muy largo, visto para adelante, siempre han sido pasos cortos. 

“Nunca hemos evitado crear nuevos mundos” 

 ¿Es Lagartija Nick gran parte de lo que ha dado sentido a vuestra vida? 

Antonio: Totalmente. Tener una banda, salir con las mismas personas que arrancaste hace 35 años y testearte continuamente nos da un resumen satisfactorio de nuestra carrera, más si cabe cuando nunca hemos evitado crear mundos nuevos. Sabemos que mucha de la complejidad a la hora de acercarse al grupo la da el hecho de que nuestros referentes son cercanos y que se necesitaba largo tiempo para que cuajaran. Decía Enrique que hacíamos discos para diez años más tarde, no necesariamente por la propuesta musical en general, sino por la iconografía que tenemos. Es ahí donde más hemos aportado. Antes, fuera de la entrevista, hablábamos de canciones como “Europa, Europa”, donde reconocemos la figura de mi hermano Jesús, mostrando su compromiso, y también todo lo desarrollado junto a Enrique Morente, reivindicando las grandes voces del flamenco. En ambos casos son artistas con una voz propia que la gente necesita tiempo para reconocer. 

“Siempre nos hemos dejado llevar por el momento creativo, ignorando lo demás” 

Pensando en Lagartija Nick y toda su trayectoria, me daba cuenta que es uno de los pocos caminos que existen en nuestra música donde la expresión artística ha primado siempre sobre modas y economía. 

Antonio: Sí, quizás siempre nos hemos dejado llevar por el momento creativo, ignorando lo demás. Solo fijándonos en si nos toca, si nos aportaba algo, si modificaba nuestra forma de hacer música y si nos acercaba a algún destino. A veces el empecinamiento de la banda ha hecho que tuviéramos discos más flojos como “Ulterior”, te ves sumido en una dinámica donde andas de gira y te equivocas en la valoración de las coordenadas, básicamente porque tienes una forma de ver las cosas totalmente alejada del mercado. 

“El nuestro era un posicionamiento por la independencia, alejándonos de la vía anterior, la de las multinacionales” 

¿Qué recuerdos tienes de aquellos momentos en que dejaste 091 para juntarte con tu amigo Eric e ir dando forma al proyecto? ¿Sentías la necesidad de afrontar nuevas formas de expresión? ¿Cuáles eran los referentes musicales y estéticos que os motivaron a hacer aquel cambio? 

Antonio: Sí, totalmente. Cuando decidimos ponernos ya en serio con Lagartija, lo hicimos bajo la premisa de alejarnos de las experiencias que habíamos tenido con grupos en los años ochenta, él en KGB y yo con 091. Me refiero al hecho de no querer volver a pasar por los usos de las compañías discográficas. Lagartija Nick nos posicionamos como una vuelta a la independencia creativa, con idea de disfrutar del grupo y no admitir consejos. Queríamos volver a mostrar el valor de una banda, de cuatro tíos apostando por algo, creíamos que es una fuerza sin igual. También estaba el condicionante de la edad, teníamos veinte años, no podíamos esperar más si lo que pretendíamos era montar algo nuevo. Sabíamos por la experiencia que habíamos tenido en los años ochenta que la sangre joven vale mucho en este negocio. Era un posicionamiento por la independencia, alejándonos del funcionamiento de la vía anterior, la de las multinacionales. Teníamos la voluntad de crear algo muy expresivo en la línea de las bandas que nos gustaban en aquel tiempo como Joy Division, Bauhaus, Echo and The Bunnymen, Julian Cope. Queríamos manifestar aquel espíritu de no modernizarnos. 

“La sangre joven vale mucho en este negocio” 

Vuestro primer disco “Hipnosis” ve la luz en 1991, un momento donde el cambio de ciclo es patente, pero vuestra historia conjunta tiene un largo recorrido, sobre todo en el caso de Eric y de ti. 

