Ana Curra, leyenda y actualidad punk

Sala Razzmatazz, Barcelona, Sábado, 10 de noviembre del 2018 

Texto y fotografías: Àlex Guimerà 

Ana Curra es uno de los mejores activos que nos queda de lo que se denominó la escena de la "movida madrileña". Miembro de los Pegamoides en sus inicios junto a Olvido Gara (Alaska) y fundadora de los seminales y efímeros Parálisis Permanente, también de Seres Vacíos, tras morir su pareja Eduardo Benavente tuvo una breve carrera en solitario , con la publicación de un sólo disco "Volviendo a las andadas" (1987), antes de caer en un injusto semi-olvido.Y es que la música de nuestro país le debe de recordar por ser una de las artífices del sonido post-punk español de los ochenta, por ser pionera en adoptar en castellano los sonidos de gente como Joy Division, The Cure o Siouxsie & The Banshees, pero sobre todo por formar parte de una de las mejores bandas del rock patrio y del sello discográfico que lanzó a gente como Loquillo o Gabinete Caligari.

Con todo, el personaje y su música se plantó ante una sala 2 del Razzmatazz en la vuelta a una Barcelona que no la veía sobre los escenarios desde 2012 y que como en la anterior ocasión resucitó a veteranos seguidores del punk nacional con ganas de pasarlo a tope. Aunque el comienzo (puntual) tuvo lugar al ritmo siniestro y gótico de "Aprendiz de bruja", adelanto de su próximo álbum previsto para 2019, en el que la diva apareció encapuchada y con capa, sin mostrar su rostro y realizando proclamas sobre la muerte en un clímax guitarrero adornado por luces rojas. ¡Un gran arranque! Acto seguido (nunca mejor dicho) la bajista abandonó su lugar para ubicarse en los coros y dar entrada al mítico Rafa Balmaseda, el único músico original que permanece de Parálisis Permanente, y abordar a todo trapo "El Acto", tremenda pieza que titula el icónico e imprescindible álbum de 1982. 


Eran los comienzos de un directo impactante, dinámico y entregado de una banda que sonó cohesionada y a las mil maravillas. Hablamos de los potentes guitarrazos de Iñaki Rodríguez y Verdi, de los ritmos incesantes del descamisado batería ("malote" según la propia Ana) Iván Santana, los fabulosos coros de Pili Spector (también al bajo en las nuevas) y de la imprescindible línea de bajo Rafa. Son músicos de nivel que interpretaron unos temas añejos que en los ochenta sonaban a sucio punk pero que en el directo se escucharon más potentes y metaleros. Pero el eje de todo aquello fue, cómo no, esta gran rockera a la que reverenciar que es Ana Isabel Fernández conocida por todos como Ana Curra. A punto de cumplir la sesentena se la ve formidable, físicamente en sus bailes, saltos y gesticulación escénica, como en su potencia vocal. Apoyada cómodamente en el teclado -recordad que es profesora de piano en el Conservatorio de Madrid-, cuando no dando latigazos sadomasoquistas al tambor eléctrico. Y es que la sexualidad y el erotismo es algo que su actuación no dejó de transmitir, no tanto por sus letras, si no por una actitud interpretativa que sólo los grandes monstruos del rock son capaces de poseer. Quien ha visto a Iggy Pop o a Mick Jagger, será capaz de entender a qué me refiero.


El repertorio, el previsto, con gran presencia de los Parálisis Permanente, con gemas como la épica "Nacidos para dominar", la irreverente "Quiero ser santa", los riffs letales de "Tengo un pasajero" o las esperadas versiones: desgarradora "Quiero ser tu perro" (Iggy Pop & The Stooges) y triunfal "Héroes" (David Bowie).  De Seres Vacíos cayeron la popera "Luna nueva", la inquietante "Ratas" y la sexual "Desnúdate". Momento estelar con el otro anticipo de la noche "Aprendiz de bruja" (de nuevo con pilar al bajo y Rafa fuera) con Ana cantando desesperadamente con unas medias cubriéndole la cabeza. Acongojante. 

De nuevo llegaron los Parálisis en la recta final con "Jugando a las cartas", "Todo el mundo" y "Unidos", anticipando la parte más punk del concierto. Para la vuelta del bis el arranque solemne con Ana a los teclados en "Visitando a Bach" dio paso al absoluto desenfreno con la potente trilogía clásica""Adictos a la lujúria", "Autosuficiencia" y "Un día en Texas" con el público enloquecido y la formación de un mosh en el que la nostalgia de los ochenta revivió con esos temas que son auténtico patrimonio nacional.