Por: Sergio Camiña Martínez
En septiembre de 1969, cuando “Abbey Road” salió a la venta, para nadie era una secreto que la
actividad de The Beatles como grupo era ya inexistente. “Let it be” se convertiría, poco menos de
un año después, en el último álbum publicado por la banda, pero lo cierto es que este había sido
grabado con anterioridad. Esto convierte las sesiones de "Abbey Road" en la última vez que los
cuatro de Liverpool estuvieron juntos en un mismo estudio de grabación. Palabras mayores.
Ahora, 50 años después, sabemos que uno de los discos más trascendentales de la historia de la
música, estuvo a punto de ser muy distinto: el título inicial del proyecto, “Everest” (en honor a la
marca de cigarrillos que fumaba uno de sus más estrechos colaboradores), hacía ineludible la
sesión de fotos de rigor en el famoso monte. Ante la negativa de los miembros a viajar al
continente asiático, se adoptó la solución más desidiosa posible: retratar al grupo en “la calle de
enfrente”, como dicen que sugirió el propio McCartney.
De la quinta de las seis fotografías tomadas en apenas 10 minutos aquella mañana de agosto,
poco más se puede decir. Los Beatles nos dejaron, con la portada de su “verdadero último
álbum” (como se refieren a él los fans), una de las imágenes más icónicas de la historia, imitada
hasta la saciedad, y uno de los escenarios más peregrinados y fervientemente venerados de la
cultura pop. Hablamos, como no, del paso peatonal del cruce de Grove End Road con Abbey
Road. Frente a él, los estudios homónimos en los que el grupo había grabado gran parte de su
discografía y que, aunque estaban acostumbrados a ver desfilar estrellas por sus salas,
recibieron, dando nombre (y poniendo cara) a este LP, el espaldarazo definitivo a la fama.
En una efeméride tan especial, claro estaba que la discográfica no se iba a olvidar de “celebrar”
el aniversario de uno de los álbumes insignia de la banda. Apple Records se ha sacado de la
manga varias ediciones especiales del disco, siendo la “Super Deluxe Edition”, con sus 4 discos,
tres de ellos de material inédito, una grata sorpresa para los fans.
El primer disco (el de las nuevas remezclas) acierta al respetar la secuencia del álbum original. Lo
primero que oímos, por tanto, son los acordes del que sería uno de los mayores éxitos
compuestos por John Lennon (acreditado, como siempre, Lennon/McCartney), “Come together”.
Escrita, en un inicio, como apoyo a una campaña electoral, esta canción suena igual de enérgica
en 2019 que en 1969, a pesar de ser uno de los clásicos más repetidamente radiados de la
banda. No en vano, el tema fue elegido como sencillo del álbum, llegando a ser número 1 en el
prestigioso Billboard Hot 100 (EEUU), acompañado en la cara A por una composición de George
Harrison, “Something”. La segunda en el tracklist del disco, se convirtió en el primer número uno
del grupo no acreditado a la dupla Lennon/McCartney y es, desde entonces, una de las baladas
más versionadas de la historia (entre otros, por Frank Sinatra, quien la catalogó como “la mejor
canción de amor jamás escrita”). Quién le iba a decir a los fans, que a esas alturas se
encontrarían con el Harrison más inspirado en sus años como Beatle. Y es que, además de este
tema, firmó otra canción para el álbum que acabaría convertida en uno de los grandes himnos del
cuarteto: la evocadora “Here comes the sun” es, hoy en día, la canción más reproducida de los
Beatles en Spotify, por encima de cualquier composición de sus compañeros, y acaba de ser
premiada (¡medio siglo más tarde!) con un vídeo oficial en su canal de Youtube.
