Entrevista: Guardafuegos


"Necesito haber vivido lo que estoy contando en una canción".

Por: Kepa Arbizu.

Acostumbrados como nos tenían a tener que degustar su rock americano de elegante y sensible ejecución a pequeños sorbos, es decir, en formatos reducido, la llegada de su primer larga duración, "Un billete con ventana", además de saciar un anhelo esperado, se presenta como un exquisito trabajo donde su lírica no debe guardar ninguna envidia respecto a su sobresaliente embalaje musical. 

Sería fácil, y dentro de lo injusto que es buscar equiparaciones, rastrear el ánima de este repertorio en la profusa escucha de los discos de Lapido, Quique González, Hendrik Röver, Tom Petty o The Jayhawks, pero mucho más honesto resulta señalar la carga emocional, ya sea tentada a decorar escenarios campestres, nacer rodeada de deliciosas melodías o agitada con nervio guitarrero, que ha conquistado la formación catalana. Un resultado digno de tener en cuenta y ser pregonado, para lo que nada mejor que contar con su máximo compositor, Rosendo Hernández, en la tarea de guía para diseccionar este recorrido con con vistas al paisaje.

"Un billete con ventana" es vuestro primer disco largo tras una serie de trabajos de menor extensión. ¿Por qué ha sido el momento ahora de dar el salto al LP, ha sido una cuestión del número de canciones que ya tenías acumulado o la sensación de estar ya preparados? 

Rosendo Hernández: Pues es verdad que se ha hecho esperar, pero en realidad es algo que hubiésemos querido hacer desde nuestro segundo EP, "Mientras todo cambia", y no se trata de una cuestión del número de canciones, porque en realidad siempre se nos han quedado fuera algunas que nos gustaban, que de hecho han aparecido después en otros trabajos. Por ejemplo, "Necesito faltar" y "Enciende una luz" son temas que están desde el principio pero que no grabamos hasta el segundo y tercer disco, respectivamente, Lo mismo pasa con "Haciendo planes" y "Entre tú y yo", que pertenecían a nuestro repertorio desde hace mucho tiempo pero que se quedaron fuera de "Lo que tenga que ser" para ser grabadas posteriormente en acústico aprovechando que empezamos a hacer conciertos bajo ese formato. En definitiva han sido las diversas circunstancias, como los cambios de formación en los primeros años, lo que forzaron a que lo que podrían haber sido LPs en su momento se quedaran en EPs. 

 Vuestro nombre como banda parece hacer mención a esa intención de salvaguardar algo de ese fuego original, pero al mismo tiempo en este disco habéis escogido un "Billete con vistas". ¿Qué tipo de paisajes nuevos estáis buscando? 

R. H.: El título del disco hace referencia a la filosofía que queremos llevar a cabo con este nuevo trabajo: conseguir llegar más allá con nuestras canciones, a todos esos rincones donde aún no habíamos tenido la oportunidad. Por eso tras la salida del álbum hemos empezado una gira peinando buena parte de la Península para que así muchos de los que les guste nuestra música puedan asistir a nuestros conciertos. 

Aunque no hay cambios sustanciales en las directrices e influencias sonoras de este álbum con respecto a sus predecesores, sin embargo suena distinto, especialmente elegante y sutil...

R. H.: Pues ahí no sé qué decirte, la verdad, porque las canciones al final salen como salen, y las grabaciones pues también. Lo cierto es que este disco está grabado en los mismos estudios que el anterior, con el mismo productor y hemos trabajado de la misma forma en el aspecto de la composición, así que ese resultado debe ser causa circunstancial del momento. 

Musicalmente es un trabajo en el que os mostráis desde más "desnudos" a más eléctricos, desde más campestres o roqueros, ¿el hecho de grabar un disco largo os ha favorecido a la hora de mostrar con más amplitud el abanico de posibilidades que alberga vuestro sonido? 

R. H.: Es algo que siempre hemos buscado, tener un abanico amplio de sonoridades dentro de un mismo estilo. En primer lugar porque para nosotros es algo mucho más enriquecedor a la hora de tocar, y en segundo porque creemos que el directo es más agradecido si pasan más cosas. Hay grupos que a mí particularmente me gustan y al verlos en directo, cuando llevan media hora, ya no sé en qué momento han cambiado de canción o si es la misma todo el tiempo. Nosotros intentamos que no nos pase esto, pero también es  todo un arte confeccionar el repertorio, y sólo puedes saber cuál funciona mejor a base de probarlo. 

Si hay un "acento" que identifica vuestro acercamiento al sonido americano es el muy buen gusto por las melodías que manejáis. ¿Es algo que encontráis esencial en vuestra música?

R. H.: Sí, por supuesto, por lo menos para mí la melodía y la letra es lo más importante, también es cierto que es la parte que creo yo, sin desmerecer los arreglos que siempre suman, por supuesto. Creo que si una canción ha de entrar, lo hará a través de la melodía en primer lugar y en segundo por la letra. 

Ya que lo mencionas, ese aspecto lírico es muy destacable en la banda, ¿eres especialmente detallista y perfeccionista en su elaboración?

R. H.: Muchas gracias, se agradece mucho que se reconozca el empeño, porque sí que le doy mucha importancia. Como te decía, para mí una canción es melodía y letra, por lo que paso muchas horas en cada una de ellas, y desde que empecé a componer he buscado contar algo en cada canción. Para mí, si no hay que algo que decir, no hay canción. Envidio a los que son capaces de inventar una historia, escribirla y que les quede creíble, yo necesito haber vivido lo que estoy contando, y se trata más de un inconveniente que de otra cosa, porque al final vives lo que vives y te inspira lo que te inspira. Aunque siempre nos ha quedado alguna canción fuera de cada disco de las que me hubiera gustado tener más compuestas a la hora de cribar, al final esta forma de escribir hace que no sea tan prolífico como me gustaría.

Repetís con Pepo López en las tareas de productor, ¿creéis que su incorporación fue un revulsivo de cara a encarrilar mejor aquello que teníais en mente con este proyecto?

R. H.: Totalmente, no hubo dudas a la hora de repetir, quedamos tan contentos con el trabajo anterior que a la que tuvimos un grupo de canciones listo volvimos a ponerlas en mano de Pepo. Él eleva siempre un poco más cada tema, y además una mirada externa siempre suele ser beneficiosa para el resultado final. 

El disco se abre con una preciosa canción como "Magia", con una letra muy especial que parece dedicada a tu hija y su importancia en tu vida, pero también parece un homenaje a todas esas cosas que son capaces de iluminarnos entre tanta oscuridad. 

