Después de casi dos décadas dedicadas al noble arte de la música, debe ser verdaderamente reconfortante que en algún momento de tu carrera alguien se acerque a ti para decir que las canciones que escribes tienen un toque muy personal que las hace fácilmente reconocibles y únicas en su especie, algo similar a una marca de fábrica que por extensión las aleja radicalmente del tono que impera en muchos sectores del panorama musical patrio, cada vez más tendente a un mimetismo que le acerca peligrosamente a lo anodino.
Exactamente esa breve descripción es la que creo le vendrá a la cabeza a más de una persona en el instante en que escuche “Especies en Extinción”, la nueva colección de canciones que nos presentan Rulo y La Contrabanda, un disco que llega apenas unos meses después de que viera la luz “A ras de Cielo”, el álbum en directo con el que celebraban todo lo bueno que vivieron durante la gira de presentación de “Señales de Humo”, el primer trabajo en solitario del que fuera vocalista y guitarra de La Fuga, junto a sus secuaces de La Contrabanda.
Y es que lo mejor de enfrentarse a estas “Especies en Extinción” es precisamente que volvemos a encontrarnos con el Rulo de siempre, ese que es capaz de mezclar a la perfección la pulsión rockera con una lírica personal, uniendo frases repletas de poesía con otras de claro talante cotidiano, logrando la difícil tarea de transmitir emociones de manera sincera, sin necesidad de acercarse a poses impostadas.
Hacer una selección de los cortes más destacados resulta harto complicado, algo de lo que uno se da cuenta desde los primeros acordes “Al Infinito”, una canción con aires de despedida que paradigmáticamente es la encargada de abrir. A partir ahí llega la crítica con un poso de tristeza que se hace presente en la fenomenal “Divididos”, dejando entrever que estamos ante uno de esos trabajos rebosante de desamor, una senda en la que se sigue ahondando en cortes como “El Prota” y “Buscando el Mar”.
Desde la calma, casi con pretensión de pasar inadvertida, acaba apareciendo “A Solas”, otro tema que habla de la distancia entre dos personas que va creciendo y creciendo de manera exponencial, hasta dar la posibilidad al oyente de acabar cantándola a grito pelado.
Tampoco falta la reivindicación de la vida como músico que Rulo y La Contrabanda hacen en “El Mejor Veneno”, donde en mitad del estribillo lo dejan muy claro (Cantar siempre será el mejor veneno/ tener vocación masoquista/ también de malabarista/ nunca decir adiós/ siempre hasta la vista). Ni tan siquiera un guiño a un clásico de su discografía como es “Miguel”, en “La Flor” una canción de ambientación urbana en la que parece abordarse una temática muy similar.
El cierre llega de la mano de “El Vals del Adiós”, una composición con una cadencia reposada de innegables aires mexicanos, en la que Rulo se pega el auténtico lujo de contar con la calidez de la voz de Enrique Bunbury, para cerrar con un inmejorable dueto “Especies en Extinción”.
La valoración final del álbum no puede ser más positiva, puesto que se trata de un mayúsculo álbum de rock en español, con todo lo positivo que encierra la acepción de ese término, personalísimo y altamente adictivo, principalmente por culpa de unas canciones que a pesar de una apariencia inofensiva acaban por resultar de lo más efectivas, que además, para todo aquel que no lo supiera, confirma a Rulo y su carrera en solitario como una de las grandes realidades de la música nacional, algo que nosotros celebramos sinceramente.
Por: Javier González/javi@elgiradiscos.com