Muse: “The 2nd Law”

“The 2nd Law” se ha convertido por méritos propios en uno de los discos más esperados del 2012. Representar el sexto trabajo de una de las bandas más importantes de la historia del rock reciente impone dicha expectativa. A todo ello hay que sumar, que tras “The Resistance” (2009), el trío inglés parece encaminado a realizar grandes y elaboradas proezas, tales como himnos épicos o piezas musicales de exquisita calidad (“Exogenesis: part 1, 2 and 3”), con gran carga sinfónica y electrónica, pero accesibles a todos los públicos. Todo ello, sin abandonar el estilo de rock arriesgado, agudo y potente que los catapultó al inicio de su carrera musical. Sin embargo, sus dos últimos trabajos no parecen haber llenado por completo a sus más longevos  seguidores.

Ahora, en la cima de su carrera, en el punto en que la banda no puede desligarse de su propio mito, llega “The 2nd Law”, un disco del que caben sacarse muchas conclusiones, pero que en gran parte los confirma como una de las bandas más originales y poderosas de la música en activo.

De hecho, “The 2nd Law” llega mucho más lejos y acaba convirtiéndose en un homenaje al rock de los últimos 30 años (lo cual queda claro al escuchar algunos coros, punteos, riffs, melodías...), así como al ofrecido por ellos mismos (viendo referencias a algunos de sus temas más conocidos). Todo ello, curiosamente, debe fusionarse con un sonido que bebe, se origina y explora la música electrónica (sintetizadores, efectos, voces e instrumentos pregrabados…). De hecho, la mejor definición o etiqueta para este disco, sería la de “ópera de rock futurista”.

La música de cámara y la música disco se dan la mano y crean un diálogo que sin embargo no termina de encajar como hicieran en discos anteriores. Es por ello, que quizás una de las primeras pegas que encontramos, es que este nuevo trabajo no posee una estructura homogénea o compartida, pareciendo a veces más un recopilatorio, que un disco de estudio original. Sin embargo, habrá quien agradezca la heterogeneidad de las canciones, pues es difícil no encontrar temas que llevaremos directamente a nuestro medio de reproducción.

El disco comienza con fuerza, “Supremacy” desborda rock, glamour y sensualidad, posee un encanto que bien podría llevarse a la gran pantalla. Queda demostrado también que la voz de Matthew Bellamy es una de las más originales y con más registro de la historia del rock, así como que los punteos, riffs y la introducción de capas sinfónicas (vientos en este caso) son una constante en sus trabajos.

Tras ello encontramos uno de sus primeros adelantos, “Madness”, que parece anunciar la completa llegada de la electrónica a la música de Muse. Un tema que te cautiva e introduce los primeros sonidos, acordes y coros de claro homenaje (principalmente a U2 y en menor medida a Queen), siendo su punto más débil la letra, pues es excesivamente sentimental y vacía, aunque parece poseer altas aspiraciones. 

“Panic Station” es una de las canciones más atrayentes del disco, así como original. Pues aunque posee un espíritu funky, apoyado inicialmente en unos riffs de guitarra que recuerdan a Talking Heads, introduce a continuación un ritmo disco revestido de falsetes más propios de Scissor Sister, así como unos punteos de garage rock que acaban por devolverte a los terrenos sonoros de la banda. Todo es original y prestado en este tema, que puede acabar sonando tanto en discotecas, como en grandes recintos de conciertos. 

Sobre “Prelude” y “Survival” podríamos decir mucho. Los JJOO de Londres han tenido como banda sonora este tema sinfónico, que aglutina a orquesta, banda de rock y coros, en una composición que debe mucho a Queen (cuyo líder será siempre recordado también en las citas olímpicas) y que se ha convertido ya en un clásico que acompañará al deporte durante toda su vida. Valor, esfuerzo, superación y fuerza se dan la mano, las guitarras se convierten en instrumentos sinfónicos, los coros te elevan por encima de la música y la épica se apodera de tu cuerpo. Este tema en directo puede generar uno de los mayores espectáculos que pueden verse en la actualidad. 

A partir de aquí el disco comienza a presentar canciones que toman el pulso a la banda en la actualidad. “Follow me” y “Big Freeze” presentan electro-rock desde una faceta amable, cercana al pop británico de los ochenta-noventa (nuevamente U2 viene a nuestra cabeza), pero revestido de una capa de electrónica y teclados que los actualiza. Son temas que ganan con las escuchas y que vierten el peso y ritmo tanto en una base de percusión, como en atractivos juegos de guitarras. De hecho, el ritmo se tranquiliza en esta segunda parte presentando temas más o menos originales como “Animals” (de importante experimentación, sonidos disonantes y acordes menores el estilo de Radiohead, aunque muy lejos de su música), “Explorers” (que acaba por aportar poco y peca de sentimental), “Save me” (una balada que se convierte en un auténtico regalo inesperado bajo la voz de su bajista Chris Wolstenholme) o “Liquid State” (donde repite a la voz Chris Wolstenholme en un tema que se convierte en un intento frustrado de hit marca de la banda).

El disco lo cierran dos piezas electrónicas: “Unsustainable”, que partiendo de la épica, las cuerdas, los coros y cortes de audio, configura un atractivo tema de corte futurista que acaba estallando en fuertes percusiones y sonidos metálicos y mecánicos; e “Isolated System”, que aborda ahora una atmósfera electrónica más pura, basada en sonidos armónicos, hipnóticos y reposados, que parten de percusiones, mensajes de audio/advertencias, teclados y cuerdas.

En conclusión estamos ante un disco atrevido y original, que explora nuevos campos y sonidos. Quizás no es el disco soñado por los fans de la banda, pero tampoco es un disco blando, insustancial o falto de imaginación, como los presentados por otras bandas que tratan de mantener un cartel similar al de Muse. “The 2nd Law” recoge así varios temas que siempre acompañaran a Muse en sus directos y refleja en su conjunto el estado de una banda caractetizada por la búsqueda de una renovación constante.

Por: Rubén López / ruben@elgiradiscos.com