Si seguimos por orden, es el turno de “Maxwell's Silver Hammer”, una de esas canciones en las
que McCartney narra una historia completa (en este caso, la del psicópata que asesinaba a
martillazos a sus víctimas) y de “Oh! Darling”, su otra aportación completa al álbum, uno de los
temas más trabajados vocalmente por el artista, en el que vemos como trasciende su zona de
confort. La primera parte del disco se completa con canciones como “Octopus’s
Garden” (concebida por Ringo en la isla de Cerdeña) y “I want you (She’s so heavy)”, tema de
John Lennon, de sonido muy hard rock, cuyos casi ocho minutos la convierten en una de las
pistas más largas del grupo. Tras la mencionada “Here comes the sun”, pone el colofón a esta
parte otro tema de Lennon, “Because”, inspirada en un momento de su vida cotidiana junto a su
pareja, la controvertida artista plástica japonesa Yoko Ono.
En la segunda parte del álbum, nos encontramos una suerte de medley de dieciséis minutos,
compuesto por canciones cortas inacabadas. Fue ideado por McCartney, quien se encargo
magistralmente de entrelazar estos temas entre sí. De esta manera, se suceden “You Never Give
Me Your Money” (que habla de los problemas financieros de la banda), “Sun King” (que destaca
por su armonía a tres voces), “Mean Mr. Mustard” (sobre un viaje a la India de Lennon),
“Polythene Pam” y “She Came in Through the Bathroom Window” (escrita sobre la famosa fan
que se coló en casa de McCartney). El clímax del medley llega con dos de las composiciones
más queridas por los fans: “Golden Slumbers/Carry That Weight”. Ambos temas (siempre de la
mano), se grabaron como una única pieza que, aunque nunca ha sido uno de los éxitos de
referencia del grupo (nunca fue lanzada como single), sí se ha popularizado en los últimos años
como carne de talent show (suponemos que, en parte, gracias a su aparición en la película de
animación “Sing”, donde Jennifer Hudson llevó el tema vocalmente a otro nivel). La versión
original, no obstante, no palidece ante el paso del tiempo y precede con éxito al tema concebido
como final “The End”. Sin embargo, esto no es lo último que oímos del álbum, pues “Her
Majesty”, pista de menos de 30 segundos, excluída en el último momento del medley, se “coló”
en la masterización final, convirtiéndose a la postre en uno de los primeros “Hidden tracks” de la
historia.
Ante la pregunta de cómo le sientan los 50 a Abbey Road de The Beatles, la respuesta es clara: la
nueva remasterización y remezcla de las pistas originales no ha hecho más que dotar de un
nuevo brillo a producciones, a priori, ya inmejorables. Todo un éxito, por tanto, para Giles Martin
(hijo del productor George Martin, conocido como el quinto Beatle) y Sam Okell, encargados de
sacar adelante este proyecto. Lo han hecho, como decíamos, siguiendo la estela de anteriores
reediciones y sin escatimar en contenido inédito, contando la edición más completa con un libro
de tapa dura, con fotografías y notas manuscritas, un Blu-Ray y dos discos adicionales. Estos
incluyen hasta 23 demos (vocales e instrumentales), la mayoría nunca escuchadas, de todas las
canciones del álbum y otras no incluidas, pero pertenecientes a las sesiones del mismo. Es el
caso de “The Ballad of John and Yoko”, que había sido lanzada previamente al álbum, o de
“Come and get it”, tema descartado que acabó triunfando en manos de Badfinger (banda
británica, responsable del universalmente conocido “Without you”, cuya trágica historia siempre
conviene revisitar).
Con está colección de joyas ocultas, no es de extrañar que los Beatles hayan pulverizado con
“Abbey Road” su propio récord de longevidad: el disco vuelve al #1 en la lista oficial de su país
natal, Reino Unido, 49 años y 252 días después de acabar su reinado inicial de 17 semanas en
dicho puesto. El cuarteto encabeza también las listas de muchos otros países, entre los que se
encuentra, ¡sorpresa!, España. El tirón del grupo con más ventas de la historia de la música
(hazaña que en plena era del streaming se antoja imposible de superar) sigue siendo inneglable y
a esta (ya cincuentona) pequeña parte de su legado, le debemos que ni los habitantes del
londinense barrio de St. John’s Wood, ni los fanáticos de la música rock en general, hayan vuelto
a cruzar un paso de cebra de la misma forma.