Una ciudad, que como sucede en
Nueva Orleáns, celebra sus funerales a ritmo de jazz, es una prueba irrefutable
de la cercana relación que vive dicha localidad con la música. No es extraño
por lo tanto que sea cuna de una multitud de intérpretes y, lo más llamativo de
todo, de un sonido o estilo muy particular, herencia de las diferentes culturas
que allí conviven.
Dr. John (Mac
Rebennack) es posiblemente el representante más
característico de esa zona. Son ya más de cuarenta años creando discos bajo una
personalidad muy específica, basada en esa batidora musical donde entra el
jazz, soul, funk o blues y es presentada con un aroma pantanoso y misterioso,
un efecto que todavía se incrementa debido al aspecto que suele adoptar el
músico (basta con echar un vistazo a la portada de este último trabajo), a
medio camino entre un gurú y chamán.
Para su nuevo disco, “Locked Down”, ha contado con Dan Auerbach (líder de The Black Keys) para la producción
(también interviene en otras tareas instrumentales). Un trabajo muy bien
realizado que consigue controlar a la
perfección la utilización masiva de capas musicales, dando forma a una
ambientación totalmente reconocible en el músico de Nueva Orleans. Un hecho, el
de dicha colaboración, que metafóricamente puede ser vista como la unión de dos
generaciones diferentes (la banda de la que se ha rodeado también está
compuesta por gente joven) a la hora de (re)interpretar la música negra.
Estamos ante un álbum que
recupera la atmósfera clásica de Dr.
John, y aunque nunca en verdad ha desaparecido de sus composiciones, en
esta ocasión hay una revisitación a sus primeras épocas más misteriosas y
sombrías. Además sigue patente un tono irreverente y reivindicativo, que de
alguna manera siempre ha estado presente, pero que desde los dramáticos
acontecimientos que vivió la zona con las inundaciones se ha hecho más obvio.
El espíritu del músico
norteamericano se ve claro desde el primer tema, que da nombre al disco, y
donde se manifiesta ese sonido denso y pantanoso con una instrumentación
vibrante y actual, fundido esta vez con un soul bailable que deja clara la
impronta del componente de The Black
Keys. Ese sonido “moderno” se filtra en “Ice Age”, una mirada apocalíptica sobre el presente y que suena
como un Captain Beefheart
actualizado, mezclando fraseos casi rapeados con otros más melódicos. “Revolution”, oto canto pesimista sobre
la situación del mundo (“Land as a justice, death is the power”), se mueve a
ritmo Motown pero pasado por un
filtro de lo más oscuro y repleto de matices sonoros.
“Kingdom of Izzness” y “o”
suponen los dos momentos, sobre todo la segunda, donde el funk se impone con
mayor nitidez en una explosión de groove. Un terreno en el que el músico se
mueve con total soltura. El blues, que ya asomaba en las anteriores
composiciones, se hará paso tanto en “You Lie”, en esta ocasión rodeado de un
sin fin de instrumentación donde lleva el peso, junto a la guitarra, una
sección de metales, como en “Big Shot”,
con aires cabareteros que sumados al tono de voz del “doctor” hace asomar ecos
de Tom Waits.
Los dos temas que cierran el
álbum se acercan de manera muy clara al soul, “My Children, My Angels” se trata de un medio tiempo interpretado
desde una óptica reflexiva y emotiva mientras que en “God’s sure Good” recurre a un desbordante gospel, con su coro
incorporado.
Dr. John crea con “Locked Down”
otro capítulo de su personalísima forma de entender la música negra y no solo
eso, sino que es capaz de regresar a sus momentos más brillantes pero, con la
ayuda de Dan Auerbach, situándolos
en los tiempos actuales y seguir sonando radical y genuino como casi ninguno.
Kepa Arbizu