Por: Àlex Guimerà
The National se han convertido en una marca en sí misma. Su carisma, identidad propia y sus esfuerzos por no salirse de la capitalidad del indie a la vez que evitar el corruptible mundo del mainstream, les ha ayudado a ganarse cierto respeto de la crítica. Lejos queda ya la cumbre que supusieron sus discos "Alligator" (2005), "The Boxer" (2007) y "High Violet" (2010) dentro de una trayectoria que ha seguido arrojando discos que han convencido en mayor y menor grado a fans y prensa musical.
En este punto los peligros de repetirse o de caer en la desmotivación podían haber resultado alarmantes, por lo que resultaba necesario encontrar nuevas vías.
Esa es precisamente la vía por la que han vuelto los de Cincinatti con su octavo álbum de estudio, apenas dos años después del notable "Sleep Well Beast" (2017). Y es que el flamante álbum ha surgido de la mano de un proyecto cinematográfico conjunto, con un bonito corto de 24 minutos dirigido por el cineasta Mike Mills que lleva el mismo título y varias canciones del disco. Por si fuera poco el cortometraje está interpretado por la actriz sueca Alicia Vikander (ganadora del Oscar a mejor actriz de reparto en 2015 por "La Chica Danesa") y plantea cuestiones existencialistas desde un punto de vista femenino. Ello, aunque con una temática más enfocada al mundo de la pareja, dio contenido al que es el álbum más largo de la banda - con una duración de más de sesenta minutos -, en el que las letras han estado compuestas nuevamente con la participación de la esposa de Matt Berninger Carin Besser (presente en la coautoría desde el disco "The Boxer"), demostrando la solidez de su matrimonio.
Por si fuera poco, la participación de voces femeninas junto a la voz de barítono del propio Matt hace lucir todavía más el disco. Hablamos de invitadas de la talla de Sharon Van Etten y Gail Ann Dorsey (colaboradora de David Bowie), junto a otras menos conocidas de distinta procedencia: la británica Kate Stables (This Is the Kit), la irlandesa Lisa Hannigan (ha cantado en discos de Damien Rice) o la intérprete folk francesa Mina Tindle.
Se trata de un trabajo que sigue en la línea de sus predecesores, con ese rock elegante a base de climas calmados y serenos llenos de texturas de una producción cada vez menos guitarrera; y en el que nuevamente sus santos y seña aparecen presentes, ya sea a base de pianos solemnes o de la redoblada batería (ahora más sutil), pero sobre todo con protagonismo (para la ocasión compartida) de la cálida y profunda voz de Matt.
Un viaje que nos trae ritmos sintéticos juguetones ("You Had Your Soul With You"), el regreso a viejas fórmulas marca de la casa ("The Pull Of You", "Rylan"), guitarras minimalistas ("Not In Kansas"), sintes preciosos ("Quiet Light" o "So Far So Fast") o pianos bucólicos ("Hairpin Turns", "Light Years"). Pero también hay coros: gregorianos ("Her Father In The Pool"), infantiles ( los de la Brooklyn Youth Chorus en "Dur Swirls In Strange Light") o de ambientes inquietantes ("Underwater").
Un disco reflexivo y maduro que debe degustarse obligatoriamente junto al visionado del film con el que se presenta para dejarse envolver nuevamente por esta banda que, aunque puede que no sorprenda de nuevo, consigue trasladar su belleza hacia el oyente.