R. H.: La historia de este tema viene de una pregunta que me hace mi hija cuando tenía ocho años, y era si yo creía en la magia, y esta canción es la respuesta. En ella hablo de experiencias personales que hemos vivido, adversidades de la vida que superamos y que me hicieron empezar a creer en la magia. 

De hecho diría que uno de los temas que articula el disco es precisamente el de no rendirse, siendo consciente de la pelea constante que supone vivir, tener siempre la esperanza de encontrar una puerta abierta... 

R. H.: Sí, creo que es un tema que articula todo el disco, e incluso te diría que todas la canciones que he escrito desde que empecé a componer. Como se suele decir, mientras hay vida hay esperanza. 

En una canción como "¿Dónde hay que firmar?" pareces señalar al arte, en este caso la música, simbolizada en ese "juego de llaves en forma de estribillos" que siempre llevas, como uno de los elementos que pueden hacernos observar y descifrar la realidad de forma más iluminadora, ¿contiene para ti la música ese poder? 

R. H.: La canción nace de una conversación con una artista, en este caso plástica, mucho más joven que yo que me comentaba que ha de ser muy agotador estar siempre picando piedra, y que no sabía si ella podría seguir de aquí a unos años insistiendo con su "book" de un lado para otro, siempre recibiendo negativas. Yo le di mi visión, y es que creo que cuando alguien se pone a crear es como una droga que difícilmente vas a poder dejar, tenga mayor o menor repercusión, como dice la canción: "Me pasaría así la vida entera. ¿Dónde hay que firmar?". 

En otras canciones te acercas todavía más a ese microcosmos que es la escena rock en nuestras fronteras, una pequeña familia a la que no pareces ofrecer muchas posibilidades de regeneración, ¿crees que, como otras tantas bandas, sois hablantes de un lenguaje que tiende a extinguirse? 

R. H.: Es evidente que este no es nuestro momento, así que quise hacer un homenaje, o autohomenaje, en la canción "Los mismos de siempre" a todos los que llevamos tanto tiempo comprando música y asistiendo a conciertos, descubriendo bandas, etc... Quise hacer un guiño nombrando tres discos, uno de Neil Young, de Los Deltonos y otro de Los Enemigos, que solo puedes saber de qué estoy hablando si eres uno de los nuestros. 

Sin ánimo de desmerecer la originalidad de la banda, y en ese feo gesto que siempre tenemos de buscar referentes, en este disco, más que nunca, me ha parecido observar la figura de Lapido, y por extensión de 091, tanto musicalmente como en su forma de escribir. ¿Lo consideras un referentes? 

R.H.: Más que un feo, me parece un gran halago la comparación. Yo soy muy seguidor de Lapido, pero creo que soy el único miembro de la banda que lo es. Por eso puede ser que se cuele su sombra porque es una gran influencia para mí, pero siendo sincero no entiendo por qué en este disco se ha podido llegar a percibir más su "presencia" porque en realidad he tenido otras épocas más "lapidianas" que cuando compuse las canciones para este disco. Pero si así lo parece, pues bienvenido sea. 

Creo que no vivís exclusivamente de la música ¿hasta qué punto tener otras ocupaciones puede llegar a lastrar el resultado ofrecido por una banda? ¿Crees que en vuestro caso con una plena dedicación al proyecto sería muy diferente su aportación musical? 

 R. H.: Así es, todos tenemos nuestros trabajos y la mayoría también hijos, lo que hace que sea difícil poder alternarlo todo, aunque no imposible. Por supuesto que si tuviéramos plena dedicación a la música podríamos hacer muchas más cosas; componer más, investigar aún más, pero vaya, que yo me conformaría con que nos llevase una oficina management. Con eso ya cambiaría mucho la situación, porque aparte de crear y ensayar hemos de llevar las redes, buscar conciertos, llevar a cabo la producción y hay momentos que dices: esto es de locos. Simplemente con que alguien externo nos llevara el tema de los conciertos ya sería un gran respiro que se notaría a nivel de creatividad, desde luego. 

Siempre hay mucha mística entorno a lo que supone un concierto de rock and roll, pero cada vez más, me temo, hay una clase media de grupos, y hablo en cuanto a popularidad, que sus giras muchas veces ofrecen paisajes poco alentadores, ¿Cómo se lleva embarcarse en la presentación de algo que se ha hecho con tanto mimo y ver qué quizás no siempre en todos los lados tiene la acogida esperada? 

R. H.: Hay que ser consecuentes con el momento que vivimos y dónde vivimos. Quiero pensar que la música que nosotros hacemos en otro época, o en esta misma pero en otro país, por ejemplo en Latinoamérica, tendría más seguidores, pero estamos aquí y ahora e intentamos cuidar nuestro directo para que cada vez que ofrezcamos una actuación dejar una buena impresión entre el público. Porque aunque la música que hagamos nosotros ahora mismo no sea mayoritaria, sí hay gente a la que le gusta, y ese es nuestro objetivo, intentar llegar a esa gente a la que le puede interesar e intentar ganarlos a base de buenas canciones.

Katie Henry: "Get Goin'"


Por: Txema Mañeru.

Está claro que el sello alemán Ruf Records está especializado en el blues-rock eléctrico más actual, aunque también cuenta con unos cuantos artistas veteranos de gran calidad. Es todavía casi más habitual la presencia de muchas mujeres guitarristas (la mayoría también cantantes y compositoras) entre sus publicaciones más frecuentes. Katie Henry ha sido uno de sus últimos fichajes en este sentido, quien ya debutó con el sello hace dos años con un destacado “On My Way”, que pasó también por las páginas de El Giradiscos

La discográfica lleva varios años haciendo su gira del “Blues Caravan” en la que suelen juntar a tres de sus más prometedores nuevos fichajes para así darlos a conocer, básicamente al público alemán y europeo. En ese mismo año, 2022, incorporaron a Henry junto a la explosiva Ghalia Volt y al todavía más prestigioso Will Jacobs , que ingresó también recientemente en el sello. 

Este “Get Goin’” (Ruf Records / Karonte) significa el tercer disco bajo el propio nombre de la estadounidense, aunque el segundo para el sello alemán. La buena recepción del anterior “On My Way” ha supuesto que le pongan en la producción al prestigioso, ya veterano en el sello y más consolidado, Bernard Allison quien ha ayudado en la mayor parte de las composiciones del nuevo disco y que acaba de publicar un recomendable doble compacto de casi 90 minutos titulado “Luther’s Blues”, que es su particular homenaje a su padre, Luther Allison. Desde el año 92, siempre había ido interpretando y tocando canciones de sus padres en todos sus directos y ha metido siempre algunas en sus discos hasta llegar al “Highs & Lows” de hace dos años. Y eso es lo que trae ese doble recopilatorio completando un total de 20 de las mejores y más célebres canciones compuestas por su progenitor. En ellas demuestra su maestría con la guitarra u su versatilidad al cantar, suponiendo así un merecido reconocimiento a la figura paterna. Cabe el blues más clásico, pero también mucho power-blues a lo Stevie Ray Vaughan o baladas preciosas que en muchos casos se acercan, bien, hasta a terrenos soul. 

