Por: Alejandro Guimerà
No es casualidad que los de West London publiquen material justo antes de verano. Para la ocasión no hay anuncios de cervezas mediterráneas por entremedio, pero si bastantes ganas de convertirse en la banda sonora de los días festivos y soleados. Ese es el espíritu que siempre ha acompañado a este cuarteto que desde sus inicios ha optado por lado optimista de la vida eludiendo un tremendismo que quizás encaja más con sus influencias.
Anticipado en marzo con el single Handsome y a principios de mayo con Dream Lover, este English Graffiti llegó a las tiendas (a pocos días de estrenar junio) con la llegada del buen tiempo. Con la producción a cargo de "Dave" Fridmann (Flamming Lips, MGMT, Tame Impala o Mercury Rev entre muchos otros) y Cole M. Greif-Neill (Beck), sus manos se dejan notar en un disco muy ecléctico en donde mezclan una amalgama de texturas: desde el indie rock adolescente marca de la casa (de influencias post-punk), al surf punk, pasando por la psicodelia y por el synth pop. Según su líder y vocalista Justin Hayward-Young aspiraban a sonar como los Woods, aunque al final el resultado ha dado su sonido característico impregnado de sintetizadores y efectos sonoros artificiales en perjuicio de una menor inmediatez guitarrera que sus antecesores.
Como arranque las citadas Handsome, que es single perfecto, pegadizo y directo, de aromas ramonianos y guitarras Strokes, más un carismático "ppppp so preeetty", y "Dream Lover", que se inicia como si fueran los más recientes Arctic Monkeys aunque su culminación recuerda otra banda de hypes-británicos, Kaiser Chiefs. Todo hace pensar que Give Me A Sign pueda ser el próximo sencillo de promoción (si lo hay), la pieza bien lo merece ya que podría haberla escrito el mismísimo Brian Wilson, con su pop redondeado, melódico y perfectamente adornado con arreglos y voces.
La festiva 20/20 nada entre frenéticos guitarrazos, coros Beach Boys y ritmos a lo Close To Me de los Cure. La balada lennoniana (All Afternoon) In Love incluye retazos ambientales de última generación, Denial es pop ochentero y Want You So Bad es psicodelia relajada.
En Radio Bikini surfean por el asfalto y en Maybe I Could Hold You bordan las voces en el estribillo antes de cerrar el álbum con la instrumental Undercover.
Con este tercer álbum (mas el EP Melody Calling de 2013) la banda continúa con el ritmo vertiginoso en el que ha andado desde 2011: incontables premios, tres álbumes, superventas, singles en los primeros puestos de las listas, incesantes giras (no han parado de pasar por nuestros festivales veraniegos), grandes elogios de la prensa... Pero no solo de ritmo viven las bandas, pues hay que valorar de ellas su calidad, evolución y rumbo. Por el momento me atrevería a decir que estamos ante una buena banda que hace todos los esfuerzos para ser grande sin acabarlo de conseguir. Al menos nos endulzan los veranos en el intento.