Antonio: En realidad lo que dices es cierto, cuando ya decidimos montar el grupo veníamos de estar Eric y yo, creando y tocando en grupos sin llegar a nada. Teníamos un grupo de versiones de Siouxsie donde nos acompañaba una cantante, con un repertorio que nunca llegamos a tocar en vivo. Desde el año 1982 Eric y yo teníamos la atracción de tocar juntos, había muchas cosas en común, éramos los chicos de las bandas y veníamos de barrios pobres, algo que atrae. No era formar un grupo sin más. Veníamos tocando desde el 82, ahora miro atrás y veo a Eric atrás con la batería y no me puedo creer que hayan pasado 42 años. Cuando dimos el paso definitivo, teníamos el soniquete claro, la historia era ver cómo elaborar las canciones. Ahora que hemos editado las demos, se ve que estamos buscando el estilo, mirando hacia dónde acercarnos. 

Claro, porque desde el 82 hasta el 89, hay momentos muy diferenciados en vuestra aventura. 

Antonio: Creo que se divide en dos partes al principio, cuando entra Juan, donde tocamos en formato trio y hay un desarrollo de canciones muy concreto. Luego entra Miguel, dotando a la banda de un sonido más punki, más parecido a TNT. Nos empezamos a reconocer a través de referencias más cercanas, creo que sería un cambio sustancial en la banda. Definimos el estilo, el sonido y la expresión viendo la reacción de la gente. Fue el germen de Lagartija Nick. Este 35 aniversario nos sirve para revisar un poco todo aquello e ir sacando material inédito. El caso es que a lo que nos daba vergüenza antes, ahora le vemos el valor de la propuesta. También creo que hemos perdido el miedo, las dos cosas.

“Luchar por algo personal te hace sentir vivo” 

Es la época de la mítica noche durmiendo en el coche con robo incluido de la maqueta que finalmente llegó a manos de Romilar D. 

Antonio: ¡Qué hijo de puta el tío! Todavía me acuerdo los dos desesperados buscándole por la calle, lo encontramos, lo encontramos. No teníamos dinero para un hotel y llegaríamos de madrugada, por lo que dejamos la furgoneta en el parking de Plaza de España. Era pleno invierno y no podíamos encender el motor del coche porque nos echaban. Me acuerdo que Eric estaba llorando de frío. Por la mañana nos fuimos a telefónica a llamar a las compañías, ten en cuenta que era un mundo antiguo, donde tenías que hacerlo desde la centralita. Empezamos a contactar con compañías tipo Dro y Romilar D, donde Juan Hermida nos cogió el teléfono y nos dijo que nos acercamos. Estábamos celebrando que hemos quedado con él y me doy cuenta que nos habían quitado los sobres. ¿Para qué quería el tío ocho sobres con maquetas? Salimos desesperados a la calle y lo vimos, ya no recuerdo si hablamos con él, o las soltó sin más delante nuestra. No la liamos más, pasamos de historias. Vaya viaje, si llego a perder las cintas hubiera sido mejor anécdota. Gracias a Dios, pudimos recuperar las demos y entregarlas. Son cosas que te hacen sentir vivo y que haces algo distinto, que luchas por algo personal. Esa lucha ni cansa ni duele. 

“Las estructuras pop cuajaron porque era lo que interesaba a los partidos y a las nuevas necesidades políticas para acercarse a la gente joven”

¿Cuál era el panorama en aquel momento? ¿Qué propuestas embrionarias sentías cercanas? 

Antonio: Granada se quedaba en aquel momento en una experiencia muy pop. Una vez desaparecidos TNT, solamente se quedan grupos como 091, La Guardia y Sesión de Noche. Nuestro primer disco sale en el 91, ya en el 92 se empieza a escuchar en el barrio de mis padres, La Chana, algo sobre los ensayos de Los Planetas, eso sí nos sorprendió, porque eran muy expresivos, descarados, enfrentados a lo que había. Quizás fue el despertar. Todo generaba riqueza musical, la verdad, pero creo que nosotros dábamos más visibilidad a movimientos alternativos. En los ochenta estaban Diseño Corbusier, cosas más electrónicas, válidas y progresivas, pero no cuajo como las estructuras pop, que era lo que interesaba a los partidos y las nuevas necesidades políticas para acercarse a la gente joven. 

“Mi motor para arrancar el proyecto eran la rabia y la fuerza de la venganza” 

En “Policía Detrás”, una de las maravillosas canciones que había en “Hipnosis”, vuestro primer Lp, cantabas “No creo en ti, no veo nada en ti, ahora creo en mí”. ¿Aquel era un poco el sentir de la banda? 