Pero nuestra intención aquí era la de valorar como se merece ya por sí sola a la joven Katie Henry. “Get Goin’” comienza impecable pro su flamante nuevo single y videoclip titulado "Love Like Kerosene", composición de Scott Sharrard popularizada por el enorme Gregg Allman. Un tema con un trepidante riff repetitivo y envolvente y con un genial piano, generalmente interpretado por la propia Katie, aunque le ayuda con el órgano y teclados varios Eric Cannavaro , quien supone la figura clave en el quinteto de músicos que acompañan a la jefa.  

Se nos muestra más relajada y con finos punteos en su tema "Jump", siendo todavía más lenta, con aires a la mejor Chrissie Hynde, de The Pretenders, una "A Doll’s Heart" en la que brillan tanto su piano como el órgano de Eric. Suelen comparar más la voz de Katie y su sonido con los de Bonnie Raitt, Eva Cassidy, Madeleine Peyroux y Norah Jones, pero en este gran tema yo le veo un estupendo toque a Pretenders, algo más que atractivo y llamativo para la de Nueva Jersey. Bernard Allison le compone la destacada "Clear Vision", una chula e insinuante versión del "Voodoo Woman" de Koko Taylor con destacados teclados y buenos riffs de guitarra de Michael Murauer, miembro destacado de la banda que se encarga también de las mezclas y la masterización del disco. "The Lion’s Den" es un tema ideal para el directo con otro destacado órgano y muy bien cantada y con ritmo que va creciendo sin cesar. "Wake Up Time" es otro buen lento de aromas soul con destacado piano y un estribillo realmente mágico. No extraña que en vivo se haya atrevido con un temazo como el "I Shall Be Released" de Bob Dylan, también con marcados aires soul. 

Entre los temas compuestos a medias por Katie y Allison destacan el "Geto Goin’ Get Gone", un ritmo realmente pegadizo al que sólo parecen faltarle unos potentes vientos en los momentos más álgidos. Bernard le compone también el juguetón, breve y divertido instrumental "Bayou Boogie", de título muy explícito e ideal para arrancar conciertos. Seguro que lo hace en su próxima gira con él. Los dos juntos se encargan también de "Trying" con sus toques funk, sobre todo proporcionados por el bajo de George Moye. Finaliza muy bien con el clásico góspel de Blind Willie Johnson, "Nobody’s Fault But Mine", excelentemente resuelto sólo con su piano y su voz. Buena idea para un tema que elevará la emoción en sus poderosos directos. Artista que sigue en claro ascenso y que nos gustaría ver por estos lares cuanto antes.

Entrevista 15 Aniversario: Quique González


“Las plataformas de streaming tendrían que pagar de una forma mucho más justa a los artistas para que sobrevivan y puedan tener proyectos a medio y largo plazo” 

Quique González es un tipo digno de admiración, un cariño sincero que va más allá de la grandeza de tantas y tantas canciones. Hay en la forma en que ha sabido desarrollar su carrera algo de caballeresco. Sin pleitesías ni concesiones, meditando cada paso, arriesgando, fallando, agarrando la acústica en bares de público incierto hasta lograr el triunfo final. Aguantando golpes en la esquina hasta lanzar el directo al mentón. Todo un máster gratuito, elaborado con jirones de piel propia, puesto al alcance de futuras generaciones que pretendan tener la osadía de dignificar la profesión como hace él. 

Ni en los peores momentos Quique amagó con intentar atajar por el camino fácil, algo que le honra. Asumió, casi desde primera hora, que el alambre, mal que le pese, es un lugar donde el creador de canciones debe sobrevivir, aprendiendo a mantener el equilibrio ante las peores rachas de viento, sin mirar abajo, donde pirañas y tiburones de la industria siempre andan deseosos de cobrar viejas facturas, son los peajes a pagar en esta “Españita” nuestra, donde decir las cosas claras y a la cara no suele gustar a ciertos personajes. 

Pero más allá de las grandes composiciones e integridad, la parte de su personalidad que llega al gran público, también es notorio el excelente trato que brinda a los distintos músicos que le han acompañado a lo largo de estos años y el cariño con que trata y habla de compañeros de profesión, independientemente de la posición que ocupen en el escalafón. Cerrando un círculo perfecto que habla del gran tipo que es Quique González

Por todo ello es un honor poder contar con Quique González para conmemorar nuestro 15 aniversario; brindamos por muchos años más de actitud y grandes canciones en nuestras redondas copas de yate. 

¿Qué valoración general harías de la actual situación del “mundillo” musical? 

Quique: Es una pregunta muy amplia, la verdad. Habría que definir qué es el mundillo: la industria o la escena, aún así es una pregunta complicada. Lo que sé es que la industria ha cambiado radicalmente desde que empecé en esto, es otra cosa. No estoy muy pendiente cómo funciona, ni conozco la escena de la música urbana. Me preocupo más de mi entorno, equipo, banda y del público que viene a los conciertos, que de la escena general. Tengo la sensación que voy un poco por mi camino. Por otro lado, me fastidia un poco que las salas estén siendo tan perseguidas. 

Siempre se ha hablado del directo como último refugio para mantener con vida a las bandas, ¿Crees que hay una red de salas y condiciones favorables a lo largo del Estado? 

Quique: Creo que no se lo ponen fácil a las salas ni a su circuito, pienso que es algo fundamental, no solo para los que llevamos tiempo en esto, sino para que las nuevas bandas de gente joven tengan la visibilidad que se merecen. Pienso que es un error y una putada que las salas en muchas ciudades se trasladen a los polígonos, prefiero que estén en el centro de la ciudad ya que son parte de la escena cultural de las mismas. Me da pena que se las lleven al “ghetto” de los polígonos. El circuito de salas sigue siendo absolutamente fundamental. Hay excepciones como en Barcelona el Apolo que está en el centro de la ciudad. Al llevarlas a las afueras ponen el desplazamiento más complicado para el público. 

¿Cuál es el papel que en ese sentido crees que juega la proliferación de festivales? 

