M Clan, por méritos propios, deben ser ya considerados como un grupo clásico dentro del panorama del rock cantado en castellano. Desde que debutaron a mediados de los años noventa y hasta su actual disco “Arenas Movedizas”, el octavo en estudio de su carrera, han pasado por diferentes épocas y situándose en terrenos diferentes. Su actual momento artístico está compuesto por muchas de las características que han ido apareciendo por ese camino presentadas con elegancia y personalidad.
Si en sus inicios destacaron por la aparición en un territorio casi yermo por aquel entonces como era el del rock sureño con dos perfectos tratados de dicho estilo como “Un Buen Momento” y “Coliseum”, posteriormente se situaron en un sonido más tratado y asequible, que les llevó a sus cotas de popularidad más alta. La incorporación del estupendo guitarrista Carlos Raya, y sobre todo desde el momento en el que se hace con los mandos de la producción a partir de “Memorias de un Espantapájaros”, supone una nueva “pata” a ese binomio perfectamente engrasado que forman Ruipérez y Tarque, y que ha colaborado a situar a la banda en un terreno mucho más personal y firme.
En ese contexto, tanto su anterior trabajo (“Para no Ver el Final”) como el actual (continuista de alguna forma de aquel) incorporan de forma ostensible los sonidos negros, representados materialmente en la contundencia y una presencia importante de la sección de metales, además de una evidente carga nostálgica al tono del álbum. Algo que se hace sobre todo patente en temas como “Para Decirte Adiós”, que mezcla el blues con la instrumentación soul al modo de T-Bone Walker o Albert Collins. “Cuando el Camino Duela” es puro clasicismo de la escuela Stax, un medio tiempo profundo y repleto de sentimiento. La cara más juvenil de estos sonidos negros llega con “Ritual”, con una sección de percusión vibrante y con unas maneras modernas al modo de los últimos The Black Keys.
Pero al igual que ya pasó con el predecesor de este nuevo álbum, M Clan ha interiorizado de una forma madura y con infinidad de matices sus inicios estilísticos. Así lo demostrarán en la forma de tratar el hard rock, sin perder su contundencia pero llevándolos por terrenos nostálgicos aportándole nuevos matices, en temas como “Vidas Desiertas” o “Arenas Movedizas”. Mientras que el lado más aguerrido y sureño, que podría estar sacado perfectamente de sus dos primeros trabajos, llega con “Nadie se Acordará de Ti-El día que Llegue el Momento”. Donde quizás se muestra mejor ese binomio entre sensibilidad y crudeza, por medio de una épica que recuerda por momentos a los Led Zeppelín de “Kashmir”, es en “Escucha Mi Voz”.
Esa heterogeneidad que tiene el disco, a pesar de ese sentimiento compartido que desprende, aparece en canciones compuestas a base de riffs con un deje a AC/DC (rebajando la visceralidad de los australianos) como “Noche de Aullidos”, la acústica y la más sosegada de todo el disco “Solo el Viento” o la optimista y construida a base de un rock dinámico que es “Rock and Roll del Siglo XXI”.
M Clan demuestra con este nuevo trabajo que están en un momento excepcional, con la intensidad, sentimiento y serenidad necesaria. Algo que es posible gracias a una perfecta compenetración entre la sección musical, cada vez más entonada, y la voz de Tarque, una de las más impresionantes que hay en el panorama y que maneja con igual habilidad en los momentos más contundentes como en los sensibles.
Kepa Arbizu