Por: Txema Mañeru
Un grupo como Marillion no necesita presentación alguna. Se han convertido por derecho propio y méritos artísticos en una de las bandas de rock progresivo más importantes de la historia. Se formaron en el año 79 y pronto heredaron muchos de los fans más acérrimos de una banda como Genesis, que tras la pérdida de Peter Gabriel como cantante, pasó a otros derroteros más cercanos al pop y alejados, en cierta forma, del sonido más progresivo de sus inicios. Marillion sin embargo han permanecido fieles a su estilo pese a importantes cambios internos en la banda. El más significativo fue la sustitución de su cantante. El legendario Fish dejó paso ya en el 89 al no menos bueno Steve Hogarth, que lleva muchos más años y más discos en la formación.
El trabajo actual viene con portada en relieve como si de un lingote de oro se tratara, hace ya su número 18 y han vendido la friolera de más de 15 millones de discos. Este nuevo álbum está siendo muy bien recibido y consta de tres extensos temas de más de quince minutos cada uno de ellos, de corte casi conceptual, que se subdividen en fragmentos relativamente amplios, pero dotándolo todo de una continuidad real. Por en medio tiene un par de canciones para hacer de separación entre los otros. Un disco que se va casi hasta los setenta minutos y que es puro Marillion, conteniendo muchos disfrutables momentos.
El primer y extenso tema es "El Dorado" y es claramente de índole político. Comienza de manera preciosista y acústica para dejar paso a una intervención épica de Hogarth y a unas guitarras y teclados muy Pink Floyd, unos instrumentos con los que se salen Steve Rothery y Mark Kelly. Luego en su cuarta parte, "FEAR", se ponen realmente inquietantes hasta atemorizar. Un gran comienzo.
El primer y extenso tema es "El Dorado" y es claramente de índole político. Comienza de manera preciosista y acústica para dejar paso a una intervención épica de Hogarth y a unas guitarras y teclados muy Pink Floyd, unos instrumentos con los que se salen Steve Rothery y Mark Kelly. Luego en su cuarta parte, "FEAR", se ponen realmente inquietantes hasta atemorizar. Un gran comienzo.
El tema "The Leavers" consta hasta de seis partes y habla de aspectos más terrenales de la vida. Tiene como cumbre para mí "The jumble of days" y "One tonight". La primera posee unos endiablados punteos, sus teclados característicos y esos grandes momentos vocales que van subiendo en un crescendo mágico. En la segunda los punteos son realmente geniales, la voz y el sonido se vuelven más épicos aún pero llevando el peso de una melodía realmente hermosa. Por cierto, que este tema se retoma al final del disco para despedirlo con un esperanzador "Tomorrow’s new country" de tono frágil y a base del piano de Kelly y de nuevo voz.
El tercero de los temas para ocupar una cara de vinilo es "The New Kings", y se trata de un ataque directo contra la voracidad del capitalismo brutal en el que vivimos. Empieza con una bella "Fuck everyone and run" con una guitarra sensacional de Rothery muy David Gilmour y un mágico órgano. La agresividad de letra y título choca con la apacible música que contiene. Este tema es mi favorito del disco pues va subiendo en intensidad en "A scary sky" hasta llegar a un épico e intenso final con "Why is nothing ever true?", realmente prodigioso con geniales guitarras y la voz de Hogarth llegando a lo máximo y emocionando.
Por en medio y como enlace tenemos la preciosa "Living in FEAR" con sus momentos de calma y otros con toda la maquinaria al completo y con más furia en el sonido general, pero siempre con una bella melodía dirigida por la gran voz de Hogarth y los estupendos coros. La otra pieza de enlace es la preciosa y lenta "White paper", basada casi exclusivamente en piano y voz en un maravilloso inicio, pero con un despliegue emocional intenso. ¡No es extraño que se esté comentando que es uno de los mejores discos de la historia de Marillion!