Quique: Ya sabes lo que pienso de los festivales. Hay ciclos donde te tratan muy bien, les importa la música y cuidan de los músicos. También hay otros macrofestivales donde el dinero y el negocio están por encima de la música y de tratar bien a los artistas que hay. Se está dando que muchos festivales han sido comprados por fondos buitres, no creo que sea muy positivo ni para la música ni para los grupos. Tengo la sensación que hay una burbuja de festivales, creo que existen más de los que debería haber. No sé si es un buen objetivo para una banda que empieza que les llamen de X festival, es algo cortoplacista. En mi opinión, el objetivo sería ir sumando público, tocar en salas e ir ganando la fidelidad con la gente. Hay una especie de burbuja que no sé cuándo estallará. No creo que beneficie a la música. Cuando la música es lo que menos importa en un festival significa que no se están haciendo bien las cosas. Insisto, también hay festivales donde se nos trata muy bien, donde no hay 800 grupos en el cartel, pero en los grandes festivales no ocurre esto habitualmente. 

Ahora que la venta de discos es irrisoria, las plataformas siguen robando a los creadores con porcentajes ínfimos por reproducción y en los festivales apenas se paga a los artistas más minoritarios, salvo honrosas excepciones. ¿Por dónde pasa la durabilidad de los proyectos y las carreras de larga duración? 

Quique: El camino será difícil, nunca ha sido fácil en esto. Estoy de acuerdo contigo en que las plataformas de streaming tendrían que pagar de una forma mucho más justa a los artistas para que sobrevivan y puedan tener proyectos a medio y largo plazo. Vivimos en unos tiempos en que el consumo rápido, la inmediatez, no beneficia en absoluto a la creación. 

A la hora de disfrutar de la música como oyente, ¿prefieres acercarte a los clásicos con los que te hiciste melómano/a o bien prefieres escuchar propuestas novedosas? ¿Por qué? 

Quique: Sigo escuchando discos clásicos que han significado mucho para mi vida. También estoy pendiente de los nuevos lanzamientos, hay gente muy buena y joven que está haciendo música realmente valiosa, canciones que creo que se van a quedar por lo menos en mi memoria. Sí que es cierto que me siguen interesando dentro de las nuevas propuestas artistas relacionados con los clásicos, dándoles un giro. Hay gente haciendo muy buena música, aunque es verdad que siguen estando al margen del cartel. A día de hoy parece que la música urbana, que como dije desconozco, está teniendo más protagonismo que el resto de estilos. No me interesa mucho, no veo grandes canciones ni algo realmente novedoso, pero bueno, cuando ha conectado con las nuevas generaciones será por algo. Igual me estoy perdiendo algo importante, pero todavía me quedan muchos discos por descubrir de los años setenta, mi época favorita de la música, algo que me interesa más que la música urbana con la que no conecto nada. 

Todo oyente tiene algún secreto no confesable de bandas y/o músicos que le emocionan y que no suelen estar bien vistas, ¿Cuáles serían los tuyos/vuestros y por qué? 

Quique: No tengo ningún complejo, escucho la música que me gusta sin prejuzgar. No me siento culpable por escuchar músicas que le gusta a la mayoría de la gente y que son denostadas. Es una sensación que tiene más que ver con una moda. Hace no tanto la gente hablaba muy mal de Dire Straits, que a mí me parece un grupazo, y Mark Knoppler me parece un súper artista. Sé que no es nada cool decir que te gusta José Luis Perales, pero a mí me parece un autor fundamental en la música española, no entiendo por qué tiene que ser denostado. 

¿Cuál fue ese primer contacto con la música que te empujó a dedicarte a ella? 

Quique: En casa mi madre escuchaba muchísimo a José Luis Perales, por ejemplo. Mi padre era muy musiquero, en navidad siempre caía algún grandes éxitos. Con 18-19 escuchaba desde AC/DC, Tequila… música compartida con mis amigos, con quienes a través del boca-oreja descubría muchas canciones.

Cita cinco nombres básicos en tu reproductor en los últimos meses. 

Quique:
Pues mira…voy a abrir a ver qué pillo por aquí. Me gustan mucho las últimas canciones de Blitzen Traper y el último disco de Daniel Romano, también, me ha encantado. El de Gorka Urbizu me parece espectacular. 

¿Qué artistas malditos, minoritarios o relativamente novedosos nos recomendarías encarecidamente no perder de vista? 

Quique: No lo sé… soy muy fan de Fabián D Cuesta, siempre tiene menos difusión de la que merecería. Me gusta muchísimo el último disco de Jero Romero, “Plantas de Interior”, la canción que abre el álbum, me parece la más emocionante que he escuchado en los últimos años, considero que deberían haberle prestado más atención. Nadia Álvarez también llama mucho mi atención. Y mi socio César Pop y Raúl Bernal, ambos hacen buenas canciones. Vaya musicazos. Hay gente haciendo muy buena música, ya te digo. 

Quique, eres una de las figuras más señeras de nuestro rock, has pasado por todo tipo de situaciones. ¿Qué consejo le darías a alguien que quiera vivir de la música?

Quique: Que sea constante y no abandone antes de tiempo. Que trate de hacer las canciones que le salgan sin pensar en lo inmediato. Este es un oficio muy inestable con mucha incertidumbre, con muchos picos y valles, pero creo que la constancia y la entrega, el cariño que pones a las cosas, es clave para que después de unos cuantos años acabes teniendo algo sólido. 

¿Qué recuerdos positivos te han quedado de las épocas más complicadas de tu andadura? 

Quique: Pasa el tiempo y tengo la sensación que tampoco ha sido demasiado duro. Todo tiene un sentido. He sido muy impulsivo en algunos momentos, cosa que no ha jugado siempre a mi favor. Sobre todo estoy agradecido a la gente con la que he trabajado, a los músicos con los que he tocado en las distintas bandas que he tenido. Me siento un privilegiado por la lealtad, fidelidad y constancia que ha tenido el público que ha venido sumándose a lo largo de estos años. Tengo agradecimiento más que resentimiento con las cosas que han pasado. 

¿Cuál es el primer recuerdo que tienes de nuestra revista digital? 

Quique: Os sigo desde hace años, creo que lo hacéis muy bien. No recuerdo el primer contacto, pero sois una referencia. Os doy las gracias por todos estos años, los comentarios que me habéis hecho y por las atenciones que habéis brindado a mi música. Tengo mucho agradecimiento. 

¿Qué valoración haces de nuestra evolución como web asentada dentro de la oferta de prensa musical, nacional y gratuita? ¿Qué es lo que más te gusta de El Giradiscos? ¿Y lo que más te irrita? 