Antonio: Sí, totalmente. Es una manera egoísta de enfadarse con un mundo en que uno no está a gusto. Lo relacionaría con mi salida de 091, no entendía otra forma de hacerla. Necesitaba enfadarme para poder salir de un entorno donde se me quería y se me trataba muy bien. Tienes que enfadarte, encontrar motivaciones para hacer lo que quieres llevar adelante y ya se sabe, la rabia va muy bien en las canciones. Habla de querer salir de la coraza que me estaba imponiendo con la rabia y la fuerza de la “venganza”, entre comillas, para arrancar otros proyectos. No sé si era la fuerza adecuada, pero era la que me impulsaba a seguir hacia adelante. Era estar en contra de algo y alguien para buscar la fuerza. 

““Inercia” contiene las canciones más significativas de la historia de la banda” 

Un año después, el 22 de diciembre de 1992, ve la luz “Inercia”, para muchos vuestra cumbre como banda, bajo la etiqueta de la multinacional Sony. ¿Cómo se gestó aquel cambio? 

Antonio: Nosotros queríamos sacar disco con Romilar D, aunque tuviéramos más problemas por hacerlo en una compañía pequeña. El caso es que desde el primer día que entramos a grabar recibo una llamada de Sony, donde me dicen que nos libran del contrato y les comento que estamos en Romilar D con toda la intención. Llamábamos la atención de las multinacionales porque habíamos vendido 4.000 o 5.000 singles, girábamos por todos lados y nuestro mánager era del País Vasco. Dábamos la sensación de movernos mucho y a poco que pusieras la oreja nos escuchabas. Aguantamos lo que pudimos aguantar, Sony nos ofrece la posibilidad de romper el contrato, permanecemos en Romilar D, pero luego es Romilar D quien vende el contrato y al grupo a CBS. Aún así, “Inercia” sale con los tres sellos para dar credibilidad, bajo la firma de Sony, Romilar D y CBS. La intención del álbum era muy concreta, sacrificamos la variedad musical del primero, centrándonos en un disco que tuviera el mismo mensaje repetido una decena de veces. Las canciones eran parecidas y las tonalidades muy simples, pero había una intención cercana a lo que hicieron Sex Pistols, tratando que el mensaje quedara muy claro. Ahí es donde creamos las canciones más significativas de todos los tiempos de la banda; “Esa Extraña Inercia (Anfetamina)”, “Nuevo Harlem”, “Satélite”, que siguen funcionando como un cañón en directo. Las del primero también, pero las del segundo, sobre todo. Son un poco más sencillas, el estilo está bien, el sonido y la producción de Owen Davis, sabiendo mantener la independencia dentro de la estructura de la multinacional, quizás beneficiados por el efecto Nirvana. Las compañías te dejaban hacer, no sabían muy bien lo que estaba pasando. La apuesta era valiente. Es la estética que se ve en el vídeo de “Nuevo Harlem”, tratando de hacer independiente la multi. Nos lo pasamos muy bien haciendo el disco y tiene canciones muy significativas. 

““Su” muestra dos caminos, el del bosque tenebroso y el de baldosas amarillas. Nosotros elegimos el primero, que para algo éramos siniestros y punkis” 

Y en diciembre del 95, sale a la calle “Su”, un disco al que tú le tienes especial cariño, pero nunca me has contado el motivo real. 

Antonio: A la hora de crearlo, vuelvo a llamar a mi hermano Jesús para que hagamos las letras de las canciones juntos. Aparece una oscuridad lorquiana, luego acompañada por la estructura de los temas. También estamos abriendo el camino expresivo del grupo, no solo bebiendo del punk como en “Inercia”. El caso es que viene una oscuridad muy interesante, de la mano de Jesús hay un tufillo lorquiano en las letras. Además, antes de que salga el disco, hablamos con Enrique, por si quería cantar conmigo en el single de adelanto, “La Curva de las Cosas”. Es un trabajo muy querido por las letras, con referencias a la “beat generation”, pero hay una poesía que nos está enseñando el camino posterior. “Su” muestra dos caminos, el del bosque tenebroso y el de baldosas amarillas. Nosotros elegimos el primero, que para algo éramos siniestros y punkis. 

