Si lo estilos, etiquetas o las diferentes denominaciones que
se utilizan para definir un sonido, en muchas ocasiones suelen ser inexactas e
incluso limitan más que explican, todavía es más patente ese hecho en casos
como Lambchop. Su mezcla entre country, folk, pop e incluso jazz, se escapa a
cualquier intento por calificarla.
Una banda, la de Nashville, que a nadie debe sorprender el
hecho de definirla como el instrumento o proyecto personal de Kurt Wagner (ese
hombre siempre ataviado con una gorra) y por lo tanto liderado por su talento e
inspiración, únicas directrices del grupo, siempre interpretadas eso sí desde
el minimalismo y con grandes dosis de profundidad.
“Mr. M”, su nuevo trabajo, es un disco fascinante desde
muchas ópticas. La primera es la tendencia que ha llevado Lambchop a la hora de
incrementar la presencia de instrumentación y de añadir influencias al sonido
folk-country clásico. En este disco no es ya que utilicen secciones de cuerdas
y demás condimentos, sino que la base de muchos de los temas es prácticamente
orquestal y muy cercana a la música de cámara.
Otro elemento clave a la hora de comprender y empaparse del
álbum es que tras él está la reacción de Kurt Wagner por la muerte, en el año
2009, de su amigo y colaborador ocasional Vic Chesnutt, otro músico que
manejaba a la perfección el dramatismo en su obra. No estamos ante un homenaje
obvio ni evidente, a pesar del gran shock dramático que supuso para el autor,
sino ante un “leitmotiv” para, utilizando su lírica habitual, reflexionar sobre
la soledad, la pérdida y también, el amor.
Con estos mimbres no es de extrañar que el disco, producido
por el habitual Mark Nevers, haya sido definido como un cruce entre la
psicodelia y Frank Sinatra (en su faceta más pop), aunque en verdad es mucho
más y basta con dejarse imbuir por los primeros acordes, pura instrumentación,
del tema que sirve de apertura, "If not I´ll just die”, para darse cuenta de
que el jazz y los arreglos al estilo de Burt Bacharach van a ser también parte
de los integrantes. Si la forma de cantar (sobria y profunda) ha sido siempre
una característica fundamental del grupo, en este álbum sonará en primer plano
y destacada, como casi nunca hasta ahora, la voz de Kurt Wagner, llegando a
cotas realmente emocionantes como en la romántica “Buttons” o sonar
sobrecogedora en “Kind of”, donde es puro sentimiento.
En un terreno folk-country más clásico se mueven temas como
“The good life (is wasted)”, fuertemente instrumentado y en esta ocasión
mezclando los diferentes ambientes, e instrumentos, que se dan cita, algunos de
ellos opuestos, produce una chocante sensación, muy cercana a la que buscaba en
ocasiones Vic Chesnutt. El deje soul se presenta en composiciones como “Nice
without mercy”, esta vez tratada con un minimalismo de densa profundidad al
estilo de Bonnie “Prince” Billy, o en las emotiva “2B2”, con influjos de M Ward. “Mr. Met” (titulo
original para el disco que por cuestiones de derechos no cuajó), seguramente sea
la canción que de manera más directa se refiere al “homenajeado”, opta por
tomar la forma de un pop elegante y ornamentado.
Aunque suene disparatado lo menos importante es si este
trabajo es mejor o peor en comparación con otros anteriores de Lambchop. Una
cualidad de Kurt Wagner es dotar a su música de una contundente emotividad,
“Mr. M” teniendo a Vic Chesnutt como guía para estas nuevas canciones, consigue
un torrente de sensaciones que llegan directamente al oyente y es capaz de
proporcionar emociones dispares como la calidez o una profunda desazón, y esa es una cualidad
que vale quilates en el mundo de la música y del arte en general.
Kepa Arbizu