Quique: No soy yo quien deba criticar. Admiro la constancia que habéis tenido en un mundo tan complicado como el del periodismo musical de nuestro país. No suele haber mucha variedad. Valoro vuestra resistencia y cariño a la música, también la falta de integrismo. Siempre habéis estado abiertos a músicas distintas. 

Espacio libre para una felicitación, crítica o lo que venga en gana… 

Quique: Muchas felicidades por todos estos años. Espero que nos sigamos acompañando, cada uno desde su lado en los años que vienen. Aquí me tenéis para lo que queráis, como siempre.

Mourn: “The Avoider”


Por: Txema Mañeru.

Las Mourn fueron una bocanada de aire fresco cuando aparecieron en el panorama alternativo a comienzos de la pasada década y sin haber cumplido aún la mayoría de edad. Eso no les impidió destacar pronto y firmar por el prestigioso sello neoyorquino Captured Tracks con los que han grabado 4 discos anteriormente. Yo les descubrí en 2018 con “Sorpresa Familia” y no he dejado de seguirlas desde entonces. Y eso que han girado por los USA, Europa o Japón, casi más que por aquí. En sus comienzos era muy usual que se citara en sus reseñas a artistas como Sleater-Kinney, Throwing Muses, PJ Harvey, Mujeres, Pixies, Berri Txarrak, Fugazi. Guided By Voices o Belako. En general, son unas enamoradas del sonido alternativo americano de los años 90, aunque cada vez siguen sonando más a ellas mismas. Siempre mostraron una gran capacidad instrumental, pese a su edad, y han seguido mejorando en ello. Pero es que además, en "The Avoider" (Montgrí / Cielos Estrellados), han conseguido firmar algunas de sus mejores letras hasta la fecha con una calidad realmente envidiable. 

El disco comienza estupendamente con "Endless Looping", un tema trepidante de guitarras y voces esplendorosas que nos trae a la mente, sí, a las mejores Sleater-Kinney. Pero es que luego viene un rotundo single como es "Could Be Friends" que te hará amigo/a de ellas si no lo eras hasta la fecha. Comienza esplendoroso y muy Lemonheads prácticamente ya con un estribillo que luego se repite y que te dan ganas de corear a saco con ellas. Tiene un videoclip que realmente merece la pena visionar. 

En la cara B tenemos otro single de escucha obligada como es "Aftertaste". Otro mágico estribillo y buenas guitarras melódicas que firmarían casi los mejores Superchunk. Por en medio hay muchas más joyas destacadas como el nocturno tema "At Midnight" que, pese a ser el más largo, no llega a los 4 minutos y también cuenta con una destacada y más que agradable melodía. El resto de temas oscila entre los dos minutitos y los 3 y medio. Ideas y ejecución claras. El tema titular tiene algo de electrónica y ecos ochenteros que recuerdan incluso a Siouxie & The Banshees, con unos teclados realmente atractivos, variados y juguetones. Sorprendente resulta la calmada "Truck Driver", con un bajo gomoso, unas guitarras ariscas y una voz más melódica. Una gozada también es el magnífico cierre de la cara A con "Headache" que es una gran medicina para quitar el dolor de cabeza a base de punk agresivo con guitarras casi no-wave y una especie de estribillo en el que parecen acercarse a los más aguerridos y anárquicos Pixies y unos solos de guitarra dignos de James Chance & The Contortions

La cara B arranca estupenda con "Heal Hill", otro tema lento dominado por las guitarras acústicas y las voces con eco que recuerdan a la más íntima PJ Harvey o incluso al bueno de Elliott Smith. Sigue la hermosa "Du Er He"’ en la misma estela pausada, pero ahora con dominio de las guitarras eléctricas. Nuevamente interesante electrónica y cuidados arreglos con muy buen sonido en "Wasted Day", otra vez con sus magníficas dobles o triples voces corales. Finalizan por todo lo alto con una chulísima "Scepter" y sus uitarras que pelean entre el grunge y dream-pop con una agradable melodía vocal y otro estribillo que te golpea desde su trabajada letra. Una mezcla entre Mudhoney y Slowdive donde finalmente se impone la personalidad de unas Mourn que cada vez suenan más a ellas mismas porque tienen un amplísimo background musical muy bien asimilado. 

No queremos dejar la ocasión sin destacar el estupendo artwork del trabajo a cargo de la propia Carla y el destacado diseño con la firma de Tomeu Mulet. Además de Carla, en la banda siguen las hijas de Ramón Rodríguez (The New Raemon), Jazz y Leia. Todas ellas nos hablan de gritos de socorro y desesperación y bastante de eso hay en sus poéticas historias sobre los miedos y angustias que atenazan a muchos jóvenes y a bastantes que no lo son tanto. Es por eso que la flamante funda interior que guarda el vinilo trae una foto gigante y también todas esas destacadas letras impresas. Disco mayúsculo de una formación en continua progresión y todavía en plena juventud que figurará el próximo año entre los destacados de este 2024 que comienza.

Luis Fercán entre postales


Sala Rock and Blues, Zaragoza. Jueves 21 de marzo de 2024

Texto y fotografías: Javier Capapé.

En estos momentos de prisas y mil imágenes en un click, conviene parar y esperar. Necesitamos darnos el lujo de escuchar el silencio y detenernos por un instante concentrando el foco en lo que nos sostiene. Esta es probablemente la mejor manera de definir hoy un concierto del santiagués Luis Fercán. Pura sutileza de principio a fin. Intensidad desde la delicadeza. Dejando espacio, sintiendo la espera y deteniéndose en cada palabra, en cada acorde velado. 

El formato que presenciamos el pasado jueves en la sala Rock and Blues de Zaragoza nos ofreció a un Luis en solitario, muy discreto y prudente, midiendo cada gesto, sin nada más que un micrófono de ambiente que recogía su voz y su guitarra, sin amplificar. Con esa sencilla sonorización todo podría perderse en el aire, pero el silencio y el respeto destacó en la sala para hacer de este concierto una experiencia trascendente. 

De menos a más, pero siempre destacando la sutileza que desprendía Fercán en cada acorde rasgado con suma delicadeza y en cada fraseo vocal, contenido por momentos y desgarrado en otros. Estos matices más sutiles, como si estuviera acariciando las canciones, se lograron gracias a la sonorización comentada, que sin lugar a dudas es uno de los valores a destacar en esta gira en el caso de que veamos a Luis Fercán en solitario, porque también habrá conciertos con banda y, como es de suponer, en esos tendrá que afrontar el sonido de forma muy diferente. Por eso mismo es un lujo poder verle en este formato, que resalta la interpretación como si estuviese él mismo frente al papel en blanco. 

