Por: Àlex Guimerà
Tras las buenísimas sensaciones que nos dejó el refinado disco de versiones "Stuff Like That There" (2016) parece que Yo La Tengo vuelven hacia su cara más experimental y osada, así como vuelven en cierto modo a la senda iniciada con "Fade" (2013). Nos explicamos, lo nuevo conecta con la versión vanguardista pero en el lado sosegado de la banda, el que crea ambientes sonoros crepusculares, de susurros apacibles e instrumentación tierna.
Sin apenas ensayos, Ira Kaplan, Georgia Hubley y James McNew quisieron hacer fluir cada una de las notas de los quince flamantes cortes que fueron elaborando - en palabras suyas- como si fueran construcciones de Lego, ya que los nuevos temas fueron grabados por partes y unidos por el programa Pro Tools . Para ello optaron para grabar y producir el disco ellos mismos en su estudio casero, alejándose de productores e ingenieros, a excepción de la ayuda de John McEntire (Spoon, Blur, Teenage Fanclub, Bright Eyes) en las remezclas.
No obstante, el resultado es un álbum muy compacto y bien construido, que agranda la leyenda de esta banda de bandas, capaz de hacernos estremecer con el rock más salvaje de guitarras distorsionadas; de elevarnos con paisajes conmovedores, o de hacernos vibrar con el mejor indie puro americano.
Para la que es su decimoquinta entrega, los de New Jersey han elegido una portada blanca y un título inspirado en un disco de Sly and the Family Stone de 1971. En el interior, aparece pintada una obra muy ambiental, nacida desde la espontaneidad y de colores íntimos, introspectivos, serenos y maduros.
Ahí están la rítmica "Shades Of Blue", con Georgia cantando al más puro estilo Nico; la bellísima "For You Too", que podría pertenecer al "Shades"; la fragilidad de "Polynesia 1"; los paisajes sonoros de "Dream Dream Away"; los inquietantes ritmos de "Above The Sound"; los derroteros espectrales de "Forever"... Un disco imposible de resumir en pocas líneas, plagado de matices y de capas inasequibles, con predominancia de temas instrumentales y climas relajados, dejando una sensación de disco de ambiente, de particular chill out. De nuevo Yo La Tengo amplían horizontes y nos vuelven a sorprender. Y lo mejor, que lo hacen sin abandonar su inigualable magnetismo.