“Cuando un genio de la música como Enrique Morente te quiere enseñar tienes que dejarlo todo” 

El siguiente paso de la banda es “Omega” del que tanto se ha dicho y escrito, pero que personalmente creo que también consumió mucha energía de Lagartija Nick. 

Antonio: Sí, obviamente suponía un avance, por un lado, claro está. Lo que se estaba proponiendo era muy importante para nosotros, ten en cuenta que editarlo era un logro para la banda. Tras los pasos de Enrique Morente estaban Lou Reed y Leonard Cohen, querían colaborar juntos. Materializar “Omega” costó mucho, se habla de que es un disco fenomenal, pero estuvimos trabajando en pleno “bullying” e ignorancia hasta el año 1998. Y luego está la lucha para tocarlo en directo, porque necesitaba otra expresión en vivo, sufrimos una catarsis también con la marcha de Eric. A la hora de defenderlo, había que enfrentarse al material flamenco y hacía falta una formación para tal cometido. De un lado, se me machaca con que abandoné al grupo, pero es que la apuesta tiene que ser eterna. No podía dar la razón a los que decían que no teníamos que haberlo hecho y haber vuelto a Lagartija Nick hubiera sido eso. Era un disco que no enseñó a dejar claro que podíamos aportar música al mundo, a través de nuestra propia música. Tenía algo de cabezón, que tenía que ver con evolucionar con un maestro del canto, aprender a cantar mejor, mostrar que se puede evolucionar siempre. Era una forma egoísta de ver las cosas por mi parte, porque estaba obsesionado con aprender todo lo que me enseñara Enrique vocalmente, pero también del flamenco, de su experiencia y de la música. Cuando un genio de la música te quiere enseñar, tienes que dejarlo todo. Fíjate lo que representa la apuesta de “Omega” hoy para todo el mundo, pero no solo es el disco, es el trabajo que hicimos con él. De acuerdo, quedamos en segundo plano, pero es que llevábamos cantando a Enrique Morente. Merecía la pena siempre. Cada día que salí con él era una bendición musical. Y con respecto a Lagartija, Miguel tenía más tiempo para componer y al irse Eric pudimos jugar más con las máquinas. 

En 1998 ve la luz “Val del Omar”, un disco muy importante para ti. ¿En qué momento se realizó esta apuesta para la banda? 

Antonio: Quizás deberíamos haber esperado para editar “Val del Omar”, pero apostamos por hacerlo, en vez de dar más vueltas y buscar un sonido mejor. Estábamos obsesionados con decir que éramos Lagartija Nick, no solo el grupo que acompaña a Enrique. Medimos mal los tiempos, con poca cabeza y mira que la apuesta era buena. Fíjate, Enrique hubiera estado dispuesto a colaborar más, pero queríamos mantener nuestra discografía. Hay un nuevo principio, buscando hacia dónde tirar. “Val del Omar” nos muestra un camino, con un disco valiente, donde exploramos a un genio dentro de la mecánica mística. Nuestras teorías y nuestras cabezas estaban bien, pero a la hora de definir nuestro estilo como grupo cada uno pensaba una cosa distinta, cristalizada cuando Miguel y Juan se van porque estaba perdiendo tiempo con “Omega”. El problema en muchas ocasiones no está en los discos, sino en los trabajos que los preceden. “Omega” no fue entendido, pero en el fondo, aunque había muchos más componentes, era Lorca, un genio que suena a todo el mundo. 

Sin embargo, “Val del Omar” sigue siendo muy desconocido hoy día y no sé si mucha gente lo ha entendido a estas alturas. 