Esa intimidad por encima de todo, que se convirtió en el espíritu del concierto, se dejó ver desde que interpretase con sumo cuidado "Una señal" al comienzo, mostrando claramente el protagonismo del maravilloso "Postales perdidas" en la velada. "Medias rotas" descargó la culpa en los presentes, permitiendo que la dureza del texto se tornase más ligera. Cuando el dolor es compartido, duele menos, y todos los presentes estábamos dispuestos a compartirlo con un Luis que desprendía honestidad en cada palabra y gesto. "Ella" sonó más sincera que nunca desde la fraternidad que se vivía en la sala, volviendo a encogernos el corazón en su tramo final, y "Dime qué hago" (junto con "Ella" las únicas canciones que rescató de su debut) nos acunó con mucha más delicadeza que en su versión original. 

Hubo también momentos para aclarar los motivos que le llevaron a la composición de canciones como "Temple bar" (una de sus favoritas en su último disco) o "Airecillo", en la que nos sumergió en el ambiente de esa "casa vacía" donde grabó con Nacho Mur un disco que, según él, es el más especial que ha hecho y quizá sea el que mejor aguante el paso del tiempo, con el que se le recordará. Nos habló de esa casa construida por su abuelo en la que quiso grabar para impregnar a las canciones de ese halo tan especial que flota en su interior, como el espíritu que las unifica, y especialmente se detuvo en "Airecillo" porque nos dijo que captaba lo que quería con ese disco perfectamente, el sonido que perseguía con su productor (el mismo que el de "Postales perdidas") y que ha conseguido que le defina, además de declararse enamorado de esta canción, señalando que si tuviera que presentarse solo con una sería con ésta. 

Con "Ahí atrás (miedo en el mar)" hizo referencia al pasado como lugar al que agarrarse como asidero. Más ligera se nos presentó "Color miel", pero rápidamente volvió la intensidad emocional con "Tu recuerdo (verde otoño)" y "Mesa para dos". 

Cuando el tiempo vuela es porque el momento es vivido con gran intensidad. Y eso nos pasó en la noche compartida con Luis Fercán. Al llegar a una de sus canciones más queridas, como es "El Palmar", nos percatamos (y el propio Luis lo confirmó) que esto iba llegando al final. Pero con un ambiente cargado de tanta magia las despedidas son algo que cuesta aceptar. Así pues, Luis nos dijo que no haría bises, que tocaría las últimas tres canciones sin tener que salir y entrar del escenario, y de esa manera encaró "Frío al verte" (su pequeño homenaje estilístico al "Wildflowers" de Tom Petty), "110" (a la que agradeció ser el motivo para continuar en la música tras un momento de crisis en el que iba a abandonar todo y con la que empezó a sentir que la acogida general estaba cambiando) y "Busco" (con esas referencias tan directas al creador en marcha y continua búsqueda). Pero la más especial de estas últimas fue "110", en la que desnudó los motivos de su composición y se decidió cantarla entre el público, sin la distancia del escenario. De tú a tú. 

La noche se cerró de la mejor de las maneras con un Luis agradecido por el respeto del público durante todo el concierto (tanto que a veces costaba corear con él las canciones por no romper esa intimidad), así como por entender el formato en el que valen más los espacios entre notas, la caricia en la entonación o la sutileza en las formas que el desgarro y la potencia marcada. En un músico que se ofrece siempre con crudeza y un cantar aguerrido, el optar por el reposo es ya de por sí un riesgo y a la vez un gran regalo que conmueve al que se atreve a soñar entre sus canciones, a sentirse tan tocado como vivo. Como él mismo comentó, manda postales a aquellos que se lo piden en sus conciertos a modo de guiño hacia este disco y mostrándose de esta forma más cerca de su público. Valga esta crónica como nuestra postal de retorno, porque nosotros quedamos colmados con sus generosos envíos.

Pablo Cerezal: “Diego Vasallo, trayectoria de una ola”


Por: Javier González. 

No es fácil acercarse a Diego Vasallo, ya sabrá el lector iniciado, el paseante de sendas musicales poco transitadas, que su faceta artística tiene algo de esquivo desde hace décadas. Quizás sea el peaje a pagar tras ascender a los cielos del bien entendido éxito en plena juventud con rotundidad y alevosía. O tan solo la libre elección de aquel que prefiere comprar tiempo sin necesidad de anudar firme la soga de esta carrera de ratas llamada música. Tiempo para reflexionar, disfrutar del silencio y esperar que la inspiración haga una visita furtiva donde, tal vez, por azar regale el buen trazo de un pincel, una frase ingeniosa y la enésima fotografía digna de enmarcar. Rasgar unos acordes, modular la voz y purgar unos cuantos fantasmas. Escribir otra tonada pantanosa y con espinas para unos pocos. O al menos intentarlo. Vivir la experiencia contemplativa mientras se existe y se crea. Con total acierto, cosa solo al alcance de los elegidos. 

Tampoco es sencillo escribir un libro que no es un libro al uso, ni una novela, ni un poema, mucho menos una biografía, tan manoseadas y casi prostituidas, salvo honrosas excepciones, en estos días. Ni tan siquiera un conjunto de páginas que pretendan servir de acercamiento indiscreto, casi voyeur, a la forma en que un autor multidisciplinar se enfrenta a la creación, al hecho artístico, introduciendo al espectador en los lugares del crimen, ya sea un estudio de pintura, un bar del centro de Madrid o un paseo por las calles y bares de San Sebastián u Hondarribia. No es fácil definirlo. ¿El problema para hacerlo? Que va más allá de todo encerrando una pizca de cada. 

