Tradición y modernidad son dos conceptos que históricamente siempre se han enfrentado para demostrar la supremacía de uno sobre el otro. En el mundo de la música ninguno de los dos asegura el éxito. El primero de ellos puede caer en el cliché insípido y el otro ser un súbdito de la moda sin ningún tipo de alma. La sombra de ambas, y su confluencia, está muy presente en los estadounidenses The Avett Brothers.
El caso es que la bada de los hermanos Scott y Seth apareció recién iniciado el año dos mil armados de guitarras, banjos, percusiones varias y un sonido repleto de folk-country clásico y acústico, en el que su culmen llegaría con el intenso “Emotionalism”. Posteriormente editaron “I and Love and You”, con el que rompieron parcialmente con sus pasados trabajos, siendo el piano el canalizador de la intromisión de las melodías pop-rock, y todo lo que ello conlleva, en sus canciones.
Dicho álbum hizo todavía más patente esa encrucijada entre pasado y presente. Para muchos este cambio supuso el gran salto adelante y la entrada de la banda en las cimas del panorama actual, mientras que otros, aceptando su calidad, sentían nostalgia de sus creaciones anteriores. The Avett Brotherrs parece que con su novedoso álbum “The Carpenter” tienen la intención de aunar esas dos sensibilidades y no dejar a nadie insatisfecho.
Para ello repiten, de manera consecutiva, con el productor Rick Rubin, quien opta por un camino menos instrumentado y recargado, al margen del regreso de las guitarras acústicas como principales dominadores de las composiciones. Ellas son precisamente las que marcan canciones como “The Once and Future Carpenter” o “February Seven”, en las que se transmite ese sentimiento sobrio, estable pero con su punto de nostalgia que aparecía en músicos de folk clásicos como Fred Neil o Tim Hardin.
El sonido de mandolinas de “Live and Die”, que en un principio nos podría anticipar la llegada del country más puro, significa sin embargo la aparición del pop con unos juegos vocales dulces y evocadores. Todavía más rítmicos y animados se muestran en “I Never Knew You”. Ambos temas aglutinan las influencias de grupos que van desde The Jayhawks a The Beatles. Siguiendo con ese espíritu animoso está “Pretty Girl from Michigan”, con un medio tiempo de herencia rockandrollera y “cincuentona” que se ubica entre Elton John y Randy Newman. Ya en su forma más desbocada, y poco habitual para lo que son los Avett Brothers, aparecen “Paul Newman vs The Demons”, con un deje punk evidente y la festiva “Geraldine”.
En el otro extremo hay un núcleo de temas que desde diferentes perspectivas muestra la cara más intimista y emotiva de la banda. En “Winter in my Heart” decide optar por el camino más desnudo, eso sí apoyado en una sección de cuerdas que también hará acto de aparición en “Life”. Prescindirá de ella en la minimalista “Through my Prayers”. Otra vez recupera la instrumentación, esta vez con acompañamiento de metales, para dar forma a “Down With the Shine” que se balancea a ritmo de vals.
No es difícil ver en este “The Carpenter” un punto intermedio entre sus primeros trabajos, que se inclinaban más hacia el clasicismo del folk-country, y esos ritmos instrumentados y con resonancias del actual pop-rock que aparecieron en “I and Love and You”. Lo que sí parece probable es que en líneas generales hayan adoptado como forma personal un estilo algo más luminoso y optimista que en el pasado. Algo que, al margen de los gustos particulares de cada uno, no debe eclipsar a un grupo poseedor de un derroche de clase y creadores de un mundo particular repleto de magníficas melodías.
Por: Kepa Arbizu