Antonio: En aquella época, todavía no estaba tan desarrollado el Wikipedia. De hecho, para conseguir el material tuvimos que acudir a Piluca Vaquero y Gonzalo Sáenz de Buruaga, sus herederos. También a su hija María José, que tuvimos suerte de conocerla en vida y nos ayudó muchísimo. Fue una apuesta muy granadina y diferente. Y fue un golpe en la mesa a Sony ya que con “Omega” casi nos echan de la compañía. Para editar “Val del Omar” nos llevan a un subsello, con mucho desapego y malas formas nos mandan a CBS-Sony. Me llegan a decir que me he inventado el personaje. Y nosotros hicimos bueno aquello de “para lo que me queda en el convento, me cago dentro”. En aquel momento fue un conflicto por el estilo, pero ahora tiene valor, de hecho, lo siguen reeditando. Nos fuimos manifestando nuestro rumbo, reivindicado una iconografía propia que iríamos presentando en sucesivos episodios. Todo empieza aquí. Comencé a escribir de una forma más astral, como lo hacía Val del Omar, con su estilo, por el que no estaba bien considerado como poeta y era muy bueno. Su estilo tenía partes de escritura automática, mística y ciberteología, tenía muchas cosas que yo quería que me impregnaran. Supuso una trampa, no debí dejarme llevar por tanto poeta. Lo has dicho bien muy bien antes, “Omega” parece que es Lorca, pero hay muchas más cosas por detrás como Leonard Cohen, tiene aportes de un montón de artistas tocando y componiendo de los que nosotros nos beneficiamos: El Tomate, El Paquete, etc… 

Y después llegan los discos que quizás sean los más desconocidos de la banda para el gran público, “Lagartija Nick” y “Ulterior”. ¿Estás de acuerdo? 

Antonio: Es verdad. De “Lagartija Nick” solo tenemos siempre preparada “Mar de la Tranquilidad”, del resto no tocamos ninguna. Estábamos viviendo en dos mundos distintos, seguíamos defendiendo “Omega” por todos los rincones del planeta, ya que era el disco que sostenía la carrera de Lagartija Nick. De hecho, en aquel tiempo se notaba una estabilidad económica muy guay. Musicalmente era un período donde nos salían discos muy extraños y potentes. El álbum “Lagartija Nick” anuncia futuros pasos, tanto de la banda como míos en solitario, por ejemplo “Multiverso”. Habla de relaciones con astronautas y una mística presente en los discos de aquella época, un acercamiento a las influencias de Val del Omar sin duda. También nos acercamos al mundo tecnológico que era el que debíamos abordar. Paco Lucas aportó mucho, pero su sonido es muy característico y determina la producción. Hacia 2003-2004 creo que es hora de hablar con Eric para tener su presencia en las canciones que se plasma en “Lo Imprevisto” y buscar un sonido propio de la banda, donde entran de guitarras Jesús Requena y Víctor Lapido. Hay un reconocimiento con nosotros mismos sin abandonar un ápice de oscuridad. 

“En “El Shock de Leia” hay un componente emocional por el nacimiento de mi hija, salgo del mundo egoísta del yo” 

Y quizás después podríamos hablar de un retorno a la esencia de Lagartija Nick con “Lo Imprevisto” y “El Shock de Leia”. 

Antonio: Sí, creo que es un período en que nos hemos abierto a muchas referencias eclécticas, pero el sonido se ha recuperado. “El Shock de Leia” tiene un componente emocional que supone el nacimiento de mi hija, donde la cabeza vuelve a ponerse en su sitio, saliendo del mundo egoísta del yo. Se presenta otra perspectiva en la vida y otra mística, plasmada muy bien en ese disco. De hecho, “20 versiones” sigue siendo nuestra canción con más escuchas en Spotify. Es sencilla, pero a la vez habla de lo nuestro y se recupera el sonido Lagartija, sin olvidarnos de todos los charcos que habíamos pisado durante años. Fue una época muy buena, retomamos “Omega” por todo el mundo y la vida era fantástica. Era un momento feliz que se nota en los discos. 

Momento que se empieza a truncar con “Larga Duración” que data del 2009. 

Antonio: El problema que hubo con “Larga Duración” es que nos metimos en una gira demasiado grande. Creo que las canciones que lo componen están bien, hay buenos temas y una propuesta personal, pero está hecho muy rápido. Creíamos que solo con estar nosotros, meternos en el estudio y grabar quedaría bien, pero no todo es eso. Sí que tiene mucho que ver, pero no es así solo. Pienso que no está muy trabajada la post-producción. No fue una buena solución, nos metimos en un volumen de trabajo tremendo. Me ocurrió lo de Ciudad Real, me tiro del escenario y me rompo tres costillas. Y ahí me dije: “Antonio, tienes que pensar de otra manera”. 

Llegaste a salir en los telediarios. ¿Qué paso aquella noche, Antonio? 

