Muy bien (o muy mal) nos tiene acostumbrados últimamente el señor Hiatt: un disco por año. Desde el gran “The Open Road” (2010), pasando por el celebrado “Dirty Jeans Andy Mudslide Hymns” (2011), el pasado mes nos volvía a sorprender con una nueva entrega, “Mystic Pinball” (2012).
No hay disco malo para este rockero que ya cumple los 60 años, manteniendo y mejorando el nivel compositivo disco a disco. Garantía de calidad. Regresa nuevamente a la actualidad y volviendo a demostrar que es imprescindible que tipos como él continúen en la escena rock en nuestros días.
No hay disco malo para este rockero que ya cumple los 60 años, manteniendo y mejorando el nivel compositivo disco a disco. Garantía de calidad. Regresa nuevamente a la actualidad y volviendo a demostrar que es imprescindible que tipos como él continúen en la escena rock en nuestros días.
Así pues, el cantante de Indianapolis regresa con otro álbum cargado de grandes canciones, y que, gracias a la no-forzada pretensión de querernos descubrir nuevos universos, saben llegar al oído del receptor con frescura, fuerza y autenticidad. Estamos pues ante uno de los grandes discos del año de rock americano sin lugar a dudas. Un disco ligeramente superior a su predecesor, y eso es mucho decir. Canciones como la que abre el disco y sirve de carta de presentación, con un excelente comienzo, “We're Alright Now”, pasando a la rockeras “Bite Marks”, “My Business”, con ese ritmo machacón o “You're All the Reason I Need”, demostrando la contundencia de una banda perfectamente engrasada. Con “It All Comes Back Someday” nos encontramos con el John Hiatt de grandes melodías y estribillos, que se suceden con la ironía y sentido del humor que siempre ha demostrado en sus letras y se dejan ver a lo largo de todo el disco, especialmente en canciones como la blusera “One of Them Damn Days”.
Hiatt nos vuelve a emocionar con sus baladas y medios tiempos que son ya marca de la casa: “I Just Don´t Know What To Say” o “I Know How To Lose You”, son claros ejemplos de ello, derrochando clase y talento a cada estrofa cantada, quizás, en las dos grandes piezas del disco, aunque también podrían ser otras como la alegre y pegadiza “Give It Up” o la canción que cierra el disco “Blues Can't Even Find Me”.
Para este nuevo trabajo, Hiatt ha contado de nuevo con el productor Kevin Shirley, quien también produjera su anterior trabajo y a grupos como Aerosmith, Black Country Communion o The Black Crowes, por poner algunos ejemplos. Además continúa con su banda, los maravillosos “Combo”: Doug Lancio (guitarra eléctrica, mandolina, Dobro), Patrick O'Hearn (bajo), y Kenneth Blevins (batería y percusión), con quienes pudimos disfrutar de una gira el pasado mes de julio en unos excelentes conciertos por España.
Por Alberto Vicente