Lo realmente complicado es plasmar en un conjunto de hojas un viaje emocional donde el protagonista, toda su obra más bien, y aquellos procesos que la hacen ver la luz se funden por momentos en uno. Las reflexiones se cruzan, en ocasiones se mezclan, sin afectar al mensaje. Hay conversación, guiños comunes, silencios que ensordecen al ruido, clarificadores y referencias, referentes más bien, que se deben anotar para devorar de nuevo. De Cioran a Rafael Berrio, con parada en Nick Cave y otras deidades de carne y hueso. Místicos existenciales, personas que habitan nuestro mundo en estadios inalcanzables para el común de los mortales. No hay puntada sin hilo. No la hay, como no la hay en las canciones de Vasallo, tampoco las hay en las palabras de Cerezal

En dichas coordenadas se mueve “Diego Vasallo, trayectoria de una ola”, firmado por Pablo Cerezal, fabuloso escritor underground de sobrado bagaje, que ahora rubrica este fenomenal volumen de manera independiente al abrigo de Parkour Poético, editorial creada exprofeso para la ocasión, con la pretensión de ser cobijo para libros de calado en busca del ideal romántico de dotar a la labor editorial de una cierta justicia social para con los creadores, donde el autor consigue acompañar en parte del viaje a uno de los pocos autores valientes que quedan en nuestra música contemporánea; haciéndolo con inteligencia, sin repetir fórmulas quemadas ya, encontrando una empatía, no buscada, que solamente hallan quienes en silencio manejan un lenguaje común, logrando salir victorioso del envite para regalarnos un libro sentido y emocional que es mucho más que un acercamiento a Diego Vasallo, su vida y experiencia compositiva a través del arte, es un manual de supervivencia en tiempos modernos para personas con un mínimo de sensibilidad y a(c-p)titudes creativas.

Th’ Losin Streaks: “Last House”


Por: Txema Mañeru.

Este cuarteto de Sacramento se consolida con este estupendo tercer disco. Yo los descubrí hace un lustro con el estupendo “This Band Will Self-Destruct In T-Minus” (Slovenly Recordings) y su freak-beat punk salvaje que lo era hasta en su genial, destructiva y nihilista portada (yo que tú lo conseguía en vinilo, al igual que este nuevo trabajo)- Pero para entonces ya llevaban años dando guerra. De hecho debutaron bastantes años atrás, hace dos décadas, con “Sounds Of Violence”. Ahí contaron ya con la bendición del mismísimo Tim Warren (Crypt Records)., quien les ha vuelto a masterizar este nuevo disco que suena mejor que nunca y con la misma frescura de sus comienzos.

Siempre se han rodeado de prestigiosos músicos y productores, y ahora les ha producido el gran Tim Green (Nation of Ulysses, Fucking Champs) que igualmente les ha ayudado con el piano en varios temas y cuentan además con la presencia de Anton Barbeau, un genio del pop psicodélico a lo Robyn Hitchcock, Julian Cope o Syd Barrett, que ha trabajado con The Bevis Frond o The Loud Family. Aquí ha metido su órgano ácido Vox Super Continental en bastantes temas y nos ha traído recuerdos al garage-punk y al vetusto rhytmn and blues de los Sonics, Cynics, Them o Troggs, entre otros. 

Estos cuatro canallas habían militado antes en bandas de garage y rhtymn and blues de California como Trouble Makers, The Shruggs, Zodiac Killers o Groovie Ghoulies, y arrancan su actual álbum con una salvajada al estilo del "Wild Thing" de los Troggs, pero también con ecos a sus adorados Sonics. Un tema contagioso con destacados punteos y coros y en el que ya brilla ese Vox de Anton Barbeau. Su título, "I Mean You". Tim Foster vuelve a cantar como un energúmeno en "Me’n’z" con riffs salvajes y chillidos espeluznantes.

odos los temas llevan la autoría de los 4 miembros del grupo excepto su buena versión del "It’s Your Time", de sus también queridos, The Weeds. Relajan algo su sonido garagero en "Last House On The Block", con un ritmo a piñón fijo y buenos riffs. Es uno de los dos temas que supera la casi infranqueable barrera de los cuatro minutos y aprovechan para que Mike Farrell se marque algunos de los más poderosos solos del disco. Sigue el guapo single y videoclip titulado "The Slink" en forma de instrumental arrollador para abrir o cerrar conciertos. "Like To Be Your Man" es otro brutal rhytmn and blues que nos traen de vuelta a la vida a los Them, los Downliners Sect o los Sonics. Cierran la cara A con "Shiver And Shak" y sus coros macarras sobre riffs punzantes y con unos punteos graves de Farrell que no paran de ametrallarte. 

La cara B se abre con una de las cumbres del disco. Su título es "Cooler Heads" y en ella se encuentran el guapo órgano de Barbeau y el piano de Green. También repiten ambos en "Dyer Lane", un tema instrumental más oscuro con ecos entre The Cramps y Cynics. De nuevo regresan al freak-beat r’n’r con "Well I Never", canción que nos trae ecos también hasta de los Ramones. "Secret Love" es un single en potencia en forma de rhytmn and blues salvaje a lo Sonics con guapos coros y un zumbido prácticamente constante en sus dos guitarras. Me flipa "Rue de Montreuil"y su estupenda armónica rodeada de buenos punteos y aromas que van hasta los primeros The Who pasando por los Dr. Feelgood de Wilko Johnson. Acaban con un bueno lento más pop como es "For a While" que tiene hasta un guapo toque folk-rock psych a lo Turtles. Cuentan con un tema extra en la edición digital titulado "Mangalore", otro instrumental muy guitarrero y claramente deudor del mejor Link Wray, que es otro de sus músicos favoritos de siempre. Buen gusto, desde luego. Otra vez con preciosa portada en tres colores, azul, blanco y negro, con las fotos de su colega, Al Sobrante, leyenda del punk de la Bay Area, este álbum sólo nos incita a clamar por que vengan pronto por estos lares, por favor.

Entrevistas 15 Aniversario: Carmen S. Ulla (Limbo Starr)


“Los medios siguen teniendo un papel crucial en la visibilidad de los artistas” .

Si a Carmen S. Ulla le juntas a David López, el resultado final de la ecuación te dará un nombre concreto: Limbo Starr; uno de nuestros sellos independientes más valorados y queridos. El motivo es sencillo, siguen formando parte de la resistencia sonora, aquella que apuesta con mimo y tesón por proyectos pequeños, notables en calidad e interés, con los que en ocasiones rompen los tradicionales esquemas del frío capitalismo, saltando barreras para llegar a colarse ante grandes audiencias y conocer cotas de visibilidad cercanas al éxito, como ya hicieran tiempo atrás de la mano de Nacho Vegas y más recientemente con bandas como Camellos o El Mató a un Policía Motorizado

En el trato puramente laboral es un placer trabajar con ellos, siempre han estado dispuestos a facilitar discos, entrevistas y no han titubeado a la hora de llegar a embarcarse en alguna que otra aventura loca junto a nosotros, por lo que se nos ocurrió que debíamos invitarles a participar en nuestro 15 aniversario.

La encargada de hacerlo es Carmen, no porque David no estuviera dispuesto a lanzarse, más bien fue petición de El Giradiscos. A lo largo de estas entrevistas estamos tratando de lograr una sufrida paridad, cosa que está resultando harto complicada de conseguir, ya sea porque hay menos mujeres en la industria, cosa muy cierta, o quizás porque no estemos tocando las puertas correctas. 