Antonio: Había bebido muchísimo, no tenía voz ni para afinar ni para cantar, esa es la realidad. A la vez viene por el cansancio acumulado. Ir de un sitio a otro para tocar a las tantas. Y si ya tocas después de Sidonie, ya ni tocas porque son las cinco de la mañana. Era tremendo. La tensión acumulada salió. No era necesario tocar tanto. Teníamos muchísimos bolos con Lagartija y también con Enrique. Cogí la perspectiva de parar todo un poco, básicamente para centrarme. 

El siguiente ítem será “Zona de Conflicto”. 

Antonio: A la hora de definirlo reducimos la formación a formato trio con Eric, Víctor y yo, con una limpieza musical que surge de forma natural que está bastante bien. Es una época bastante feliz. 

“Mi hermano Jesús nos define y nos motiva, tanto como para reivindicar su repertorio” 

Sin embargo, entiendo que debe ser un momento agridulce, peculiar y doloroso para Lagartija Nick. En 2010 muere Enrique Morente, 2012, recuperáis la formación original para la gira conmemorativa de “Hipnosis” y en 2015 sufres el mazazo de la muerte de tu hermano, Jesús. 

Antonio: Cuando muere Enrique, era el momento en que mejor estábamos. La gente reconocía el disco, no había necesidad de pelear ni defenderlo. Nos lo estábamos pasando de puta madre. Fue un shock bastante importante. A mi hermano le afectó mucho. Y todos sufrimos su pérdida. La realidad es que nos unimos todos mucho. En 2012, recuperamos la formación original para celebrar el 20 aniversario de “Hipnosis” y descubrimos que no estaba nada mal volver a la banda. Yo me había tomado mi tiempo para sacar “Multiverso” y darme una vuelta por el observatorio de Europa. A través del luto, vemos la necesidad de reivindicarnos nosotros mismos. Luego seguí con “Multiverso” y en 2015 muere mi hermano. Y dije “este es el camino”, el que había marcado él, con su estilo apretado, poético y punk. Para mí era el que mejores canciones punk hacía. Nos define y nos motiva como para reivindicar su repertorio a través de temas como “Agonía, Agonía”, “Europa, Europa”, totalmente vigente. Liberamos nuestras emociones flamencas con “La Leyenda de Los Hermanos Quero”, puesto que nunca habíamos abordado una historia y un romance. Comenzamos a reivindicar el valor de unas pérdidas como las suyas. Quién nos lo iba a decir, la vida es así. Es un faro en nuestro camino y una inspiración, estaba todo muy bien escrito. En “Crimen, Sabotaje y Creación”, nos centramos en las canciones que había hecho mi hermano con TNT y Quasar. Después tocó reivindicar el repertorio que había en sus libretas, nosotros a sabiendas que nos metíamos en discos conceptuales, que a la gente le gustan menos y que necesita de unas condiciones concretas para ser presentados. Sentíamos la necesidad de reivindicar nuestra iconografía, la que nos nutre, igual que otros compañeros hablan de Johnny Cash, yo hablo de mi hermano, que a algunos los pillará más cerca. Nosotros estamos demasiado obsesionados con quitarnos la suciedad postfascita de pueblo inculto que nos pasamos alabando la música anglosajona. Creo que “Crimen, Sabotaje y Creación” tiene mucho impacto más que “El Shock de Leia”, es variado y a la gente le encanta, y una etapa que se cierra con “Los Cielos Cabizbajos” con mi hermano como protagonista absoluto, un trabajo que es muy complicado tanto de tocar como de escuchar. Y nos deja a los pies de los caballos de Buñuel con “Un Perro Andaluz”. Parece que “Crimen” y “Los Cielos” pueden formar parte de una trilogía junto con “Zona de Conflicto”. La trilogía suele funcionar muy bien, en el primero te acercas, en el segundo lo abordas y en el último te das cuenta que no te vale para nada. Pero bueno, a mí me gusta abordar las cosas como trilogías. (Muchas risas) 

“Hay un agotamiento digital bastante importante por parte de los músicos” 

Y ahora toca celebrar el 35 aniversario como banda. Para la ocasión habéis publicado, al menos en Spotify, “Su” e “Inercia” en versión demos y rarezas. ¿Hasta dónde llevaréis el tema de las reediciones? 