Sea como fuere, por una cuestión u otra, nos es indiferente, creemos que Carmen presenta un perfil de lo más interesante, pues, independientemente de su sexo, capitanea un proyecto underground de larga trayectoria, está dotada de una visión de lo más personal y encierra un bagaje en la música que rozaría el rancio abolengo de existir algo tan noble en nuestro panorama. En definitiva, que es un placer que hoy sea ella la invitada a este humilde festejo porque es una auténtica jefaza.

¿Qué valoración general harías de la actual situación del “mundillo” musical? 

Carmen: Por un lado, el streaming ha transformado la forma en que accedemos a la música. Tener -casi- toda la música grabada al alcance de nuestras manos es un sueño hecho realidad. Sería ideal una remuneración más equitativa, pero no hay que olvidar de donde venimos: hubo una época en que las descargas ilegales eran la norma, y los sellos, aunque impotentes y desprotegidos, luchamos por seguir produciendo música manteniendo vivo el formato físico. Personalmente me resisto a hacerlo todo con un teléfono o un ordenador. Uso las plataformas para descubrir artistas, pero encuentro mucho más satisfactorio escuchar un vinilo entero. Por otro lado, gracias a las redes sociales los artistas tienen la oportunidad de conectarse con su público de maneras que antes eran impensables. ¿Esto es bueno? Sí, claro, pero para mí en algunos casos hace que se pierda un poco el misterio. Los medios siguen teniendo un papel crucial en la visibilidad de los artistas, sin embargo, también es importante reconocer que el exceso de oferta dificulta destacar entre tanta propuesta.

Siempre se ha hablado del directo como último refugio para mantener con vida a las bandas, ¿Crees que hay una red de salas y condiciones favorables a lo largo del Estado? 

Carmen: Se me vienen a la cabeza un montón de salas y locales chulos. Creo que se puede montar una gira muy digna tocando en casi todos los territorios. Otra cosa es que le salga rentable a según qué artista. Es lógico y tentador salir de gira, pero no es viable para todos. 

¿Cuál es el papel que en ese sentido crees que juega la proliferación de festivales? 

Carmen: Los festivales son parques temáticos para amantes de la música y la diversión, y los grupos arden en deseos de tocar en ellos. Pero hay que entender el entorno, dónde se va a tocar y qué se va a ofrecer. No se trata solo de música, y no es para todo el mundo. 

Ahora que la venta de discos es irrisoria, las plataformas siguen robando a los creadores con porcentajes ínfimos por reproducción y en los festivales apenas se paga a los artistas más minoritarios, salvo honrosas excepciones. ¿Por dónde pasa la durabilidad de los proyectos y las carreras de larga duración? 

Carmen: Sobre todo en enfocar sus energías en definir su propuesta artística. Tener canciones, imagen, determinación, buen directo y, fundamental, alguien detrás que lo promueva, oriente, proyecte y empuje. 

A la hora de disfrutar de la música como oyente, ¿prefieres acercarte a los clásicos con los que te hiciste melómano/a o bien prefieres escuchar propuestas novedosas? ¿Por qué? 

Carmen: Me encanta tanto conocer bandas nuevas, como seguir escuchando aquellas que me han acompañado a lo largo de los años y me hacen sentir bien. También descubrir joyas ocultas del pasado. 

Todo oyente tiene algún secreto no confesable de bandas y/o músicos que le emocionan y que no suelen estar bien vistas, ¿Cuáles serían los tuyos/vuestros y por qué?

Carmen: No sé, creo que cada grupo que he escuchado tenía sentido en su momento. Ahora, por ejemplo, no creo que disfrutase de igual manera a The Cult, Ultravox o Yes. 

¿Cuál fue ese primer contacto con la música que te empujó a dedicarte a ella? 

Carmen: Conocer a David (López), mi compañero de vida y mi mitad en todo. Su pasión y dedicación por la música me arrollaron por completo. Por otro lado, la influencia musical siempre estuvo muy presente en mi casa. Mi madre, María Jose Ulla, fue parte del primer conjunto vocal femenino español, Las Chic, ideado y representado por mi padre, Jose Antonio Plaza. Publicaron un par de EP en Hispavox con composiciones de Augusto Algueró y arreglos de Trabuchelli. 

Cita cinco nombres básicos en tu reproductor en los últimos meses. 

Carmen: Mitski, Stephen Malkmus, PJ Harvey, MGMT, Mazzy Star 

¿Qué artistas malditos, minoritarios o relativamente novedosos nos recomendarías encarecidamente no perder de vista? 

Carmen: Siempre es bueno tener los oídos abiertos a nuevas bandas sin dejarse llevar por su nivel de popularidad, pero tampoco te podría recomendar ninguna como imperdible. 

Carmen eres una de las figuras visibles de Limbo Starr, una de nuestras independientes con más solera. ¿Cuál es el secreto para estar tantos años peleando a la contra? 

Carmen: Pues supongo que hacer las cosas de verdad, a tu manera y llevarlo hasta el final. 

De entre todos los discos que habéis editado. ¿Con cuál o cuáles te quedas y por qué? 

Carmen: Por especiales y por lo que supusieron, los dos primeros, en cuanto a que fueron con los que iniciamos nuestra andadura, Actos inexplicables, el álbum debut de Nacho Vegas, y Bidimensional, el primer EP de Maga. También con lo que viene, el nuevo álbum de Biela. Y por el camino, con todos los demás: todo Tachenko, Reina Republicana, El mató, Camellos… Hay buena mandanga ahí, e invito a todos a que los descubran, que para eso los publicamos. (Risas) 

¿Cuál es el primer recuerdo que tienes de nuestra revista digital? 

Carmen: Vuestro nombre siempre me pareció muy chulo, y David tiene un muy grato recuerdo cuando visitaron vuestras dependencias con Franc3s. 

¿Qué valoración haces de nuestra evolución como web asentada dentro de la oferta de prensa musical, nacional y gratuita? ¿Qué es lo que más te gusta de El Giradiscos? ¿Y lo que más te irrita? 

Carmen: No hombre, irritar nada. Quizá le daría una vueltecita al diseño. Y gustar, vuestra pasión por difundir la música, la constancia, el eclecticismo bien entendido -en contraposición al batiburillo- y la cercanía. 

Espacio libre para una felicitación, crítica o lo que venga en gana… 

Carmen: Felicito a Quincy Jones por haber producido "We are the World", entre otras canciones pegadizas con gancho. Critico a todos los “Koldos” del mundo, y ¡brindo con vosotros por otros quince años más!