Antonio: Esta gira me ha dado la oportunidad de tener la necesidad de volcar todos los formatos en los que guardo material de la banda: VHS, DVD, analógico. Esta gira me ha dado la excusa para sacar lo que tenemos ya sin vergüenza. Y ya hace tiempo se editaron los extras de “Inercia” en 2017-2018, donde metimos las canciones extras y funcionó muy bien. Quizás me haya precipitado al lanzar “Su”, pero bueno, habrá gente que quiera escuchar aquellas grabaciones. Son apuestas importantes, materiales de juventud, como las primeras demos con José Ignacio Lapido de guitarra. El caso es que hemos recuperado el aspecto de las versiones en directo que las habíamos abandonado, andamos tocando la de Electric Prunes, “I Have too Much to Dream (Last Night)”, que sale en los inéditos de “Hipnosis”. Es importante este trabajo digital, tener una discografía ordenada y chula en Spotify, colgar vídeos guapos en Youtube. Es un trabajo de redes que el algoritmo agradece, así ya no solo hay que decir cosas en Instagram. Hay un agotamiento digital bastante importante por parte de los músicos, pero prefiero no saber qué pasaría si no lo hiciéramos. Es una forma de sentirme cómodo trabajando en redes. De momento va todo en digital, ya para el año que viene veremos qué editamos. 

“Agitar nuestra discografía un par de horas delante de la gente nos está sentando de maravilla” 

Y por supuesto, habrá una gira conmemorativa que esperamos sea larga. ¿Habrá algún repertorio especial para la misma? ¿Planteáis alguna sorpresa que nos puedas contar? 

Antonio: Para nosotros habernos puesto en los ensayos a elegir canciones para el repertorio ha estado muy bien. Recuperar el aspecto variado de nuestra discografía y agitarlo todo en un par de horas delante de la gente nos está sentando de maravilla. Nos da la oportunidad de que hasta el más raro escuche alguna canción que no hayamos hecho apenas en directo, recuperar versiones o canciones de discos raros. El caso es que nos lo hemos pasado muy bien, la gente flipa y se vuelven loco. Hay un momento especial para todo. En Madrid hay alguna sorpresa preparada, por ejemplo, estará David Fernández, que aportó muchísimo en su momento, ayudó a mantener “Omega”, nos dará la oportunidad de tocar canciones todavía más extrañas y relajarnos con las más habituales. Misiles tenemos para reventar, que nadie se preocupe. Para nosotros es un esfuerzo más grande, pero es satisfactorio. Haremos dos horas a toda tralla, caña, caña, caña. La gente se está portando muy bien, están todos muy locos. Como dirían The Who, la muchachada está genial (risas). Y nosotros también. Es una celebración, tenemos salud y vamos a disfrutar. Es el ratito que nos llevamos. La vida es distinta a cuando se creó el grupo, la escena y las canciones. Esa sensación está en cada concierto. La gente se vuelve majara. No me atrevo a salir del camerino después de las últimas veces. (Más risas) 

Estamos celebrando el pasado y viviendo el presente, pero la pregunta es inevitable hasta para un punk como tú. ¿Cuál va a ser el siguiente paso con el que la Lagartija meneará el rabito? 

Antonio: Había pensado hacer un disco divertido, pero no sé si la gente lo va a entender. Antes del 1989, de la entrada de Miguel, entre 1987-89 teníamos 25 canciones inéditas. Y pensé, “Y si cogemos 10 y hacemos un disco con rock, pop y punk”, con temas de juventud, podríamos haberlo hecho. Pero creo que siempre que hay oportunidad de hacer un nuevo disco pensamos que a ver si no vaya a ser el último. Es una visión recurrente en nuestra historia. Canciones siempre hay y si no, se sacan. Lo importante es tener banda, es lo que nos alegra. Salir con los colegas, dar una vuelta por la vida discográfica de Lagartija Nick y pintar la vida con nuestras propias canciones. 

Mil gracias, Antonio por este largo repaso a la trayectoria de Lagartija Nick. Ya sabes que creo que eres un genio que a ratos nos mira desde el hiperespacio, y que te tengo mucho aprecio y un cariño especial. 

Antonio: Hay que subir y bajar de las nubes, ya sabes. Gracias a ti. Nos vemos el sábado…